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Julio Ruiz de Alda y Miqueleiz

Biografía

Ruiz de Alda y Miqueleiz, Julio. Estella (Navarra), 7.X.1897 – Madrid, 23.VIII.1936. Aviador militar, político.

Julio Ruiz de Alda era el hijo mayor de una familia de doce hermanos cuyo padre era dueño de una fábrica de curtidos en Estella. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de los Escolapios y después en el Instituto de Logroño. A los quince años, viajó a Madrid para preparar el ingreso en la carrera militar en la Academia Preparatoria Militar Iriarte, accediendo el 1 de septiembre de 1913 a la Academia de Artillería de Segovia. El joven Ruiz de Alda salió de Segovia en junio de 1918 con el empleo de teniente para incorporarse en agosto de ese año al 2.º Regimiento de Artillería de Montaña con base en Vitoria. A mediados del verano de 1919 marchó al Protectorado de Marruecos con destino a la Comandancia de Artillería de Ceuta donde intervino distinguidamente en las operaciones realizadas en la zona occidental (Beni-Aros y conquista de Xauen) adscrito al Regimiento Mixto de Artillería de Ceuta. Después pasó a la Batería Ligera en Tetuán donde trabajó en la Sociedad Electras Tetuaníes para la que realizó el proyecto de salto de agua del río Lucus. En febrero de 1922 fue destinado a la Comandancia de Artillería de Cartagena, pero habiendo solicitado plaza previamente en el curso de observadores de aeroplano, viajó a la Escuela de Los Alcázares (Murcia) para realizarlo.

Finalizado el curso de observador viajó a Cuatro Vientos, donde permaneció en comisión de servicio en Aviación realizando vuelos y ascendió a capitán en septiembre de 1922, y fue al 1.er Grupo de Escuadrillas de Marruecos (Tetuán), donde realizó diferentes vuelos de reconocimiento fotográfico en la región de Gómara y en junio se hizo cargo de los talleres del aeródromo, sustituyendo al capitán Joaquín Boy Fontelles. En febrero de 1923, este oficial navarro pasó a la plantilla del Servicio de Aviación y ya empezó a mostrar interés por la fotografía, planimetría y topografía aéreas, presentando un proyecto de catastro aéreo a la Diputación de Navarra. En 1924, Ruiz de Alda seguía prestando servicio en Tetuán hasta que en el mes de julio viajó a la Península para incorporarse al curso de pilotos que tuvo lugar en la escuela de Alcalá de Henares; una vez finalizado, pasó a la Sección de Compras y Recepción de Material del aeródromo de Cuatro Vientos.

En el mes de octubre, el capitán Ruiz de Alda obtuvo una comisión de servicio de diez días para visitar en París (Francia) el Salón de la Aeronáutica.

El año de 1925 supuso un notable giro en la vida aeronáutica de este oficial aviador. Desde hacía tiempo, los aviadores Ramón Franco Bahamonde y Mariano Barberán Tros de Ilarduya venían planificado cuidadosamente un raid trasatlántico con un hidro Dornier Wal que enlazara España y América del Sur; pero cuando ya estaba todo preparado para el vuelo, Barberán, observador y planificador técnico del vuelo, solicitó su baja en Aviación en desacuerdo con la resolución de una disputa mantenida con su jefe de Escuadrilla. A fin de que todas las armas estuvieran representadas en el gran vuelo —el teniente de navío Juan Manuel Durán lo hacía por parte de la Marina—, se eligió a Julio Ruiz de Alda como sustituto de Barberán. El oficial de Artillería navarro tuvo que asimilar rápidamente los conocimientos necesarios para desempeñar la tarea que tenía Barberán en el vuelo, fundamentalmente navegación astronómica y radiotelegrafía. A mediados de octubre, Ruiz de Alda acompañó a Ramón Franco en su viaje a Pisa (Italia) con el fin de traer en vuelo a la base de hidros de El Atalayón (Melilla) el Dornier Wal Plus Ultra con el que se iba a hacer la travesía. Ruiz de Alda permaneció en la base norteafricana realizando vuelos de entrenamiento en el aparato hasta que el 22 de enero de 1926, en compañía del mecánico Pablo Rada y el teniente de navío Durán —que dejaría el aparato en la zona más larga del trayecto para aligerarlo de peso— iniciaron el vuelo en dirección Buenos Aires, adonde llegaron el 10 de febrero después de un largo viaje en el que Ruiz de Alda compartió con Franco los mandos del hidroavión.

Después del triunfal recibimiento a la tripulación española, Ruiz de Alda impartió en la capital bonaerense la conferencia “Aviación española e industria aeronáutica”, que despertó una enorme expectación y que luego repitió en Montevideo (Uruguay). Regresó a España a bordo del crucero Buenos Aires, donde se le recompensó con la Medalla Aérea, la Medalla de Oro de Ultramar, varias condecoraciones extranjeras, la concesión del título de piloto y el nombramiento de gentilhombre del rey Alfonso XIII. El aviador estellés fue clasificado en Aviación como jefe de escuadrilla y se le destinó a la Plana Mayor del Servicio de Material de Cuatro Vientos. A mediados de julio de 1927 tomó parte en el 3.er Curso de Mandos de Aviación que finalizó en Los Alcázares. Ese mismo año fue nombrado miembro del Consejo Superior de Aviación y en 1928 ostentó el cargo de representante español en la Federación Aeronáutica Internacional.

En compañía de Ramón Franco comenzó los preparativos de un nuevo viaje alrededor del mundo a bordo del hidro Superwal Numancia en agosto de 1928, pero en el momento en el que se iniciaba el despegue del Numancia, se produjeron averías en el casco que obligaron a abortar el raid de circunnavegación del mundo. En julio, a Ruiz de Alda se le concedió la categoría de jefe de grupo y pasó al destino de Parque y Fabricación, del que asumió la dirección en octubre.

En diciembre fue comisionado por el Servicio como ponente español de la Conferencia de Aeronáutica Civil Internacional que tuvo lugar en Washington hasta principios de enero de 1929. Franco y Ruiz de Alda siguieron obsesionados con su viaje en hidro alrededor del mundo y, finalmente, el piloto navarro cesó como jefe del parque regional Centro para iniciar el 21 de julio de 1929 un nuevo intento a bordo del Dornier Wal n.º 16 en dirección a Nueva York. El hidro sufrió una avería y se vio obligado a amerizar al sur de las islas Azores, sufriendo el aparato serias averías. La tripulación y el aparato fueron rescatados ocho días después por el portaaviones británico Eagle y al llegar a España se produjo un escándalo al descubrirse que Ramón Franco había cambiado la matrícula del hidro para volar con un aparato diferente al que se había designado para el raid. Los efectos de la maniobra de Franco dieron lugar a que éste fuera separado del Servicio de Aviación y se reprendió a los otros tripulantes (Ruiz de Alda, Eduardo González Gallarza y el mecánico Modesto Madariaga). El oficial estellés pasó a la Escuela del Servicio de Aviación, pero en agosto de ese año solicitó su pase a la condición de supernumerario para dedicarse a su empresa aeronáutica civil. Poco a poco comenzó a distanciarse de Franco debido a las diferentes trayectorias políticas que ambos aviadores adoptaron a partir de la década de 1930.

En 1927 Julio Ruiz de Alda había fundado, junto con el capitán Augusto Aguirre, la Compañía Española de Trabajos Fotogramétricos (CETFA), con la que realizó el catastro de Navarra y Álava y trabajó para numerosas confederaciones hidrográficas, diputaciones y ayuntamientos. En su condición de supernumerario volcó todo su empeño en CETFA y, después de la caída de la dictadura de Primo de Rivera, se interesó por la política. Al iniciarse el gobierno de la Segunda República, se afilió al Centro Constitucional de Maura y Cambó y en virtud del decreto de abril de 1931, Ruiz de Alda firmó la promesa de adhesión y fidelidad a la República. En mayo de 1931 entró en contacto con Ramiro Ledesma Ramos y en octubre se casó con Amelia Azarola y Echevarría, sobrina del contralmirante Antonio Azarola Gresillón.

En mayo de 1932, Ruiz de Alda realizó su último servicio oficial para la aviación española al ser comisionado por Aviación para viajar al Congreso Internacional de Aviadores Transoceánicos que tuvo lugar en Roma (Italia). Allí recibió, junto a Francisco Iglesias Brage e Ignacio Jiménez Martín, la Medalla italiana de Gran Oficial de la Corona. A su vuelta a España, Ruiz de Alda estuvo absolutamente volcado en política con grupos fascistas, por lo que el gobierno republicano vetó a la CETFA en un concurso público del catastro. Ruiz de Alda fundó entonces la Sociedad de Armamentos de Aviación. En el año 1933, Ruiz de Alda participó con José Antonio Primo de Rivera en la creación del Movimiento Español Sindicalista y, dada su plena dedicación política, se acogió al decreto del 23 de abril de 1931 (más conocido como Ley Azaña); solicitó su baja en el Ejército, que abandonó con el empleo de comandante. El 29 de octubre de 1933, presidió junto a Primo de Rivera y Alfonso García Valdecasas, el mitin celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid que sirvió para que, pocos días después, se fundase Falange Española (FE). Al abandonar Valdecasas la Falange, Ruiz de Alda y Primo de Rivera se quedaron como dirigentes más significativos del partido, pero entre ambos surgieron puntos de vista diferentes sobre la fundación de Falange. Primo de Rivera era partidario de continuar la campaña propagandística sin necesidad de concretarla en la fundación de un partido, ya que les acarreaba la hostilidad del gobierno y los pistoleros izquierdistas, mientras que Ruiz de Alda consideraba que la aparición de Falange concitaba la adhesión de numerosos simpatizantes del fascismo español y aumentaba el número de afiliados.

A raíz de la fusión de Falange con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) en febrero de 1934, Ruiz de Alda formó parte de la junta del Mando Nacional constituida por Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos, Onésimo Redondo, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas.

Más tarde accedió al triunvirato dirigente de la coalición junto con Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos, pero, por discrepancias internas en FE de las JONS, el triunvirato delegó sus funciones ejecutivas en Primo de Rivera, quien convocó el I Congreso Nacional de Falange Española y de las JONS en octubre de 1934. En ese acto, Primo de Rivera fue nombrado jefe nacional y Ruiz de Alda formó parte del Consejo Nacional y de la Junta Política de Falange, organizando el SEU. En enero de 1935, tras la expulsión del partido de Ramiro Ledesma Ramos, Ruiz de Alda fue nombrado presidente La constante implicación de Ruiz de Alda en la política falangista dio lugar a que sufriera el acoso de los grupos políticos de izquierdas y, fundamentalmente, las consecuencias de la ilegalización de FE de las JONS en marzo de 1936 por parte del Gobierno del Frente Popular. Ruiz de Alda fue detenido en su despacho y encarcelado en la Cárcel Modelo de Madrid junto a Primo de Rivera y Raimundo Fernández Cuesta. Un mes después de la sublevación militar, Amelia Azarola había obtenido la libertad de su marido gracias a que el contralmirante Azarola Gresillón se había mantenido fiel a la República —siendo luego fusilado por los sublevados el 4 de agosto—, pero el aviador navarro se negó a abandonar a sus compañeros y fue asesinado por los milicianos que asaltaron la Cárcel Modelo el 23 de agosto de 1936.

Obras de ~: Moderna topografía aérea, Madrid, Talleres Tipográficos Estampa, 1923; El Raid Palos-Buenos Aires, Madrid, Ed. Ibero-Africano-Americana, 1926; con R. Franco, De Palos al Plata, Madrid, Espasa Calpe, 1926; Catastro rápido nacional, 1931; Asamblea Nacional de Campesinos, 1933; Palabras a los labradores de La Mancha, 1933; Tierra, 1933; “La España Heroica”, 1933; “Universidad, Revolución e Imperio”, 1934; “Epílogo”, en B. Mussolini, El fascismo, pról. de J. A. Primo de Rivera, Madrid, Libr. San Martín, 1934; “Política Española”, 1935; “Rebeldía de las juventudes” (1935); “Justificación de la violencia”, 1936; Obra completa, Barcelona, Falange Española, 1939.

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Ejército del Aire, Exp. personal P. 459.

S. Payne, Falange. Historia del fascismo español, París, Ruedo Ibérico, 1965; VV. AA., Grandes Vuelos de la Aviación Española, Madrid, Ministerio de Defensa, 1983; S. Ellwood, Prietas las filas, Historia de la Falange Española, Madrid, Editorial Grijlabo, 1984; VV. AA., Historia de la Aviación Española, Madrid, Ejército del Aire, 1988.

Carlos Lázaro Ávila