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María del Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia

Biografía

Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, María del Pilar. Condesa del Castillo de la Mota (I). Madrid, 4.XI.1907 – 17.III.1991. Política, fundadora de la Sección Femenina de Falange.

Cuarta de los hijos del matrimonio formado por Miguel Primo de Rivera y por Casilda Sáenz de Heredia, la temprana muerte de su madre y las frecuentes ausencias de su padre, uno de los generales más prestigiosos del Ejército, le unieron especialmente a su hermano mayor, José Antonio, a cuya obra política dedicaría su existencia. El 29 de octubre de 1933 escuchó el discurso de José Antonio en el Teatro de la Comedia, de Madrid, y ello la animó a solicitar su ingreso en la naciente Falange Española. Como los dirigentes falangistas eran contrarios a la presencia de mujeres en el partido, ella y las demás primeras afiliadas hubieron de incorporarse primero al Sindicato Español Universitario (SEU), el sindicato estudiantil falangista, y sólo en junio de 1934 se creó la Sección Femenina de Falange, cuya Jefatura Nacional recayó en Pilar Primo de Rivera. Durante los dos años siguientes, Pilar, secundada por Lula de Lara, convirtió a la Sección Femenina en un eficaz auxiliar de la milicia falangista y en la base de apoyo al creciente número afiliados que eran encarcelados por actividades ilegales. A partir de la primavera de 1936, las mujeres falangistas se convirtieron en los correos habituales entre las células clandestinas en que se había reorganizado Falange y en un elemento fundamental del tráfico de armas para la sublevación.

El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Madrid.

Se refugió en casas de amigos y durante algunas semanas participó en la organización del Auxilio Azul, destinado a facilitar rutas de evasión a los falangistas atrapados en zona republicana. Pudo trasladarse a la embajada de Argentina y más tarde, dotada de un pasaporte alemán expedido por la embajada del Reich, alcanzó Alicante, donde embarcó en el crucero germano Graf Sppe, que la trasladó a la zona controlada por los sublevados. Se estableció en Sevilla y, en noviembre de 1936, en Salamanca, donde se convirtió en una referencia moral y política para los falangistas, carentes de un liderazgo claro tras el fusilamiento de José Antonio. Retomó la jefatura, como delegada nacional, de una Sección Femenina engrosada con un aluvión de miles de afiliaciones, e impuso su autoridad sobre el Auxilio Social, la organización de apoyo a las víctimas de la guerra creada por Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo y previsible rival por la dirección del falangismo femenino. Por otra parte, en la lucha que enfrentaba a Manuel Hedilla y a sus rivales, encabezados por Agustín Aznar, por la dirección de Falange, terminó decantándose a favor de estos últimos y aceptó, pese a su inicial oposición al ascenso político del general Franco, el Decreto de Unificación de abril de 1937 y la creación de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensiva Nacional- Sindicalista (FET de las JONS).

Nombrada por Franco miembro del Consejo Nacional de FET, Primo de Rivera se mantuvo en el núcleo de falangistas “históricos” que contemplaron con preocupación el ascenso de Serrano Súñer en las filas del Partido Único, lo que la llevó a dimitir del Consejo Nacional en junio de 1941. Tras la defenestración política de Serrano, al año siguiente, siguió colaborando estrechamente con los sucesivos secretarios generales del Movimiento, Arrese, Fernández Cuesta, Solís, etc. y fue consejera nacional del Movimiento y procuradora de las Cortes franquistas en todas sus legislaturas. Al frente de la Sección Femenina, se esforzó por encuadrar políticamente a las españolas, estableciendo el Servicio Social obligatorio y diversas obras de carácter social y cultural, dirigidas a una triple finalidad: la difusión de las doctrinas del nacionalsindicalismo, la formación religiosa y la preparación de las mujeres para las tareas del hogar. Dos actividades fueron especialmente cuidadas por la Sección Femenina: los Coros y Danzas que contribuyeron a reavivar canciones y bailes populares, con fidelidad y buen gusto artístico, en todo el ámbito nacional; y las enseñanzas en materia de sanidad, higiene y alimentación, cuidados a embarazadas y recién nacidos, etc.

impartidas preferentemente en zonas rurales. Aunque su papel político nunca tuvo un gran relieve, permaneció como una referencia histórica de la Falange y participó en diversas iniciativas, como el Primer Congreso Nacional del Movimiento (1953) o la creación de los Círculos José Antonio (1959), de cuya dirección fue miembro durante algún tiempo, destinadas a revitalizar la doctrina del nacionalsindicalismo. Su labor al frente de la Sección Femenina y el valor que para el Generalísimo tenía su lealtad movieron a éste a otorgarle, en enero de 1960, el título de condesa del Castillo de la Mota, lugar donde tenía su sede central la Sección Femenina. En julio de 1961 fue ponente en las Cortes de la Ley de Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, que supuso un avance relativo en la situación laboral y social de las españolas. En su defensa ante el pleno expuso su muy conocida visión de la prioridad de las tareas femeninas que tuvieran que ver con la maternidad o el cuidado del hogar: “Lo que pedimos con esta ley es que la mujer empujada al trabajo, por necesidad, lo haga en las mejores condiciones posibles; de ahí que la ley en vez de ser feminista sea, por el contrario, el apoyo que los varones otorgan a la mujer”.

En julio de 1975 se integró en la asociación política Frente Nacional Español, que encabezaba Fernández- Cuesta y, tras la muerte de Franco, en los meses finales de las Cortes orgánicas formó parte del grupo parlamentario Acción Institucional, del que formaban parte Girón de Velasco, Iniesta Cano y Blas Piñar, entre otros, destinado a defender las esencias doctrinales del régimen. En tal sentido votó en contra del aperturista proyecto de Ley de Asociación Política, de junio de 1976. Si embargo, se negó a enfrentarse a la ley para la Reforma Política del Gobierno Suárez, de la que era ponente parlamentario su sobrino Miguel Primo de Rivera, y se abstuvo en la votación junto con otras dos procuradoras de la Sección Femenina, Teresa Loring y Mónica Plaza. En mayo de 1977, al desaparecer legalmente el Movimiento Nacional, presentó la dimisión de su cargo oficial, lo que motivó un multitudinario homenaje falangista en el Castillo de la Mota. Para entonces se había incorporado a Falange Española de las JONS, un nuevo partido político legalizado en septiembre de 1976, que presidía Fernández-Cuesta, del que fue nombrada consejera nacional. Pero las disensiones producidas tras la llegada a la dirección del partido de Diego Márquez Horrillo, en 1979, provocaron la renuncia de Pilar Primo de Rivera y otros veintiún consejeros en enero de 1985. Se retiró entonces plenamente de la actividad pública.

 

Obras de ~: Cuatro discursos, Madrid, Editora Nacional, 1939; con F. Herrero Tejedor, Disposiciones sobre el trabajo de la mujer, Madrid, Vicesecretaría Nacional de Ordenación Social, 1962; Fernando Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, Madrid, Artes Gráficas Ibarra, 1965; Recuerdos de José Antonio, Madrid, Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento, 1973; Recuerdos de una vida, Madrid, Dyrsa, 1983.

 

Bibl.: T. Gallego, Mujer, Falange, Franquismo, Madrid, Taurus, 1983; L. Suárez, Crónica de la Sección Femenina y su tiempo, Madrid, Nueva Andadura, 1993; L. Otero, La Sección Femenina, Madrid, Edaf, 1999; J. L. Rodríguez, Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, Alianza, 2000; P. Preston, Palomas de guerra, Barcelona, Random House- Mondadori, 2002; M. Argaya Roca, Historia de los falangistas en el franquismo (19 de abril de 1937-1 de abril de 1977), Madrid, Plataforma 2003, 2003; K. Richmond, Las mujeres en el fascismo español. La Sección Femenina de la Falange, 1934- 1959, Madrid, Alianza, 2004; C. Molinero, La captación de las masas. Política social y propaganda en el régimen franquista, Madrid, Cátedra, 2005; M. A. Fernández Jiménez, Pilar Primo de Rivera, Madrid, Síntesis, 2008; J. M. Zavala, La pasión de Pilar Primo de Rivera, Barcelona, Plaza & Janés. 2013.

 

Julio Gil Pecharromán