Biography
Ingresó a los veintiún años como soldado en el Regimiento de Vizcaya, en el que ascendió a cabo en 1923.
En marzo de 1924 marchó a Melilla con el batallón expedicionario de su regimiento y en junio fue trasladado su batallón desde Melilla a Ceuta, acampando en Wad Lau, donde sufrió un violento ataque el 4 de julio, pasando poco después a la posición de Chentafa, guarnecida por cuarenta clases y soldados al mando de un teniente, y que, por ser normalmente abastecida por la próxima de Solano, carecía de repuesto de víveres y agua.
El 14 de agosto de 1924 fue atacada y sitiada por el enemigo, consumiéndose en ese mismo día todas las subsistencias con que contaba, quedando la guarnición a falta de todo, pues no pudo abastecerse por los continuos ataques que recibía. El día 18 la situación llegó a ser insostenible, pues la mayor parte de los hombres que quedaban estaban heridos y todos ellos atormentados por la sed. En estas circunstancias, el cabo Amate, herido en una muñeca y que a todos daba ejemplo por su levantado espíritu y especial atención por los heridos, se ofreció al oficial para intentar hacer la aguada en el Wad Lau, a un kilómetro de la posición, oferta que no fue aceptada en un principio, pero autorizado más tarde salió de la posición acompañado de otro soldado (muerto después en cautiverio), en dirección al río, llevando las cantimploras del blocao. Al hallarse a unos trescientos metros de la posición encontraron a un grupo de moros, por lo que se pusieron a la defensiva protegiéndose en un matorral próximo, pero al intentar disparar su fusil sobre el grupo que le atacaba fue hecho prisionero y llevado hasta la alambrada del blocao, intimidándole a que gritase que iba solo, que llevaba agua para la posición y que le abriesen la alambrada, pero, dándose cuenta del peligro que con el engaño ponía a sus compañeros, gritó: “Mi teniente, no puedo llevarle el agua, estoy en poder del enemigo, ¡haga fuego!”, voces que oídas por la guarnición les aprestó a la defensa, por lo que fue bárbaramente apaleado por los moros y conducido a Ait Kamara, en la cabila de Beni Urriaguel. Durante cerca de dos años permaneció en cautiverio, padeciendo grandes sufrimientos debido a los castigos a que fue sometido por no querer humillarse ante sus guardianes, palizas que dejaron como prueba en su cuerpo numerosas cicatrices y llagas. [...]
Bibliography
J. M. Gárate Córdoba (dir.), España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, Madrid, 1969
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
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