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Blas Pierrad Alcedar

Biografía

Pierrad Alcedar, Blas. Semur (Francia), 15.VIII.1813 – Zaragoza, 29.IX.1872. Militar y político republicano.

Nació, durante la Guerra de la Independencia, en la población francesa en la que estaba prisionero su padre, el brigadier Santiago Pierrad, y a la que se había trasladado su madre, Teresa Antonia Alcedar y Estrada.

Su primera educación en España la completó con un año en el Colegio de Reims que regentaba su tío paterno Pedro Desiderio, canónigo de la Catedral, tras lo cual inició su formación militar como cadete menor de edad del Regimiento de Caballería de Alcántara, que mandaba su progenitor. En noviembre de 1825 entró a servir como alférez uniformado de la Guardia Real, sin sueldo, pasando a ser oficial efectivo en julio de 1826.

Su primera acción militar, recién ascendido a teniente por antigüedad, fue contra los carlistas que se levantaron en Talavera de la Reina en octubre de 1833. Tras permanecer en guarnición en Madrid, fue nuevamente movilizado, en julio de 1836, para perseguir a las fuerzas del cabecilla Gómez en Castilla la Nueva y Andalucía. Por los méritos contraídos en la acción de Alcaudete (28 de noviembre de 1836) fue ascendido a capitán, cuando le correspondía ya por antigüedad. Destinado al Ejército del Norte, tomó parte en las acciones de Oteiza, Huesca y Barbastro (2 de junio de 1837), por las que fue recompensado con el empleo de comandante. En la última de ellas sufrió una grave herida de bala en el hombro izquierdo (proyectil que le sería extraído en 1863 por el célebre cirujano francés Nélaton) y fue trasladado en camilla a Zaragoza, a casa de su padrino, el teniente general Blas de Fournas, permaneciendo imposibilitado en Madrid hasta el final de la guerra civil.

Durante la fracasada insurrección militar de octubre de 1841 contra el regente Espartero, encabezada por Diego de León y O’Donnell, Pierrad combatió en el norte a las fuerzas pronunciadas de Montes de Oca.

Disuelta la Guardia Real en diciembre de ese año, fue destinado al Regimiento de la Reina. En febrero de 1842 fue nombrado teniente coronel de Caballería, y, tras permanecer de reemplazo en la capital, en 1844 marchó a Pamplona para encargarse del mando accidental del Regimiento Almansa, que ejerció hasta 1845, en que fue destinado nuevamente a Madrid.

En agosto de 1848 fue nombrado coronel del Regimiento Farnesio, con sede en Burgos y desde el año siguiente en Valladolid, mando del que cesó en 1852 para encargarse del Regimiento de Carabineros de la Reina, en el cual ascendió a brigadier por rigurosa antigüedad en 1853.

En el verano de 1854, estando destinado en Valencia, contribuyó al triunfo de la revolución vicalvarista formando parte de la Junta revolucionaria provisional de esa capital, siendo condecorado al año siguiente con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Nombrado por el general O’Donnell segundo cabo de Castilla la Nueva y gobernador militar de Madrid, apoyó el golpe de Estado promovido por éste y el general Serrano en julio de 1856, al combatir a los defensores de las Cortes Constituyentes en las barricadas levantadas por los milicianos nacionales; servicios que le fueron recompensados con el ascenso a mariscal de campo.

En agosto de 1857, el general Narváez le destinó a Filipinas, como segundo cabo, con motivo de la participación española en la campaña francesa de la Cochinchina.

Tras regresar a Madrid en 1859, marchó al escenario de la guerra de África como agregado al cuartel general, aunque sin conseguir de O’Donnell mando sobre tropas.

Al regreso de un viaje por Inglaterra y Francia (1862-1863), Pierrad se implicó directamente en las luchas políticas al afiliarse al Partido Progresista, ayudar a fundar el periódico El Progreso Constitucional (1864) y, finalmente, ponerse al servicio del general Prim. Con motivo del pronunciamiento de éste en Villarejo de Salvanés, Pierrad fue preventivamente arrestado y luego desterrado a Soria en febrero de 1866, de donde salió disfrazado, cumpliendo órdenes del conde de Reus, para dirigir el movimiento que se preparaba en Madrid. La jornada insurreccional del 22 de junio rebasó la acción castrense de los sargentos sublevados en el cuartel de San Gil al trasladarse la lucha a las calles, lo que impidió que el general Pierrad pudiese dirigir el movimiento, que fue, además, rápidamente sofocado por las fuerzas leales al Gobierno O’Donnell.

En plena lucha, Pierrad sufrió una fuerte caída del caballo y tuvo que ser trasladado a casa del duque de Alba, quien le mantuvo oculto hasta que pudo refugiarse en la embajada de los Estados Unidos, de donde salió el 19 de julio de 1866 hacia Bayona.

Exiliado en Francia y pesando sobre él una pena de muerte, Pierrad se implicó en las conspiraciones de los emigrados, asistiendo a las reuniones de Ostende y Bruselas. Para el levantamiento de agosto de 1867, Prim le confió la jefatura del movimiento en Aragón.

Pierrad cruzó la frontera por Canfranc el día 16 y se unió a las fuerzas insurrectas de Domingo Moriones, que figuraba como su segundo, reuniendo unos seiscientos carabineros y montañeses. En Llinas de Marcuello tuvo lugar el encuentro entre las fuerzas insurrectas y las del Gobierno del general Manso de Zúñiga, que murió en el enfrentamiento. A pesar de la victoria rebelde, su falta de eco y las rivalidades por el mando hizo que la expedición fracasase, ganando Moriones y Pierrad la frontera de manera independiente.

Estos sucesos de Huesca y el no haberle dado Prim la razón por completo, hicieron que Pierrad rompiera con los progresistas y se convirtiera al credo republicano de los demócratas.

Durante la Revolución de 1868, Pierrad cruzó la frontera el 29 de septiembre y sublevó, con el apoyo de sus correligionarios, el Ampurdán y la plaza de Figueras, cuya Junta revolucionaria presidió circunstancialmente.

Días después inició un viaje en ferrocarril que le llevó, en medio de populares muestras de gratitud, de Barcelona a Madrid, presidiendo en esta última capital la Junta revolucionaria del distrito del Congreso. Beneficiado por los ascensos prodigados por el ministro Prim en octubre de 1868, fue nombrado teniente general. Como el militar republicano de mayor graduación, se convirtió en una figura clave en la jefatura del partido (encabezado entonces por el marqués de Albaida), ayudando con su fe en el “pueblo soberano” y su fama (batallones de la milicia y vías públicas llevaron su nombre) a dar prestigio al ideal republicano-federal. Esta popularidad le llevó a ser elegido para los comités madrileño y nacional del partido (1868) y diputado de las Cortes Constituyentes por el distrito de Ronda en enero de 1869, figurando también como vicepresidente de la Sociedad Abolicionista Española. Durante esos meses, Pierrad desplegó una intensa campaña política firmando manifiestos, asistiendo a reuniones en los clubes y a manifestaciones en la calle (incluidas las que pedían la abolición de las quintas), colaborando en la prensa e, incluso, dirigiendo en Madrid un efímero periódico republicano, El Pueblo Rey, en 1869. Fue también uno de los impulsores de los “pactos federales” llevados a cabo por su partido en la primavera de ese año.

Promulgada la Constitución monárquica de 1869, a la que el general republicano negó su juramento, y limitadas por el Gobierno las manifestaciones públicas contrarias a ella, Pierrad encabezó, el 20 de septiembre de ese año, una manifestación en Tarragona en el curso de la cual fue brutalmente asesinado por la multitud el secretario del Gobierno Civil, Raimundo de los Reyes García, gobernador en funciones, que atrajo las iras populares al intentar que los manifestantes dejasen de mostrar y de gritar los lemas republicano- federales, considerados subversivos. Acusado de promover la rebelión, el diputado Pierrad fue detenido en Tortosa y encarcelado en el castillo de Montjuic de Barcelona, sin que recobrara la libertad hasta ser amnistiado por el Gobierno Ruiz Zorrilla en octubre de 1871. Durante el reinado de Amadeo I, fue elegido diputado en las elecciones de 1871 y en las segundas de 1872, por Barcelona y La Carolina, respectivamente.

Murió unos meses después sin ver proclamada la República, de la que llegaría a ser ministro interino de la Guerra su hermano Fernando. La viuda del general Pierrad, Narcisa Martínez de Irujo, fue asesinada durante el robo de su casa en 1874.

 

Bibl.: J. Massanet y Ochando, Memoria sobre los sucesos de Aragón en agosto de 1867, Madrid, Imprenta de Tejado, 1868; U. Romero Quiñones, “Don Blas Pierrard”, en C. Rubio, Historia filosófica de la Revolución española de 1868, t. I, Madrid, Imprenta y Librería de M. Guijarro, 1869, págs. 364-420; J. de Sigüenza, “D. Blas Pierrad, diputado por Ronda (Málaga)”, en Biografías de los Diputados a Cortes de la Asamblea Constituyente de 1869 [...] redactadas por una Sociedad de Literatos, t. I, Madrid, Imprenta a cargo de Tomás Alonso, 1869, págs. 1037- 1071; VV. AA., Los diputados pintados por sus hechos. Colección de estudios biográficos sobre los elegidos por el sufragio universal en las Constituyentes de 1869, t. I, Madrid, R. Labajos y Cía., 1869-1870, págs. 36-38; J. M. Martínez, Memoria que el Gobernador de la provincia de Tarragona presenta al Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación relativamente a los sucesos que han tenido lugar en esta ciudad con motivo del asesinato cometido al caer la tarde del 20 de setiembre de 1869, en la persona del Secretario de este Gobierno D. Raimundo de los Reyes García, Tarragona, Imprenta y Librería de José Antonio Nel-lo, 1869; Lisso, “Blas Pierrad”, en La Ilustración Republicana Federal (Madrid), 6 (23 de julio de 1871), págs. 87-88; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de historia de España, Madrid, Alianza, 1981.

 

Gregorio de la Fuente Monge

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