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Vicente Doz y Funes

Biografía

Doz y Funes, Vicente. Tarazona (Zaragoza), 22.I.1734 – Cádiz, 14.XI.1781. Marino y astrónomo.

Vicente Doz y Funes fue un marino y astrónomo español designado para participar en la expedición científica hispano-francesa para observar el tránsito del planeta Venus por el disco solar en la península de California.

Nació en Tarazona donde fue bautizado el 23 de enero de 1734, hijo del gentilhombre y regidor local José Doz y de su esposa Beatriz de Funes. Tanto él como varios familiares suyos pertenecieron a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta.

Ingresó en Cádiz como guardia marina en 1751, destacando en los estudios de matemáticas y astronomía, siendo elegido por Jorge Juan para aumentar sus conocimientos en álgebra.

Al poco de ascender a alférez de fragata fue seleccionado por su preparación para acompañar al capitán de fragata José Solano y Bote, recién nombrado comisario del Tratado de Límites entre España y Portugal, a la expedición al Orinoco. En febrero de 1754 salieron de Cádiz los componentes de la expedición, recibidos de manera hostil por parte de los aborígenes, realizaron valiosos trabajos cartográficos además de valiosos estudios sobre la flora y fauna de la zona.

De regreso a la península en 1761 fue destinado a Cartagena como teniente de fragata. Intervino en operaciones de corso en las costas norteafricanas, y en apoyo a la Orden de Malta en la propia isla.

En mayo de 1768 fue llamado a Cádiz para integrarse en la expedición científica hispano-francesa para la observación de Venus desde California. Su elección para tan importante misión fue acompañada del ascenso a capitán de fragata.

En un poder notarial dado en Cádiz el 20 de diciembre de diciembre de 1768 Vicente Doz dice estar “próximo para hacer viage a las Californias de orden de S.M. a la observación del paso de Venus por el disco del Sol”. Ese mismo día otorga testamento y firma una renuncia a su cargo en la Orden de San Juan en los que también hace mención expresa a su participación en la misión científica que se le había encomendado.

A mediados del siglo XVIII, admitidas ya las teorías de Copérnico y Kepler, uno de los principales objetivos de la ciencia era el cálculo del “paralaje solar”, lo que llevaría a conocer las dimensiones del sistema solar. Para ello se presentaba una ocasión de oro: el paso de Venus por el Sol, que observado desde varios lugares de la Tierra permitiría alcanzar el objetivo.

El cálculo del paralaje del Sol, es decir, la medición exacta de su distancia desde la Tierra se convirtió en una de las principales preocupaciones de los astrónomos del siglo XVII. La observación de este fenómeno desde distintos puntos del planeta, determinando las coordenadas geográficas de los mismos, permitirían hallar el paralaje solar, este dato permitiría con una simple operación trigonométrica, calcular la distancia media de la Tierra al Sol. Este método fue ideado por Edmund Halley, y según él, el tránsito de Venus iba a producirse en 1761, luego en 1769 y no volvería a producirse ya hasta 122 años después. En 1761 el fenómeno dio pie al primer gran proyecto científico internacional. La Academia de las Ciencias de París organizó observaciones en París, Pondichery (India), Islas Mauricio y Siberia, y los ingleses en Santa Elena y en el cabo de Buena Esperanza. En España se hicieron observaciones en el Colegio Imperial de Madrid (Rieger) y en el Observatorio de Marina de Cádiz (Tofiño). Los resultados de la observación no fueron definitivos por lo que la comunidad científica quedaba emplazada para una segunda y última oportunidad en ese siglo, el 3 de junio de 1769.

Para la observación del tránsito de Venus por el disco solar de 1769 se movilizó la flor y nata de la ciencia europea. Los lugares más favorables para la observación eran los mares del Sur, California y las regiones septentrionales de Europa. Se realizaron mediciones desde 55 estaciones, destacando las de París (Cassini), Greenwich (Maskelyne), Cádiz (Tofiño), Tahití (Cook), Santo Domingo (Pingré). La Academia de las Ciencias de París estaba interesada en realizar observaciones desde California para lo que solicitó permiso a la corona española. Las gestiones las llevaron a cabo La Condamine, por parte francesa, y Jorge Juan, por parte española, participantes en la expedición hispano-francesa que años antes había sido enviada a Quito a medir el grado del meridiano terrestre. Finalmente se autorizó una expedición conjunta en la que los comisionados españoles, miembros de la Armada, debían realizar observaciones astronómicas, levantar planos de las principales ciudades y puertos, además de vigilar que los comisionados franceses no realizasen más actividades que las puramente científicas. La Armada designó al capitán de fragata Juan de Lángara y Huarte y al teniente de navío Vicente Doz y de Funes, ambos de contrastado prestigio científico, aunque Lángara finalmente no pudo ir, ausente en otra expedición, y fue sustituido por el teniente de navío Salvador de Medina. Por parte francesa se designó al astrónomo Jean Baptiste Chappe D’Auteroche, quién ya había hecho observaciones del tránsito de Venus por el disco solar en Siberia en 1761 e incluso las había publicado. Acompañando a Chappe iban un ingeniero geógrafo, un relojero instrumentista, un dibujante y pintor y un criado. Las dos comisiones se reunieron en Cádiz, de donde zarparon llegando a Veracruz, pasaron por México llegando finalmente al puerto de San Blas el 15 de abril de 1769. De ahí pasaron a la península californiana donde tenían que estar el 3 de junio para la observación del fenómeno. El punto elegido era la misión de San José del Cabo. Una vez allí franceses y españoles levantaron su respectivo observatorio, los españoles contaron con la colaboración del científico novo-hispano Velázquez de León, quién también realizó sus propias observaciones. En cuanto a los resultados de las observaciones dieron un resultado bastante acertado. Para la distancia de la Tierra al Sol, Chappé obtuvo 96.162.840 millas, y Doz y Medina, 98.480.020, a día de hoy se evalúa esta distancia en 92.956.200 millas. 

En la península californiana se desató una epidemia que había diezmado a la población indígena. Pronto los miembros de la expedición cayeron enfermos. Chappé, Medina y otros acompañantes murieron. Los supervivientes, aún enfermos pusieron rumbo a México, camino de Veracruz, donde embarcaron hacia Cádiz. Por el camino Vicente Doz, ya recuperado, hace observaciones en Veracruz y La Habana, fijando su posición geográfica. Disuelta la expedición, Doz entrega sus resultados en la Corte, y los franceses en la Real Academia de las Ciencias de París. Toda la comunidad científica europea valoró positivamente los resultados obtenidos. La aportación de los marinos españoles al desarrollo científico internacional fue considerable, como lo había sido años antes en Quito con Jorge Juan y Antonio de Ulloa junto a Godin, Bouger y La Condamine. En esta ocasión Vicente Doz y Salvador Medina de la mano de Chappé d’Auteroche, y con la colaboración de los científicos novohispanos Alzate y Velázquez de León harían su aportación a la historia de la ciencia.

A su regreso a España fue nombrado director del Seminario de Nobles de Madrid en 1774.

Pasó a ser brigadier al mando del navío San Agustín, participando en la batalla naval contra la escuadra inglesa del almirante Rodney sobre el cabo de Santa María (enero de 1780). Fue ascendido por sus méritos a jefe de escuadra. Ese mismo año apresó un convoy inglés de 55 embarcaciones, que él mismo escoltó hasta la bahía de Cádiz en agosto de 1780.

En un testamento otorgado en Cádiz el 6 de noviembre de 1781 poco después de desembarcar a la vuelta de la captura de la flota inglesa cuando contaba alrededor de cuarenta y cinco años de edad dice hallarse gravemente enfermo. Por entonces permanecía soltero y sin descendencia. El 11 de noviembre del mismo mes otorga un codicilo que no firma por “impedírselo la gravedad de su enfermedad”. En una nota marginal de su testamento se indica que falleció el día catorce del mismo mes y año.

Fuentes y bibl.: Archivo Diocesano de Tarazona, Libros bautismales, San Andrés-Catedral QL-Bº, 8º-092, Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPCA), Testamento de Vicente Doz y Funes, Prt. CA 5690, fols. 1280-1281; Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPCA), Poder de Vicente Doz a Beatriz de Funes y otros , Prt. CA 5690, fols. 1278-1279; Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPCA), Renuncia de Vicente Doz a a cargo de la Orden de San Juan , Prt. CA 5690, fol. 1284; Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPCA), Testamento de Vicente Doz y Funes, Prt. CA 2566, fols. 234-235; Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPCA), Codicilo de Vicente Doz y Funes, Prt. CA 2566, fols. 238-239.

F. de las Barras y Aragón, “Viaje del astrónomo francés Abate Chappé a California en 1769, y noticias de J. A. Alzate sobre la historia natural de Nueva España”, en Anuario de Estudios Americanos, núm. 1, (1944), págs. 741-781; S. Bernabeu Albert, “La comisión española en la expedición de Chappe D’Auteroche”, en Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica, Madrid,  CSIC, 1989; M. Lucena Giraldo y A. E. de Pedro, “La frontera caríbica: expedición de límites al Orinoco (1754-1761)”, en Cuadernos Lagoven: Serie Medio milenio, vol. 10, Caracas, Lagoven, 1992; A. de la Piñera y Rivas, “Los marinos Salvador de Medina y Vicente Doz en la observación de Venus desde California en el año 1769”, en Temas de historia militar : 2º Congreso de Historia Militar. Vol III (Comunicaciones II), Zaragoza, 1988, págs. 85-100; M. Sellés, “Los instrumentos y su contexto: el caso de la marina española en el siglo XVIII”, en Endoxa: Series filosóficas: núm. 19, Madrid, UNED (2005), págs. 137-158; Atlas de los exploradores españoles, Madrid, Sociedad Geográfica Española, 2008; J. R. Barroso Rosendo, Observando Venus desde California: documentos del marino y astrónomo Vicente Doz, Cádiz, Archivo Histórico Provincial, 2018.

José Ramón Barroso Rosendo