Benavente, Juan Bautista. Madrid, p. m. s. XVII – 1678. Hombre de negocios de Felipe IV y Carlos II.
Residente y, al parecer, natural de Madrid. Comenzó a realizar asientos en 1646, actividad que se intensificó en los años sesenta a instancias del conde de Castrillo. Desde 1649 era depositario del Consejo de la Cámara de Castilla y recibió por esta razón algunas cantidades procedentes de la plata de Indias destinadas a la fábrica de la capilla de San Isidro en la Corte (25 de octubre de 1667). En 1665, fue nombrado tesorero del Consejo de Órdenes. Formó parte, asimismo, de las Juntas de Caballería Real de Castilla y de Vestir la Casa en virtud de su pertenencia al Consejo de la Cámara.
Sus primeros negocios con la Real Hacienda estuvieron relacionados con la entrega de cantidades en metálico para los asentistas de granos, caballos y bastimentos del ejército de Cataluña y también con los preparativos del viaje a Viena que debía realizar la hija de Felipe IV, Margarita Teresa, tras celebrar su matrimonio con el emperador Leopoldo I.
En 1667, había realizado un número considerable de préstamos y por esta razón, y teniendo en cuenta que no había cargado con intereses exagerados a la Real Hacienda, pidió para su yerno, Francisco de San Martín Ocina —caballero de la orden de Calatrava, contador del Consejo de Hacienda y secretario de su Diputación—, el título de secretario de honor del Rey. Por los mismos años amplió su patrimonio en bienes inmuebles y perpetuó su presencia en Madrid con la adquisición de un solar en la calle Carretas para posteriormente edificar.
Quedó exento de las suspensiones de consignaciones decretadas el 14 de agosto de 1662 y de 15 de noviembre de 1663 aunque finalmente sus cuentas fueron sometidas a revisión por la Real Hacienda en 1666, en virtud de una nueva Real Cédula de 27 de mayo de ese año que “[...] daba nueva forma para el ajustamiento de las cuentas de asientos”. En 1668, tuvo que utilizar la plata labrada y las joyas de su casa para hacer frente a los compromisos financieros que había adquirido. Sin embargo, siguió firmando asientos durante el período en el que Lope de los Ríos desempeñó la presidencia del Consejo de Hacienda.
Esta disponibilidad facilitó que en 1671 pudiera consolidar un oficio de alguacil de Casa y Corte que poseía, con facultad para nombrar teniente que desempeñase el cargo en su lugar. Al mismo tiempo asumió el arrendamiento de alcabalas, tercias y cientos de la villa de Ocaña, en Toledo.
A partir de 1673, firmó nuevos asientos a instancias del entonces presidente del Consejo de Hacienda, el conde de Villaumbrosa. Sin embargo, poco después, debió afrontar un contencioso surgido con la Contaduría Mayor de Cuentas. Benavente acusó a los contadores de intentar dificultarle su labor al no respetar las condiciones ajustadas en cinco de sus asientos firmados en vida de Felipe IV. Según esas reales cédulas los finiquitos de sus dependencias debían resolverlos dos contadores de resultas designados y conocidos por él con anterioridad —Pedro de Ibarrola y Francisco de Bustamante—. Sin embargo, esos balances, en 1674, fueron revisados por cuatro contadores distintos nombrados por el Tribunal de la Contaduría. Benavente temía que de proseguir el proceso, el tribunal podía decretar contra él algunos embargos de manera que su crédito quebraría. El Consejo de Hacienda defendió que las cláusulas de sus asientos se respetaran “[...] porque hoy su casa es de mucho manejo y della se sacan promptos socorros en las ocurrencias que se ofrecen [...]”. Sin atreverse a contradecir de modo explícito al Consejo, la Contaduría siguió apremiando al asentista por no haber presentado a tiempo sus cuentas en 1675. A pesar de ello firmó un nuevo asiento en 1676 cuyas consignaciones, “[...] no se le dan en cosa fija y se puede dilatar mucho en el tiempo [...]”, aunque se compensaron con la merced de un hábito de órdenes para su nieto Manuel San Martín de Benavente y Bañuelos, que unos años después obtuvo el título de marqués de San Martín, y que en 1730 operaba como administrador de la firma.
Bibl.: C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Valladolid, Universidad, 1988.
Carmen Sanz Ayán