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Jaime Gil

Biografía

Gil, Jaime. Játiva (Valencia), f. s. xiv – Roma (Italia), 1473-1475. Religioso dominico (OP), teólogo.

Jaime Gil, más conocido por su apellido latinizado Egidio, nació en Játiva, en fecha desconocida, a finales del siglo xiv. Ingresó en la Orden de Predicadores y tomó el hábito en el convento de su ciudad natal.

No se sabe nada de sus primeros años como dominico, ni tampoco dónde cursó sus estudios teológicos.

La primera noticia fechada que se tiene de él es de 1426, cuando el Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia, le nombró sub-lector de Teología en el convento de Barcelona. Más tarde obtuvo el grado de maestro en Teología, pues en 1431 el Capítulo General de Lión le ratificó este título, y en 1434 fue elevado a lector del convento de Barcelona, donde estuvo hasta 1436, fecha en que el Capítulo Provincial de Sangüesa (Navarra) le encargó la enseñanza de la Teología en la escuela catedralicia de Tortosa, cargo que desempeñó durante casi nueve años.

No fue un frío profesor, encerrado en los libros, sino un espíritu inquieto, deseoso de vivir con mayor pureza y rigor la regla de su Orden. Así, cuando comenzó a extenderse por la provincia aragonesa la reforma dominicana, que había iniciado en Italia fray Raimundo de Capua, nuestro Gil se adhirió con entusiasmo a ella y se convirtió en uno de sus más fogosos propagadores. En 1439 redujo a la observancia el convento de Cervera, desde donde fue extendiendo la reforma a otros cenobios vecinos. Tanto se distinguió en esta tarea que el maestro general de la Orden le nombró en 1440 vicario general de la provincia de Aragón, y en el Capítulo de Puigcerdà (1445) fue elegido provincial de Aragón; como tal aparece en los Capítulos Generales de Puy en Velay (1447), Lión (1450) y Roma (1451).

Al concluir su mandato como provincial volvió a su convento de Barcelona, pero poco después tuvo que regresar a Roma, pues en 1452 el papa Nicolás V le nombró maestro del sacro palacio apostólico, al quedar vacante este cargo por la promoción del dominico Henri Kalsteisen al arzobispado de Drontheim, en Noruega. Su paisano Alfonso de Borja, que accedió al pontificado en 1455 con el nombre de Calixto III, no sólo lo mantuvo en el cargo, sino que aumentó sus competencias, nombrándolo examinador de todos los predicadores de la casa pontificia, mediante la bula Licet ubilibet del 13 de noviembre de 1456, en la que le concedía facultades para examinar todos los sermones, corregirlos si lo creía necesario, fijar su duración y exigir una copia para asegurarse que el sermón predicado se ajustaba al aprobado. Por orden de este Papa compuso en 1457 el oficio de la Transfiguración del Señor, a fin de conmemorar la victoria de las tropas cristianas sobre el turco en la batalla de Belgrado.

Calixto III le tuvo en gran estima, como consta en la bula que le dirigió el 6 de agosto de 1458 confirmándole en su función de maestro del sacro palacio, donde le dirigía grandes elogios. A la muerte del Papa setabense continuó desempeñando este empleo con Pío II, quien amplió sus prerrogativas al encargarle las funciones de inquisidor especial dentro de la curia romana, y le honró nombrándole abad comendaticio de la abadía de Santa María de Bellpuig, en la diócesis de Urgel. Al concluir el año de 1472 su nombre desaparece de la lista de pagos de la curia, por lo que suponemos que debió morir al comienzo de 1473, aunque algunos autores sitúan su muerte en 1475. Los historiadores de la Orden de Santo Domingo Quetif y Echard lo consideran “uno de los que fueron columna de la Orden en el siglo xv”.

Se conocen nueve obras suyas: tres tratados sobre la concepción de la Virgen María —cuestión discutida entre los teólogos del siglo xv— en los que defiende las tesis de santo Tomás de Aquino, en contra de los franciscanos, que sostenían la concepción inmaculada de María. Otros tres tratados sobre la pobreza de Cristo y contra quienes la impugnan. Un sermón teológico sobre el martirio de san Juan Bautista. Una defensa de la fe católica contra los errores de Zanzino de Soltia, hereje bergamasco de su tiempo, y el oficio de la Transfiguración del Señor, al que ya se ha hecho referencia.

 

Bibl.: F. Diago (OP), Historia de la Provincia de Aragón, Barcelona, 1599, fols. 66r.-67v.; J. Quetif-J. Echard, Scriptores Ordinis Praedicatorum recensiti, t. I, Paris, Lutetiae Parisinorum, 1719, pág. 831; Monumenta Ordinis Praedicatorum Historica, VIII, Roma, 1900; F. A. Mortier, Histoire des maîtres généraux de l’Ordre de Frères Prêcheurs, IV, Paris, 1903; V. Pascual y Beltrán, Játiva biográfica, t. II, Valencia, Renovación Tipográfica, 1931, págs. 5-7; R. Creytens (OP), “Les écrits de Jacques Gil O.P.”, en Archivium Fratrum Praedicatorum, 10 (1940), págs. 158-168; L. Robles, Escritores dominicos de la Corona de Aragón. Siglos xiii-xv, Salamanca, Imprenta Calatrava, 1972, págs. 239-242; Th. Kaeppeli, Scriptores Ordinis Praedicatorum Medii Aevi, vol. II, Roma, Istituto Storico Dominicano, 1975, págs. 295-297.

 

Miguel Navarro Sorní