Ayuda

Nuño García de Toreno

Biografía

García de Toreno, Nuño. Sevilla, s. m. s. XV – ?, 1526. Cartógrafo.

También citado como García Torreño, algunos autores afirman que era sevillano. Colaborador de Américo Vespucci a partir de 1508 y hábil iluminador de pergaminos, fue nombrado maestro de hacer cartas en la Casa de la Contratación de Sevilla en 1519, donde desarrolló una importante labor cartográfica.

Ese mismo año había elaborado veinticinco cartas para el viaje de Magallanes, trece por orden de Faleiro y doce que le encargó Magallanes, y un plano esférico para Carlos I; también fabricó dos agujas de marear y en atención a sus méritos recibió el nombramiento, por cédula de 3 de septiembre de 1519. Con García Toreno y Juan Vespucio, en la Casa de la Contratación trabajó también en el trazado de cartas para la expedición de Magallanes el portugués Diego Ribero, llegado a Sevilla el 10 de agosto de 1519, poco antes de zarpar las naves. La puesta en marcha de ese proyecto originó en la institución sevillana un notable desarrollo en el trazado de las cartas de marear, en el que García de Toreno participó muy activamente.

En 1522 dibujó una carta de la parte meridional de Asia, que se guarda en la Biblioteca de Turín. Es una pequeña carta en pergamino en forma rectangular, en buen estado de conservación. El título aparece en el ángulo superior izquierdo, en sentido norte-sur según la costumbre ya establecida en las cartas portulanas: “Fue fecha en la noble villa de Valladolid por Nuño Çarcía de Toreno, piloto y maestro de cartas de navegar de Su Majestad, Año 1522”, con la información traída por Juan Sebastián Elcano, el 6 de septiembre de 1522, al mando de la nao Victoria. Incluye las islas Molucas, o del Maluco, situadas al este del antimeridiano de demarcación del Tratado de Tordesillas.

Como la carta no comprende el estrecho de Magallanes, algunos autores opinan que es parte de otra de mayor amplitud geográfica. No obstante, sostienen Cerezo y Martín-Merás, una observación atenta de los límites de encuadre ofrece criterios válidos para afirmar que es una carta completa. El sistema de rumbos, organizado alrededor de una rosa central colocada en el golfo de Bengala, viene a reafirmar esta opinión.

Está señalado el Ecuador con una línea roja, así como la línea de demarcación que lleva el siguiente título en letras capitales “Línea divisionis castellanorum et portugalliensium”, atravesando la isla de Sumatra y la península de Indochina, según las informaciones que había traído Elcano; al lado de esta línea aparece una escala de latitudes que va de los 41º S a los 30º N, y también figuran elementos ptolemaicos. La premura con que fue elaborada en la misma Corte, en Valladolid, indica que la principal motivación de su trazado reside en el interés del Monarca por conocer la posición de las Molucas, ante el inevitable litigio con Portugal, que se preveía inmediato.

La carta está bellamente decorada, con gran riqueza de colorido. Aparece dibujada la torre de Babel en Mesopotamia, ciudades y diversos reyes con los atributos de su realeza. Los cinco navíos, con las banderas de Castilla y León representan probablemente la armada de Magallanes. Es la única carta firmada por Nuño García de Toreno, que añade a su valor histórico el hecho de presentar las Molucas situadas en aguas de la demarcación española, coincidente con las ideas expuestas por Magallanes para convencer al monarca español y a su Consejo de Indias; estimación errónea, como se demostrará muy posteriormente, porque la posición del “antimeridiano” de Tordesillas está mucho más al oeste que la establecida por aquél. El cosmógrafo de la expedición, Andrés de San Martín, murió en la batalla de Cebú, el 1 de mayo de 1521, lo que impidió que pudiera calcular la longitud de las Molucas por métodos astronómicos; los pilotos situaron el antimeridiano a estima, como era habitual. Representa la zona geográfica que abarcaba el último padrón de los seis que componían la carta universal, y afirma Martín-Merás que fue regalado por Carlos V a su cuñada Beatriz de Portugal, esposa de Carlos II de Saboya.

Señala Cerezo que algunos autores atribuyen a García de Toreno una carta mapa-mundi anónima, conocida como Carta de Turín de 1523, que, sin embargo, es atribuida por Maghaghi a Juan Vespucio, lo cual es posible, pero también se aprecian perfiles y rasgos ornamentales propios de García de Toreno, maestro de Juan Vespucio y de Diego Ribero, con quienes componía en esa época la elite de la casa de la Contratación en la maestría de hacer cartas. Además, hace notar que los componentes cartológicos de las cartas de Turín y Salviati son los mismos, basados en dos circunferencias directrices tangentes en la línea equinoccial sobre América del Sur, una coincidencia que abona, al menos, la influencia de García de Toreno en el trazado de la de Turín. En lo que respecta a América representa Florida, en forma de isla, y el golfo de México hasta el sur de América, incluido el estrecho de Magallanes. La figura de la costa de Brasil, orientada en dirección nordeste-sudoeste, contrasta con los trazados de origen portugués, de dirección norte-sur, e incluso inclinada hacia el sudeste, como las de Caveiro y Cantino. Se conserva en la Biblioteca de Turín.

Fernández Navarrete cita también cartas elaboradas para el viaje de García Jofre de Loaysa por Diego Ribero y García de Toreno.

Pero quizá la obra más importante es la carta anónima, denominada de Salviati, por haber sido hecha al parecer por García de Toreno como donación de Carlos I al cardenal Juan Salviati, nuncio papal en España entre 1525 y 1530. Copia del Padrón Real, representa la geografía indiana conocida en 1525, fecha de la carta. Es un pergamino en tres partes con una decoración francamente suntuosa. Están dibujados los trópicos y el Ecuador donde se establece una escala de 5º en 5º. Las escalas de latitud están expresadas en un meridiano en la zona del Pacífico al este de las Malucas, en la parte izquierda de la carta, otra en el centro de la carta en el Atlántico, al lado de la línea de demarcación, y otra en un meridiano al oeste de la península de la India. Presenta la costa atlántica de América desde Terranova (Canadá) hasta el estrecho de Magallanes, incluido, y está orientada al norte verdadero.

El trazado de África y la cuenca del Mediterráneo están también muy perfeccionados, aunque sorprende el excesivo alargamiento de la Península Ibérica. En Asia se repite la representación de las Molucas y Filipinas, al este y al oeste de la carta, como afirmación territorial y geográfica. Dos escalas de leguas de doce leguas y media están colocadas a ambos lados de los dos escudos de Salviatti, en la parte inferior de la carta. Dos barcos en el océano Atlántico y en el Índico llevan el escudo del Emperador y una leyenda en latín “Hic ratis equinque est totum qui circuit orbem”, que expone la reivindicación geográfico-política de los derechos de Castilla frente a los de Portugal. Los soplones tienen rasgos bastante femeninos y abundan los oros y colores brillantes, con profusa ornamentación.

Se conserva en la Biblioteca Laurenziana de Florencia y contiene la mejor y más amplia documentación cartográfica de la época.

Esta carta como la de Turín, de factura semejante y hecha como regalo, ha llevado a varios estudiosos a pensar que podían tener una intención de propaganda, para reafirmar en las Cortes europeas los derechos de Castilla frente a Portugal.

En 1525 aparece otra de las grandes cartas que nos ha legado la Casa de la Contratación: la carta de Castiglioni, llamada así por ser un regalo de Carlos V a Baltasar de Castiglioni, enviado como embajador por el papa Clemente VII. Se conserva en la Biblioteca de Mantua. Es un planisferio en cuatro trozos de pergamino unidos, de ornamentación y dibujo bastante sobrio, que está fechado con una inscripción ante la costa americana: “Tierra que descubrió Esteban Gómez este año de 1525 por orden de Su Majestad”. Indica la línea de división entre los territorios de las Coronas española y portuguesa fijada por el Tratado de Tordesillas, incluyendo las Molucas en la parte perteneciente a España. Su atribución es dudosa; mientras que Bellio lo hace a Nuño García de Toreno, la Portugalia Monumenta Cartographica lo atribuye a Diego Ribero, sucesor de García de Toreno en la institución sevillana como maestro de hacer cartas. Lo cierto es que su decoración se basa en el círculo solar, el cuadrante y el astrolabio propios de Ribero, a quien con toda seguridad se la atribuye Martín-Merás.

Aunque consideradas como anónimas, las cartas mapa-mundi denominadas de Salviati y de Castiglioni se atribuyen, con bastante certeza, a Nuño García de Toreno y a Diego Ribero. Ambas presentan la misma información geográfica de la costa americana del Atlántico posterior al viaje de exploración de Esteban Gómez entre los meses de septiembre de 1524 y agosto de 1525. Como cartógrafos oficiales, ambos tuvieron acceso al Padrón Real vigente sobre el que trabajaron sus cartas con la nueva información recibida. Las dos cartas son versiones distintas de ese padrón, aunque estuvieron trazadas con estilos distintos. La pintura de los escudos con los colores de los Médicis en la carta de Salviati indica que el autor, residente en Sevilla, sabía a quién iba a ser ofrecida. En cambio, Diego Ribero, que se hallaba en La Coruña, quizá no pudo hacer lo mismo. Presentan grandes similitudes en la figura geográfica en general, pero también muestran notables diferencias en los detalles del trazado de las costas, en particular la de América del Norte, más sofisticada la de Ribero que la de García de Toreno. En ambas figura Yucatán en forma de isla y en las dos está trazado el meridiano de Tordesillas; en la de Castiglione también el antimeridiano en la región de las Molucas, representado con la bandera de Castilla. Sus grandes dimensiones indican que no son propiamente cartas de marear, sino que pertenecen al grupo de las náutico-geográficas. Los cardenales Juan de Salviati y Baltasar de Castiglione, legado y embajador del papa Clemente VII, asistieron en 1526, en Sevilla, a la boda de Carlos I con la infanta Isabel de Portugal y fueron obsequiados con las cartas hoy conocidas por sus apellidos.

Las cartas denominadas de Castiglione, atribuida a Diego Ribero en 1525, y de Salviati, de la misma época, supuesta de Nuño García de Toreno, ambas de trazado orientado respecto del norte verdadero, copias del padrón real, son las muestras más antiguas de genuinas cartas planas conservadas en la actualidad.

Desde esta época todas las cartas de marear que se trazaron conforme al padrón real de la Casa de la Contratación de Sevilla fueron cartas planas. Aunque eso no significa que la longitud geográfica se usara en estas cartas para hallar la situación en la mar, ya que los procedimientos para calcular esta coordenada mediante observación astronómica eran difíciles de llevar a la práctica y poco fiables.

Algunos comentaristas atribuyen a García de Toreno la invención de las cartas esféricas, o de latitudes crecientes, cuarenta años antes que Mercator, pero no hay indicios de que empleara cálculos, ni siquiera construcciones gráficas especiales.

García de Toreno es reconocido por Pedro de Medina como paradigma de cartógrafo frente a Diego Gutiérrez, en el pleito que ambos mantuvieron. Y Andrés García de Céspedes, cosmógrafo mayor del Consejo de Indias que llevó a cabo la reforma de los instrumentos y cartas de marear, al referirse a él en su Regimiento de Navegación, 1606, afirma que “fue muy grande oficial de hacerla [las cartas] y trabajó de hacer los mejores padrones que pudo”.

 

Obras de ~: Carta de Filipinas, Turín, Biblioteca Real, 1522; Carta universal de Salviatti, Florencia, Biblioteca Laurenziana, 1525.

 

Bibl.: M. Puente Olea, Los trabajos geográficos de la Casa de la Contratación, Sevilla, 1900; A. Magnaghi, “La reppresentazione delle Filippine e delle Moluche dopo il ritorno della spedizione di Magallano nella carta construita da Nuno García de Toreno”, en Atti del X Congreso Geográfico italiano, Milano, 1927; V. Bellio, “Anonimo spagnolo presso i Marchese Castiglione in Mantova”, en Raccolta Colombina (Roma), parte IV, vol. II (1982); A. Pinheiro Marques (intr.), Portugaliae Monumenta Cartographica. Reproduçao facsimilar da Ediçao de 1960, Lisboa, Imprenta Nacional-Casa da Moneda, 1987; L. Martín-Merás et al., La Imagen del Mundo. 500 años de Cartografía, Madrid, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), 1992; B. Rivera Novo y L. Martín-Merás, Cuatro siglos de Cartografía en América, Madrid, Mapfre, 1992; L. Martín-Merás, Cartografía marítima hispana. La imagen de América, Madrid, Lunwerg, 1993; R. Cerezo Martínez, La Cartografía Náutica Española en los siglos XIV, XV y XVI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1994; J. Martín López, Historia de la Cartografía y la Topografía, Madrid, CNIG-Ministerio de Fomento, 1997.

 

Isabel Vicente