Smith Marí, Ismael. Barcelona, 16.VII.1886 – White Plains, Nueva York (Estados Unidos), 1972. Pintor, dibujante, escultor y grabador.
Barcelonés de nacimiento, fue el tercero de los cinco hijos (Pedro Juan, Ana María, Isaac y Francisco) del matrimonio formado por Victoriano Smith Vicens y Mónica Marí Smith. El origen del apellido proviene de un antepasado armador afincado en Tarragona. El padre falleció en 1898, el día en que se dio a conocer la pérdida de Cuba, tierra de ultramar a la que estaba vinculado gran parte de su patrimonio. La temprana orfandad del patriarca le otorgó a doña Mónica el mando absoluto de su prole que siempre se mantuvo unida y aislada, hasta el punto de que ninguno de los hermanos fundó un hogar propio. De los cinco hermanos, sólo Isaac estuvo casado por un breve período.
Desde muy niño, Ismael mostró un peculiar talante artístico que le llevó a instruirse en la Academia Baixas, en la Escuela de Artes y Oficios Llorja y luego en los talleres de los escultores Atche y Carbonell. En 1904, ganó una medalla por su escultura Tempestad en un concurso de aprendices de la Escuela de Artes y Oficios y se la dedica a sus maestros Agapito Vallmitjana y Joseph Llimona. A partir de 1906, empezó a prodigarse en exposiciones y la prensa y las revistas satíricas de Barcelona se hicieron eco de sus extravagancias y de su peculiar carácter, que le hicieron ganar fama de dandi y decadente. Sin embargo, Eugenio d´Ors le admiró en La Veu de Catalunya desde donde le proclamó escultor noucentiste. Su prestigio y la curiosidad que despertaba se disparó a partir de 1907 con su segunda medalla en dibujo y tercera en escultura en la Exposición Internacional de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona, además de su exposición junto a Laura Albéniz en la Sala Joseph Ribas y la de Autorretratos de artistas españoles donde deslumbró con su escultura Nano, actualmente en el Museo Nacional de Arte Moderno de Barcelona. Se apasionó por el arte de los ex libris, que aprendió de Alejandro Riquer y que continuó con gran éxito en Nueva York. En 1909 empezó con aguafuertes como La Primera Vanidad mientras sus dibujos se los disputaban las revistas barcelonesas Papitu o Cu-cut. Ganó otra medalla con la escultura de La bailaora Encarnación en la Exposición Internacional de Bruselas. Marchó en 1911 a París con una beca del Ayuntamiento de Barcelona y permaneció allí hasta 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial. El ingenio y la vida de sus escenas callejeras, la profundidad de sus retratos entusiasmaron mientras el cultivó la amistad de Zuloaga o Picasso, de quien firmó un agudo autorretrato con pipa en 1912. Fue una época fecunda, montó un taller y participó en la gran exposición de Arte Español Moderno de Brighton y Galería Grafton de Londres, donde sus grabados de picadores y toros causaron una vivísima impresión.
Tras su vuelta de París, donde dejó abandonadas muchas obras que nunca recuperó, cayó en una depresión que coincidió con el languidecimiento de la Belle Époque y que le hizo perder actualidad y fuerza hasta que recuperó la inspiración en Sevilla y sus estancias en Londres. Impresionado por la trágica muerte del compositor leridano Granados a quien había invitado a cenar una noche antes de que embarcara en el vapor Sussex, bombardeado en el Canal de la Mancha por los alemanes, elaboró un excelente retrato escultórico y otro de Cambó, extraviado durante la Guerra Civil.
En 1918, se reunió con su familia en Nueva York y empezó una época de prosperidad para el artista y su familia. Smith se movió con ahínco para triunfar en Estados Unidos e hizo famosas sus folclóricas Spanish Scenes, sus ex libris, sus grabados eróticos y bíblicos, alejados de la moda realista de Hopper o Sloan, o la terrible escultura de Santa Teresa de Lisieux creada para la Iglesia de la Concepción de Washington, hoy en paradero desconocido. Viajó con cierta frecuencia a España y en Barcelona concluyó una nada convencional Imagen del Sagrado Corazón de Jesús, destinada para algún país Sudamericano. La escultura es tan chocante y extraña que los patrocinadores la abandonaron en el puerto después de haber sido expuesta en el Palacio de las Misiones de la Exposición Universal de Barcelona.
Durante la Guerra Civil, se posicionó como anticomunista.
Pero el futuro reservo amargas decepciones a Smith. Primero, la decadencia del arte modernista, luego las muertes de los miembros más queridos de su familia: su madre, su hermana y su hermano Isaac, además de sus frecuentes tensiones mentales y su obsesión por el cáncer, cuyo origen estaba seguro de haber descubierto como queda recogido en el legado que se encuentra en la New York Hispanic Society. En la década de 1950, ya establecido en la gran Mansión del pueblo de Irvington, a las orillas del Hudson, conoció a Antoni Tápies, con quien mantuvo una entrañable amistad. Ismael vivió con su hermano Paco, en calidad de últimos supervivientes del clan, hasta que éste ingresó a Ismael, en contra su voluntad, en el sanatorio de Bloomingdale, en White Plains, población cercana a Nueva York. Nunca volvió a salir. Sus últimos años transcurrieron entre la dirección de las clases de terapéutica artística y la creación de unas máscaras femeninas de gran patetismo que parecen hundirse lentamente en el fango como su vida.
Obras de ~: pintura; Eugenio D’Ors, c. 1910. Escultura: autorretrato, c. 1910; La bailaora Encarnación, 1911; Santa Teresa de Lisieux; imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Bibl.: B. Lobo Abascal, “Vida. Ex libris de Ismael Smith”, en Museo Municipal de Madrid, año 28, n.º 103 (1991), págs. 3-16; E. García Herraiz y C. Borbonet i Sant, Ismael Smith, grabador, Madrid, Calcografía Nacional, 1989 (Ed. Biblioteca de Cataluña); M. Borja-Villel, Ismael Smith, New York, Hispanic Society of America, 1989; M. Castillo i Valero, “El grabador Ismael Smith”, en Revista de Catalunya (Barcelona), (1990), págs. 82-87; A. Castaño (coord.), Ismael Smith. Cuaderno de París. Exposición, Madrid, 28 de junio-9 de septiembre, Madrid, Fundación Cultural Mapfre, 2001 (cols. Fundación Cultural Mapfre Vida).
Ada del Moral Fernández