Agramunt, Antonio de. Agramunt (Lérida), f. s. xiv – El Puig de Santa María (Valencia), c. 1465. Religioso de la Orden de la Merced (OdeM) e importante redentor de cautivos.
Comienza a saberse de él el 28 de septiembre de 1419, cuando es bachiller en decretos, comendador de Agramunt y definidor por la provincia de Valencia.
Pero por su apellido y por el cargo, es fácil deducir que era de Agramunt, importante población ilerdense, y que había estudiado derecho en Lérida; ahora asiste en Játiva al primer capítulo general del general fray Jaime Aymeric. Con los mismos títulos, pero definidor por Cataluña, estaba en el capítulo de Córdoba, tenido en Pentecostés de 1421. Desaparece de los capítulos, pero en 1422, comendador de Agramunt, fue designado redentor, llegándose a Granada con fray Pedro de Valladolid; siendo bien acogidos por el Rey, pudieron rescatar a doscientos veintidós esclavos cristianos.
Nuevamente fue constituido redentor en 1426 por el capítulo de Lérida; obteniendo trescientas nueve libertades de cautivos granadinos a una con fray Pedro de Montfangós, comendador de Carcasona, y fray Lope de Azagra; en su favor Alfonso V el Magnánimo escribió el 15 de septiembre de 1427 una recomendación al rey de Granada “pidiéndole que no les cobrara sus derechos, que les diera opción de comprar cautivos valencianos o catalanes y que no exigiera permutas de cautivos moros”.
Se había personado al capítulo general incoado en Valencia el 8 de junio, comendador de Agramunt y representante de Cataluña; allí estuvieron también fray Pedro de Montfangós y Lope de Azagra, que eran los redentores aquel año, dice el padre Nadal Gaver.
En Pentecostés de 1431 hubo capítulo en Valladolid; fray Antonio de Agramunt era vicario de El Puig, Valencia, y definidor de Cataluña, pero no asistió, como tampoco fray Nadal Gaver, que lo cuenta, sin duda por boicot al ambicioso general Antonio Dullán.
En 1438 fue remitido por su instituto al Concilio de Basilea con fray Guillermo Balaguer y fray Lope de Ossacio; consiguiendo que el Concilio confirmara generosamente los privilegios de la Merced.
El 16 de octubre de 1440 el rey don Alfonso extendió título de capellán a fray Antonio Agramunt, vicario de El Puig, por su honestidad, religión y probidad.
Reaparece definidor en el segundo capítulo del general Gaver, en Huesca, por Pentecostés de 1443, representando a Valencia; lo mismo al capítulo de El Puig, de Pentecostés de 1446.
El 26 de enero de 1446 el general Nadal Gaver lo había constituido provincial de Valencia, siéndolo hasta 1456, y en 1447 lo nominara procurador general de la Merced. El 1 de octubre de 1448 Alfonso el Magnánimo le encargó de cuidar las cosas de fray Lorenzo Company, comendador de El Puig, mientras estuviera cautivo. Una misiva real del 20 de noviembre de 1449 informa de que ahora era también comendador de El Puig.
En el capítulo de Barcelona, corrido del 15 al 26 de mayo de 1456, se le menta como vicario de El Puig, pero se le pone falta porque ni fue ni envió la cuota de cuarenta florines de oro para la redención más la dobla, que correspondían a su cargo; además se le impusieron tres florines para el procurador general; el padre Lorenzo seguía cautivo, pero tenía la encomienda podiente, temporalmente, fray Bartolomé de Marino. Cuando el capítulo general de Castelló de Ampuries, 21 a 25 de mayo de 1458, tampoco asistió, pagando su cuota, cuarenta florines, el comendador fray Lorenzo Company.
En el capítulo de Játiva, 31 de mayo a 6 de junio de 1460, sí se halló, fue encargado de dar licencias y pagó su cuota. En el capítulo de 1464 ya no se personó, siendo vicario de El Puig el padre Lorenzo Company, asimismo comendador y vicario general de la Orden. Nuestro fray Antonio habría muerto poco antes, pues su cargo era vitalicio. Fraile admirable este fray Antonio de Agramunt. Sin estar en la cúpula de la Merced, su proximidad al rey Alfonso, su cometido de redentor, sus idas como procurador ante la Santa Sede, su cargo vitalicio en El Puig, su casi permanente presencia en los capítulos generales nos testifican que fue un hombre distinguido, por bondad, sabiduría y consejo.
Bibl.: N. Gaver, Cahalogus Magistrorum generalium, Barcelona, 1445; Archivo de la Corona de Aragón, Monacales, Hacienda, vol. 2667, Capitula Ordinis a 1456 ad 1571. A. Sancho Blanco, Provinciales de la Merced en Valencia, Roma, Imprenta Madre di Dio, 1933.
Joaquín Millán Rubio, OdeM