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Diego de Basalenque

Biografía

Basalenque, Diego de. Salamanca, 25.VII.1577 – Charo, Michoacán (México), 11.XII.1651. Agustino (OSA) y cronista de la Orden en el virreinato de Nueva España.

Nació en Salamanca, en julio de 1577; fue hijo de Alonso Serrano e Isabel Cardona, padres de trece hijos —dos serían agustinos y uno jesuita—, que, hacia 1586, marcharon a Nueva España con el deseo de mejorar su fortuna, aceptando los consejos de Diego de Basalenque, hermano de Isabel, y hombre de buena posición económica lograda con su trabajo e industria en las minas de San Andrés de Topia, situadas en la sierra de Durango. Recién llegados a Jalapa, Alonso tomó el apellido de su cuñado Diego, quien adoptó a su sobrino por llevar el mismo nombre.

El niño Diego comenzó los estudios en Puebla y pronto marchó a México como pupilo del profesor García Rojo. Sus dotes naturales, capacidad de trabajo e inteligencia le facilitaron el acceso al colegio máximo que los jesuitas tenían en la capital de la Nueva España, y allí cursó gramática, retórica y humanidades.

Viendo su talento y cierta inclinación a la vida religiosa, le animaron a que ingresase en la Compañía de Jesús, pero rechazó el ofrecimiento, ya que se sentía más atraído por la vida agustiniana desde que conoció y trató frecuentemente a fray Melchor de los Reyes. Ingresó en la Orden de San Agustín y tomó el hábito en el convento de México, el 5 de febrero de 1593. profesó al año siguiente y mostró su enorme talento en las actuaciones públicas que hizo en el colegio de San Pablo siendo aún estudiante.

Por el incremento de vocaciones y para mejor organización de los religiosos y su actividad apostólica, en 1602 los agustinos formaron dos provincias —San Nicolás de Tolentino de Michoacán y del Santo Nombre de Jesús de México—, adscribiéndose fray Basalenque a la primera, donde leyó Artes, Filosofía y Teología durante bastantes años, además de cultivar algunas materias de la rama de Ciencias (arquitectura, matemáticas y astronomía), Leyes (utrumque Ius), Bellas Artes (poesía, música y canto), y Lenguas Clásicas (griego y hebreo), hasta que le llegó el momento de los cargos —cursus honorum—, siendo nombrado secretario de la provincia, en 1611, para pasar como prior del convento de San Luis de Potosí, en 1616, cargo que desempeñó por seis años, alternando el segundo trienio con el de visitador provincial y levantado el convento a una gran altura de prosperidad religiosa, cultural y material.

A continuación fue al de Valladolid (hoy Morelia), donde accedió al grado de maestro en Teología, tras una memorable oposición ante ambos cabildos de la ciudad y numeroso público, celebrada en la iglesia de San Agustín; en 1523 fue elegido superior provincial, dejando recuerdo imborrable de su prudencia y servicio en el ejercicio del mando, y pasó a continuación al convento de Zacatecas, donde enseñó teología moral a todos los clérigos de la ciudad y se pudo dedicar al rezo, al estudio y a sus escritos, la mayoría de los cuales quedaron inéditos. Entre todos ellos destacan una historia de la provincia agustiniana de Michoacán, y sus estudios sobre el arte de la lengua tarasca, la gramática y el vocabulario de la lengua matlaltzinca.

En 1636 fue trasladado al convento de la villa de Charo, en Michoacán, y decidió aprender el idioma de los naturales del Valle de Toluca para mejor inculcar la fe cristiana y la cultura hispana, estructurándolo en gramáticas para poder estudiarlo y enseñarlo.

Lleno de virtudes religiosas y valores humanos, falleció en aquel convento el 11 de diciembre de 1651. Un año después la comunidad comprobó que su cuerpo se hallaba incorrupto y así se mantenía cien años después, cuando, en 1759, con licencia del obispo Pedro Anselmo Sánchez de Tagle y total sigilo, se decidió trasladarlo al convento de Valladolid, donde se hizo reconocimiento del cadáver y el notario mayor del Santo Oficio levantó acta, y así se ha mantenido de forma prodigiosa. En la actualidad, bajo el altar de la Virgen de Consolación de aquella iglesia conventual se encuentran sus restos, en compañía de los de otro hermano y gran apóstol en Tierra Caliente, fray Juan Bautista Moya.

 

Obras de ~: Arte de la lengua matlaltzinca y vocabulario de la lengua matlaltzinca-castellana y castellana-matlaltzinca, s. l., c. 1642 (Museo Nacional de Antropología de México, ms.); Historia de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Michoacán, del Orden de N. P. S. Agustín [...], 1644 (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1673; México, La Voz de México, 1886; ed. con introd. de J. Bravo Ugarte, México, Editorial Jus, 1963; ed. con introd. y notas de H. Moreno García con el tít. Los agustinos, aquellos misioneros hacendados, México, Secretaría de Educación Pública, 1985); Arte de la lengua tarasca [...], México, Francisco de Rivera Calderón, 1714 (México, 1805; Morelia, 1962); Muerte en vida y vida en muerte. Obra inédita, con pról. de I. Monasterio, San Lorenzo de El Escorial, Imprenta del Real Monasterio, 1933 (Colección Biblioteca Clásica Agustiniana, vol. III).

 

Bibl.: P. Salguero, Vida del Venerable P. y exemplarísimo Varón, el M. Fr. Diego Basalenque, Provincial que fue de la Provincia de San Nicolás de Michoacán, México, Vda. de Bernardo Calderón, 1664; L. Centeno, Vida del Ven. Padre Fr. Diego de Basalenque, Provincial de los Agustinos de Michoacán, Roma, Imprenta Barbini, Roma, 1761; J. Lanteri, Postrema Saecula Sex Religionis Augustinianae in quibus breviter recensentur Illustriores Viri Augustinienses [...], vol. III, Romae, Typ. Bernardi Morini, 1860, págs. 38-43; B. Moral, “Catálogo de los escritores agustinos españoles, portugueses y americanos y sus obras por orden alfabético de autores”, en La Ciudad de Dios (CD), 28 (1892), págs. 375-380 y 535-539; V. P. Andrade, Ensayo bibliográfico mexicano del siglo XVII, México, Imprenta del Museo Nacional, 1899 (2.ª ed.); E. Valverde Téllez, Bibliografía filosófica mexicana, vol. I, México, Díaz de León, 1907, págs. 27-28; J. T. Medina, La Imprenta en México (1539-1821), vol. 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Francisco Javier Campo s y Fernández de Sevilla, OSA

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