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Luis Escobar y Kirkpatrick

Biografía

Escobar y Kirkpatrick, Luis. Marqués de las Marismas del Guadalquivir (VII). Madrid, 5.IX.1908 – 16.II.1991. Director teatral, dramaturgo, empresario y actor.

Luis Francisco Lorenzo Justiniano Julio Escobar y Kirkpatrick, como fue bautizado, fue el último de los cinco hijos habidos en el matrimonio de Concepción Kirkpatrick y O’Farrill, V marquesa de las Marismas del Guadalquivir, título nobiliario rehabilitado en 1919, y Alfredo Escobar y Ramírez, II marqués de Valdeiglesias. Luis Escobar fue una persona de grandes inquietudes intelectuales, que trabó amistad con todo el círculo de personajes de la Residencia de Estudiantes y tuvo la oportunidad de vivir la explosión cultural del París de los Felices años 20.

Se licenció en Derecho, pero nunca ejerció. En un principio continuó la tradición familiar por el periodismo, comenzando su andadura en la Escuela de El Debate, que editaba la Editorial Católica creada por Ángel Herrera Oria, para después sustituir en octubre de 1935 por su fallecimiento a Juan Spotorno, cronista de sociedad del diario ABC que firmaba con el seudónimo Gil de Escalante. Escobar firmó sus crónicas con el seudónimo de Juan de Madrid, hasta el estallido de la Guerra Civil española, pues fue reclutado en el bando nacional. Durante la contienda, escribió el folleto Carta a Charlie Chaplin (1937), reprochando al cómico norteamericano su fidelidad a la España republicana y en 1938 se introdujo definitivamente en el mundo de los escenarios al formar parte, junto a Marquina, Pemán, Manuel Machado y Luca de Tena, de la Junta Nacional de Teatros y Conciertos, que pretendía renovar el teatro español. El teatro, por su condición de género en contacto directo con el público destinatario, fue especialmente atendido por ambos bandos como vehículo ideológico, acercándose incluso hasta los frentes de batalla. En este contexto de medidas oficiales encaminadas a lograr la dignificación del teatro español o “un teatro para una Nueva España”, Pedro Sainz Rodríguez, que ocupaba el Ministerio de Educación Nacional desde el 30 de noviembre de 1938, encargó a Escobar que se hiciera cargo de la dirección del Teatro Nacional de la Falange, también conocida como Compañía Nacional, en cuya creación colaboró Dionisio Ridruejo, en su condición de delegado nacional de Propaganda, y cuyo debut tuvo lugar durante la fiesta del Corpus Christi de Segovia en 1938 con la obra El hospital de los locos, de Valdivieso. Pese a los elogios que recibió en los diversos estrenos que siguieron y a su naturaleza de compañía oficial, pasó por bastantes apuros económicos, convirtiéndose al llegar la paz en el teatro María Guerrero en Madrid, que dirigió junto a Huberto Pérez de la Ossa, al mismo tiempo que fue designado comisario general del Consejo Nacional de Teatros, ocupándose de la censura teatral, aunque en este cargo enseguida fue cesado. Durante algo más de una década representó teatro clásico español al tiempo que intentaba introducir algunas obras de vanguardia nacional o estrenar algunas obras del teatro moderno universal, sin apenas presupuesto y salvando la censura de la postguerra franquista. Así, Vicente Viudes colaboró en el vestuario y decorados de autos sacramentales de Calderón, mientras que Dalí aportó una nueva escenografía a la versión de Escobar de 1949 del Don Juan Tenorio de Zorrilla, con la que un par de años más tarde realizó una gira por Europa y Suramérica. En sus montajes, muchos de ellos dirigidos en el mismo teatro María Guerrero, descubrió a numerosas figuras de la interpretación, siendo el primero en ofrecer a Paco Rabal un papel de protagonista en una obra de teatro.

La salida a mediados de la década de 1950 de la dirección de los teatros nacionales de Luis Escobar y Cayetano Luca de Tena, provocó la primera crisis del teatro en la postguerra, que sólo se endereza con la entrada en 1953 de José Tamayo en el Teatro Español. De entonces es su etapa como crítico teatral en la revista Teatro y sus primeros contactos con el cine, dirigiendo, en 1950, La honradez de la cerradura, basada en la obra de teatro homónima de Jacinto Benavente, y, al año siguiente, La canción de la Malibrán, una biografía de la célebre cantante de ópera española, ambas sobre guion propio. Tras su experiencia por la gran pantalla, regresó en 1957 a los escenarios, fundando junto con Luis González Robles y Cayetano Luca de Tena el Teatro de Cámara o de ensayo o experimentales, base del futuro teatro inconformista y crítico que se suele conocer como Generación Realista. Estrenó su obra Fuera es de noche —donde una muy segura señorita bien trabaja misionalmente en los suburbios de la gran ciudad junto a un sacerdote que, finalmente, cae víctima de un ambiente de oscuridad moral— en el Teatro Club Recoletos, que después llevó al teatro Eslava cuando decide aportar su experiencia en la dirección de escena a la empresa privada. Ocasionalmente estrenó sus propias obras, revitalizando la comedia musical desde que estrenó Fuera es de noche, a la que siguió Te espero en Eslava (1957), y Eslava 101 (1971), y, en 1958, le fue concedido el Premio Nacional de Teatro con la comedia sentimental Elena Osorio —un año después de haber sido agraciado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes—, aunque su mayor éxito en este terreno fue El amor es un potro desbocado (1959), una adaptación de Las Mocedades del Cid, y también Un hombre y una mujer (1961). Siempre con poco presupuesto y desafiando a la censura con obras de Harold Pinther, Jean Cocteau, tuvieron gran repercusión sus montajes de La Celestina, en 1957, de Fernando de Rojas, así como Yerma, en 1960 —que fue una de las primeras obras de García Lorca que se representaron tras la Guerra Civil, después de que José María de Quinto estrenara La casa de Bernarda Alba en 1950 en el teatro La Carátula—, y, en 1963, Las salvajes en Puente Genil, de Martín Recuerda. Al año siguiente, en 1964, su hermano José Ignacio, que había sucedido en la merced de marqués de Valdeiglesias, le cedió el título nobiliario de marqués de las Marismas del Guadalquivir.

Tras colaborar en el guión de Luna de miel/Honeymoon (1958), coproducción hispano-británica rodada por Michael Powell en ambientes españoles, Luis G. Berlanga, sabiendo que había dejado el Teatro Eslava en 1975, favoreció su regreso al cine ofreciéndole un papel principal, representando un decadente Marqués de Leguineche para su película La escopeta nacional (1978), una esperpéntica crítica de la Transición española, respecto del cual el Marqués de las Marismas del Guadalquivir, al principio, se mostró reticente, pero que le proporcionó la popularidad de las masas y garantizó la continuidad de la saga en una trilogía, que completó con Patrimonio Nacional, en 1980, y Nacional III, en 1982. A partir de entonces, sus apariciones fueron prolíficas en la gran pantalla, actuando en unas veinticinco películas en su mayoría pertenecientes al ámbito de la comedia, que compatibilizó con la televisión y su verdadera vocación teatral, por la que volvió a recibir la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1989. Falleció mientras rodaba para Fernán Gómez la película Fuera de juego, en la víspera de la entrega de los Premios Goya, donde iba a entregar el premio al mejor actor y cuya gala terminó convirtiéndose en un homenaje a su figura. Tenía en proyecto otra película con Berlanga y la dirección de una obra de teatro. Adolfo Marsillach, que se declaró discípulo suyo, manifestó en prensa que era “el más importante director de teatro español de la inmediata posguerra y todos los que hacemos teatro somos sus continuadores”, mientras Miguel Narros afirmaba que “Escobar significa la evolución en el teatro español, con un refinamiento e imaginación increíbles; estaba en la vanguardia e introdujo el significado de la luz en el montaje. También ha sido un gran director de cine y como actor se interpretaba a sí mismo, que es muy difícil”.

 

Obras de ~: Filmografía: (dir.), La honradez de la cerradura, 1950; La canción de la Malibrán, 1951. Actor en: L. García Berlanga (dir.), La escopeta nacional, 1978; J. L. Borau (dir.), La sabina, 1979; L. García Berlanga (dir.), Patrimonio Nacional, 1981, y Nacional III, 1982; M. Camus (dir.), La colmena, 1982; J. M.ª González Sinde (dir.), A la pálida luz de la luna, 1985; A. Giménez Rico (dir.), Soldadito español, 1988; F. Fernán Gómez (dir.), Fuera de juego, 1991.

Escritos: Fuera es de noche: comedia dramática, Madrid, Escelicer, 1957; El amor es un potro desbocado: comedia, Madrid, Escelicer, 1959; Un hombre y una mujer: comedia en dos partes, Madrid, Escelicer, 1962; En cuerpo y alma: memorias de Luis Escobar, Madrid, Temas de Hoy, 2000.

 

Bibl.: J. M.ª Martínez Cachero, “Talía en la Guerra Civil: Sobre el Teatro de la zona nacional”, en Studium Ovetense: Revista del Instituto Superior de Estudios Teológicos del Seminario Metropolitano de Oviedo, n.º 14 (1986), págs. 83-99; E. Haro Tecglen, “Al fin, actor”, en El País, 17 de febrero de 1991; “Luis Escobar falleció mientras dormía”, en El País, 17 de febrero de 1991; M. Armiño, “Escobar, Luis”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, t. II, Madrid, Alianza Editorial, 1993, pág. 488; E. Riambau, “Escobar, Luis”, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas-Alianza Editorial, 1998, pág. 316; N. Cañizares, Memoria de un escenario, Madrid, Centro de Documentación Teatral, 2000, págs. 201-215; S. Hidalgo, “La otra vida del Marqués de Leguineche”, en El País, 30 de octubre de 2001; L. Escobar, En cuerpo y alma: memorias de Luis Escobar, op. cit.; J. Huerta Calvo (dir.), Historia del Teatro Español, vol. II, Madrid, Gredos, 2003, passim; A. M. Torres, Directores españoles malditos, Madrid, Huerga y Fierro, 2004, págs. 114-117; V. García Ruiz y G. Torres Nebrera, Historia y antología del Teatro Español de posguerra: 1950-1955, vol. III, Madrid, Fundamentos, 2006, págs. 14 y 75-81; R. Portell Pasamonte, “Don Luis Escobar y Kirkpatrick, Marqués de las Marismas del Guadalquivir y ¿Marqués de Leguineche?”, en Cuadernos de Ayala, n.º 39 (julio de 2009), págs. 20 y 21.

 

María Luisa Rovira y Jiménez de la Serna, condesa de los Andes