Ben Falaqerah, Šem Ţob ben Yosef. ¿Tudela? (Navarra), c. 1225 – ?, 1295. Poeta, médico y filósofo.
De familia muy influyente de Tudela, vivió en esta ciudad, Cataluña y Provenza de una manera sumamente austera y sencilla. Conocía muy bien las culturas árabe y hebrea. Sin embargo, es un tanto ecléctico, pues admite también, junto a ciertos elementos aristotélicos, el neoplatonismo y algunos temas de la astrología. Fue un buen poeta y utilizó a veces sus poemas con fines didácticos.
Entre sus obras figuran: Iggeret ha-wikkuaű (Epístola sobre la discusión), en la que defiende la necesidad deque los judíos piadosos estudien la filosofía; Moreh ha-moreh (Guía de la Guía), consejos para leer la Guía de perplejos de Maimónides; Miķtağ ’al dēğar ha-Moreh (Libro de las palabras de la Guía), repite el tema de la obra anterior; Rešit űoķmah (El principio de la sabiduría), muestra cómo la felicidad está en estudiar filosofía; Iggeret ha-musar (Carta de la admonición), dedicada a dar normas de buena conducta; Şori ha-yagon (El hedor de la tristeza), que defiende la resignación; Iggeret ha-űalom (Epístola del sueño) y Batte hanhagat ha-nefeš (Medidas de la conducta del alma), consistentes en una selección de normas de higiene y moral para la salud física y psíquica; Sefer ha-ma’alot (Libro de los grados), Sefer ha-mēğaqqeš (Libro del estudioso), su obra más importante, trata de una introducción al estudio de la filosofía, siendo una mezcla de filosofía, historia general, historia de la medicina, sentencias, poemas, epigramas; Sefer ha-nefeš (Libro sobre el alma), sobre psicología; Sefer ha-’āşamim ha-űāmišah (Libro de las cinco substancias), sobre las sustancias del Pseudo-Empédocles; De’ot ha-pilosofim (Teorías de los filósofos), atribuida a él y que consiste en un repertorio de las principales tesis de algunos filósofos, sobre todo de Aristóteles y Averroes; Měgillat ha-zikkaron (Libro del recuerdo), en que relata los sufrimientos del pueblo judío.
Se han perdido sus comentarios al Pentateuco y la explicación filosófica de algunas partes del Talmud titulada Sefer ha-děraš (Libro de la investigación). Tradujo, además de la Guía de perplejos de Maimónides, La fuente de la vida de Ibn Gabirol.
En su De’ot ha-pilosofim (Teorías de los filósofos) pone como fin del hombre conocer la verdad y a Dios, para lo cual hay dos caminos: la profecía y la ciencia. El profeta recibe por iluminación de su intelecto las verdades reveladas de una manera cierta y segura. El científico y el filósofo analizan el mundo para, desde él, ascender a la verdad divina utilizando la razón y teniendo en cuenta las opiniones de los demás.
El filósofo puede alcanzar la verdad, pero no de una manera tan segura como el profeta. El filósofo debe tener dos cualidades: capacidad intelectual y virtudes morales.
Para Falaquerah, la cima de la filosofía se logra con Aristóteles. Por eso, sigue sus doctrinas tal como las interpretan al-Fārābī, Maimónides y, sobre todo, Averroes, al que sigue en sus comentarios al Estagirita.
Sobre la creación del mundo, Falaquerah cree que es un tema básico en la religión y que filosóficamente sólo puede demostrarse por la contingencia del universo (no por la ley de la causalidad, pues nos podría llevar a la eternidad del mundo, como fue el caso de
Aristóteles), el cual, siendo simplemente un ser posible, precisa de un Ser Necesario que le dé la existencia, tal como lo había planteado al-Fārābī.
Obras de ~: ’Iggeret ha-wikkuaű, Constantinopla, 1557; Şori ha-yagon, s. l., 1557; Sefer ha-mēğaqqeš, s. l., 1646 (ed. de M. Herschel, Levine, 1976); Moreh ha-moreh, ed. de M. L. Bisliches, Pressburg, 1837; Miķtağ ’al dēğar ha-Moreh, ed. de M. L. Bisliches, s. l., 1838; Sefer ha-nefeš, ed. de Lemberg, 1835 (nota prelim., trad. del hebreo y notas de
A. M. Riaño López y F. Samaranch Kriner, Granada, Universidad, 1990); Sefer ha-ma’alot, ed. de Venetianer, s. l., 1894; Rešit űoķmah, ed. de M. David, s. l., 1902; ’Iggeret ha-űalom, ed. de H. Malter, en Jewish Quarterly, Review, 1 (1910-1911), págs. 451-491; ’Iggeret ha-musar, ed. de A. M. Haberman, en Qobeş ’al‑yad, 1 (1936), págs. 43-90; 2 (1937), págs. 231-262; Ha‑širah ha-’iğrit bi-Sefarad u-be-Provence, ed. de H. Schirmann, vol. II, Tel Aviv, 1954-1959, págs. 329-342; Batte hanhagat ha-nefeš, ed. y trad. esp. de M. E. Varela, s. l., 1986; De’ot ha-pilosofim, s. f. (inéd.).
Bibl.: M. Steinschneider, Die hebräischen Übersetzungen des Mittelalters und die Juden als Dolmestscher, Berlin, 1893 (reimpr., Graz, 1956), págs. 5 ss., 243, 356, 380 y 422; Y. H. Malter, [artículo], en Jewish Quarterly, Review, 1 (1910, 1911), págs 151-181; H. Schirmann, Ha‑širah ha-’iğrit bi-Sfarad u-be-Provence, vol. II, Tel Aviv, 1954-1959, págs. 329-342; M. Plesner, Homenaje a J. M. Millás Vallicrosa, s. l., 1966, págs. 161-186; J. M. Millás, Literatura hebraicoespañola, Buenos Aires, Labor, 1973 (3.ª ed.), págs. 174, 329 y ss.; G. Dahan [artículo], en Sefarad, 39 (1979), págs. 47-85 y 237-264; Y. Baer, Historia de los judíos en la España Cristiana, trad. de J. L. Lacave, Madrid, Altalena, 1981, 2 vols., págs. 164, 177, 709 ss., 717; C. Sirat, La philosophie Juive Medievales en pays de chrétienté, Paris, Centre National de Recherche Scientifique, 1983, págs. 42-46; R. Jospe, Torah and Sophia. The Life and Thought of Shem Tov ibn Falaquera, Cincinnati, Hebrew Union College Press, 1988.
Joaquín Lomba Fuentes