Aguerri y Churruca, José de. Marqués de Valdeolmos (I). Tardets (Francia), 20.IV.1627 – ¿Madrid?, 1697. Hombre de negocios de Felipe IV y Carlos II.
Oriundo de la Baja Navarra, fueron sus padres Fernando de Aguerri y María de Churruca. Avecindado desde muy joven en Zaragoza, casó con Jusepa de Rivas el 25 de abril de 1644.
Asociado a la actividad asentista de su hermano Pedro de Aguerri desde 1649, se convirtió en uno de los hombres de negocios más importantes del reinado de Carlos II durante el último cuarto del siglo XVII.
Obtuvo la naturalización para él y su familia en 1653 con motivo de la firma de un importante asiento ajustado con la Corona para el abastecimiento del frente catalán. El Consejo de Castilla protestó por la concesión de la naturalidad argumentando que “[...] nunca se habían otorgado tantos derechos a un francés”, sin embargo el Monarca justificó su decisión en el hecho de que tenían naturaleza y filiación en el reino de Aragón donde se les consideraba —tanto a él como a su hermano, Pedro de Aguerri— “hijosdalgo y caballeros”. Es seguro que a comienzos de 1660 tanto su hijo primogénito, José Braulio —que solicitó ejecutoria de hidalguía en 1665— como su hermano y él mismo estaban perfectamente integrados en la infanzonía aragonesa y contaban con escudo de armas que se componía de “[...] un árbol con dos conchas a los lados i alrededor ocho aspas y por cimera o remate un morrión”.
Tras el fallecimiento de su hermano Pedro en 1663, y hasta 1677 en que José de Aguerri asumió la dirección de la firma en solitario, los negocios de la casa quedaron en manos de administradores nombrados por el Consejo de Hacienda en tanto se aclaraban las cuentas pendientes. Durante ese período cambió de lugar residencia y enviudó (1670). Al menos desde 1665 se hallaba avecindado en Madrid, asociado, a pesar de su arraigo zaragozano, al grupo de los navarros que siempre le consideraron un paisano sobresaliente. Lo demuestra el hecho de que formara parte de la congregación de San Fermín en calidad de consiliario desde 1685 y que en su casa se celebraran algunas juntas de la corporación.
Durante las décadas de los setenta y ochenta siguió suministrando dinero, víveres y pertrechos en las plazas y frentes donde fue requerido. Esa disponibilidad le ayudó a consolidar una posición social de privilegio.
En 1683 obtuvo el nombramiento de secretario del rey en el Consejo de Aragón. Fallecido su primogénito, su segundo heredero, Félix Ventura, que ya era miembro del tribunal de la Contaduría Mayor de Cuentas, recibió en ese mismo año el título de vizconde de Torrecilla y Peñatajada en virtud de los términos de un asiento ajustado por su padre en el que renunció al importe de las adehalas. Ese tratamiento tan preferente se justificaba en el Consejo de Hacienda “[...] Por ser el único asentista que hay para las urgencias de mayor aprieto que se ofrecen, sin que se haya negado a cuanto se le ha pedido [...] y respecto de los servicios que haze D. Joseph de Aguerri y ser conveniente alentarle para que los continúe mediante los pocos hombres de negocios que ay oy con quien poder negociar”.
El patrimonio de José de Aguerri fue afianzándose con el paso de los años, entre otras razones, porque la Real Hacienda le otorgó consignaciones de muy buena calidad como compensación por sus asientos. Censos situados sobre bienes de propios y rentas de ciudades prósperas como Pamplona o Zaragoza y sobre todo, en los rendimientos de la predicación de bulas de Cruzada en el principado de Cataluña, el reino de Aragón y los virreinatos de Nueva España o Perú y que en algunos casos estaban prometidos hasta 1721.
En 1687 el rey Carlos II le concedió el título de marqués de Valdeolmos al tiempo que la firma quedaba exenta de cualquier suspensión de pagos que se declarase. Esta gracia real no debe desligarse del hecho de que, un año antes José de Aguerri hubiera aceptado la rebaja de un gran paquete de juros que tenía en su poder y que pasó de tener un valor nominal de siete millones y medio de maravedíes de renta, a sólo tres millones setecientos cincuenta mil maravedíes. Sin embargo, cuando el título tomó forma definitiva dos años después, en las orlas laterales del precioso documento que acreditaba esa alta condición nobiliaria, se representaba al rey de Polonia arrebatando el estandarte a las tropas turcas que asediaron Viena en 1683. De este modo parecía que Aguerri quisiera vincular la concesión de su título de nobleza, a los servicios financieros prestados a Carlos II en tan destacada fecha.
En 1695 el título quedó consolidado en la familia a perpetuidad y tras el fallecimiento de su primer titular, pasó a su nieto, Félix de Salabert y Aguerri (Zaragoza, 1689), marqués de la Torrecilla, Valdeolmos y Peñatajada y caballero de la Orden de Santiago que era hijo de Teresa Aguerri (Zaragoza, 1649), y de Manuel Félix de Salabert y Sora, oriundo de Borja y miembro de la oligarquía zaragozana que también había participado años atrás en los asientos de abastecimiento de granos para el ejército junto a su suegro.
A partir de 1698 la dirección de la firma pasó a manos de Cristóbal de Aguerri (†1707), posible sobrino del marqués que se hallaba integrado en los negocios de la casa desde, al menos, 1690. Durante su administración, mantuvo una de las tradicionales ocupaciones profesionales de la firma, el abastecimiento de las guarniciones navarras y guipuzcoanas que intentaban hacer frente al empuje militar de Luis XIV sin abandonar las labores de depósito y préstamo a particulares que habían desarrollado sus antecesores.
A pesar de la desaparición del marqués, durante la Guerra de Sucesión la casa Valdeolmos, con un nuevo administrador desde 1708 —Pedro López de Ortega—, abandonó los aprovisionamientos militares de Navarra y participó junto con Juan de Goyeneche en un gran asiento de provisión para los ejércitos de Felipe V que estuvo vigente hasta octubre de 1713.
Bibl.: J. Caro Baroja, La hora navarra del siglo xviii. (Personas, familias, negocios e ideas), Pamplona, Comunidad Foral de Navarra e Institución Príncipe de Viana, 1985, (1.ª ed. 1969); M. Garzón Pareja, La Hacienda de Carlos II, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1980; C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Valladolid, Universidad. Secretariado de Publicaciones, 1988; M.ª C. Hernández Escayola, Negocio y servicio: Finanzas públicas y hombres de negocios en Navarra en la primera mitad del siglo xviii, Pamplona, Eunsa, 2004.
Carmen Sanz Ayán