Reinaldi, Juan Bautista. Génova (Italia), 1786 –?, s. XIX. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Ingresó en 1809 como soldado en el 2.º Regimiento de la Guardia Real de Infantería, luchando en la Guerra de la Independencia durante los años 1809 a 1811 en Cataluña. En 1812 pasó a combatir a los franceses en el Reino de Murcia, hallándose al año siguiente en el sitio de Pamplona hasta su rendición. En 1814 luchó en la batalla de Sorauren (Navarra), terminando la campaña con el empleo de sargento primero.
Entre 1815 y 1821 se dedicó a prestar servicios de guarnición y a realizar marchas y cubrir destacamentos, y entre 1818 y 1820 desempeñó el cargo de secretario de la Habilitación Principal del 2.º Regimiento de Guardias Walonas.
En 1826 pasó a la situación de indefinido, regresando al Ejército en 1833 con el empleo de subteniente del Regimiento de Borbón.
Intervino en la primera guerra civil, persiguiendo en 1834 al brigadier Basilio García. En ese mismo año, al ser fortificada Maestu (Álava), entró en el mes de marzo a formar parte de su guarnición, compuesta por nueve compañías del Regimiento de Borbón al mando del primer comandante Francisco Álvarez del Manzano, siendo gobernador de la plaza el coronel Juan José de Caula.
El enemigo puso sitio a la plaza en varias ocasiones, pero su guarnición resistió bravamente. El 30 de enero de 1835 sufrió un primer ataque en presencia de don Carlos y dirigido por Zumalacárregui al mando de siete batallones de infantería, caballería y varias piezas de artillería, siendo rechazado el asalto.
En el mes de febrero se produjo otro ataque de tres batallones, que se repitió el 7 de marzo, siendo el más duro el que tuvo lugar el 3 de abril, en el que fueron rechazados los carlistas tras doce horas de combate y después de haber hecho más de doscientos disparos de cañón.
Liberada la plaza el 7 de abril por el general Luis Fernández de Córdoba, en ese mismo día publicaba la siguiente Orden General alusiva a los defensores de Maestu: “La guarnición de Maestu se ha hecho digna del aprecio de la Reina nuestra Señora, de la admiración y gratitud de la patria.
Durante 15 meses de continuo sitio o bloqueo ha visto estrellarse contra sus débiles fortificaciones los perseverantes esfuerzos del enemigo, ha sufrido con heroica constancia las mayores privaciones y fatigas. En completa incomunicación con todas partes, ha sacrificado a su Reina y a su patria todas las afecciones privadas del ciudadano; un solo desertor, un solo hombre débil o cobarde no ha empañado la gloria de sus brillantes armas: la disciplina se ha conservado en toda su pureza: oficiales, sargentos y soldados, todos han rivalizado en bravura y decisión: todos se han hecho merecedores de que el ejército los conozca como el verdadero modelo de las virtudes que siempre le caracterizaron. Su noble ejemplo no puede dejar de excitar la admiración, y de hallar imitadores entre los militares españoles.
Para hacer justo homenaje al relevante mérito de dicha guarnición hasta donde alcanza mi autoridad, y mientras imploro de S. M. las debidas recompensas, he resuelto: 1º.- Dar las gracias en nombre de S. M. y del Excmo. Sr. General en jefe del ejército, al gobernador, señores jefes, oficiales, sargentos y tropa de la benemérita guarnición de Maestu, y que esta orden se publique en la general del ejército que opera en las provincias de mi mando, hasta que el Excmo. Sr.
General en jefe mande hacer extensiva a la de todo el ejército del Norte. 2º.- Que el gobernador y los jefes de la guarnición me pasen con toda brevedad noticia de las personas y acciones más sobresalientes, para que recaiga sobre ellas la debida recompensa y estímulo. 3º.- Que el primer día que formen las tropas de aquella guarnición con las que se hallan a mis inmediatas órdenes en la ciudad de Vitoria, y a presencia de su vecindario, pasen formadas en columnas con distancia por delante de todos los cuerpos, y que éstos, con las armas presentadas y banderas desplegadas, saluden a tan bizarros compañeros de armas a la voz de sus respectivos jefes por la aclamación de viva la guarnición de Maestu, honor a sus virtudes”.
Nombrado el general Valdés ministro de la Guerra y comandante general en jefe de los Ejércitos de Operaciones y Reserva, se dirigía a éstos desde Vitoria el 18 de abril de 1835, recogiendo el artículo 3º de la Orden General de dicho día las siguientes concesiones: “Quedan condecorados con la cruz de S. Fernando de segunda clase todos los oficiales, y con la de Isabel II los demás individuos de las guarniciones de Olazagoitia y Maestu, sin perjuicio de otras recompensas (...)”.
La concesión de la Cruz Laureada de San Fernando a todos los oficiales que participaron en la citada defensa fue muy controvertida, ya que no se realizó el preceptivo juicio contradictorio, no obstante lo cual les sería concedida por Real Orden de 16 de mayo de 1840.
Una vez liberada Maestu, luchó a continuación en Artaza y Castrejana (Navarra), Bilbao y castillo de Guevara (Álava).
En 1836 se batió en Arlabán (Álava), y en el puente de Vidaurreta, Guendulain y la Borda de Íñigo (Navarra), cayendo prisionero el 4 de julio en esta última acción con toda su compañía y recibiendo en ese mismo mes el ascenso a teniente. Recobrada la libertad tras ser canjeado en el mes de abril del año siguiente, se halló en las acciones de Santa Marina y Galdácano, y Zornoza (Vizcaya), en la toma de las líneas de San Sebastián, en los ataques a los fuertes de Irún y Fuenterrabía, en la batalla de Chiva y en las acciones de Linares y Horcajo.
Tras pelear en 1838 en Bortedo (Burgos) fue destinado al Batallón de Inválidos Hábiles del Ejército del Norte.
En 1843 fijó su residencia en Leganés (Madrid) en situación de reemplazo, pasando años después a la situación de retirado en Madrid.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. R-713.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez