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Adela Carbone y Arcos

Biografía

Carbone y Arcos, Adela. Génova (Italia), 1890 – Madrid, 10.VIII.1960. Actriz, escritora.

Hija de padre italiano y madre española viajó con frecuencia por muchos países a temprana edad, a causa de los negocios de su progenitor. En 1902 es­tuvo unos años con su familia en Montevideo y otras capitales de habla hispana, donde estudió dibujo y pintura. Aún hablaba a menudo italiano. Su hermana debutó como actriz y esto la empujó a ella también, más adelante, a sentir ganas de pisar un escenario.

Recibió una esmerada educación. Jovencita se deci­dió por copiar algunos de los cuadros del Museo de Génova. Cierto día que se hallaba culminando con sus pinceles un lienzo, escuchó de boca de una vi­sitante cierto comentario desaprobatorio de la obra que estaba pintando. Le afectó tanto aquel juicio tan negativo que al llegar a casa optó por esconder para siempre todos sus enseres pictóricos. En adelante se decidió a escribir y a declamar poesías. D’Annunzio y Leopardi eran sus autores predilectos. Llegó a publicar una novela. Cuando se instaló en España, su primera actividad fue mejorar su español, hasta do­minarlo a la perfección.

Comenzó sus estudios teatrales con dieciséis años, siendo María Tubau su maestra, que la hizo debutar con ella en los escenarios del Teatro Principal de Bar­celona con la obra El amor que pasa de los hermanos Quintero. Precisamente, contrajo matrimonio con el director teatral Ceferino Palencia, cuando dirigía la compañía de la gran actriz María Tubau. A partir de entonces desarrolló una larga y fecunda actividad es­cénica, a la vez que hacía su primer papel en el cine, en 1909, en una comedia de Francisco Oliver que lle­vaba por título Aventuras de Pepín, inspirada en uno de los personajes de la obra de teatro Las de Caín, también de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.

Después, en 1915, se trasladó a la capital de Es­paña como primera actriz del madrileño Teatro de la Comedia, donde estrenó la obra La propia estimación de Jacinto Benavente, a la que siguieron durante die­ciocho años otras comedias de Linares Rivas, García Álvarez, hermanos Álvarez Quintero, Muñoz Seca y Carlos Arniches.

Mujer de elevada cultura, fue conferenciante en varias ocasiones y tradujo obras de Luigi Pirandello al español, e incluso también escribió algunas obras de teatro, aunque sólo se conocen dos. Una que es­trenó en su primera época de dama joven, Restaurant good night, en 1920, en el Teatro de la Comedia, de Madrid, y La hermanastra, en 1923, dada a conocer en el madrileño Teatro Rey Alfonso, de argumento sentimental, algo folletinesco. Además, escribió no­vela erótica utilizando los seudónimos de Pedro Massa y Óscar de Onix.

Alternó también el teatro con el cine, aunque su fil­mografía sea escasa dada su mayor dedicación a las ta­blas. Algunas películas del cine mudo en las que inter­vino fueron: Flor del arroyo, Un drama en la montaña, Prueba trágica y El secreto del mar. En 1920 realizó una gira teatral por Hispanoamérica, consiguiendo éxitos notables. Y a su regreso a España formó parte de la compañía de Irene López Heredia. Como ella, una exquisita actriz, especializada en la alta comedia.

Durante cerca de cuarenta años, la actividad de Adela Carbone en el teatro fue intensa. La crítica y el público reconocieron su talento y su belleza, la ele­gancia que mostraba en sus representaciones. Hay que destacar también su humildad cuando hubo de interpretar papeles por debajo de su categoría de pri­mera actriz. Fue el caso del personaje de la morisca, en La venganza de don Mendo, la francesa de Rosas de otoño y la Maestá, de La noche del sábado. Su época más brillante la desarrolló durante la década de 1940 y 1950. El 14 de octubre de 1949 fue una fecha me­morable en el Teatro Español, de Madrid, y Adela Carbone participó allí del éxito obtenido en el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, obra galardonada con el Premio Lope de Vega. En enero de 1950 participó asimismo de otro estreno triunfal, Celos del aire, de José López Rubio.

De tarde en tarde aceptaba papeles menores en el cine. Fue el caso, por ejemplo, de Jeromín, una película de éxito popular, estrenada en 1953. Año en el que también apareció en unas escenas de Segundo Ló­pez, aventurero urbano, la primera película que dirigió la actriz Ana Mariscal, quien admiraba mucho a Adela Carbone y le pidió contar con su colaboración.

En 1955 le entregaron el Premio Nacional de Tea­tro y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes. En 1959 se retiró del teatro, tras estrenar El amor es un potro desbocado, de Luis Escobar, y Carlota, de Miguel Mihura, con la compañía de Ana Mariscal. Y en 1960, poco antes de morir, rodó un papel episó­dico en la película Con la vida hicieron fuego.

 

Obras de ~: El crimen de Lotino, Madrid, Los Contempo­ráneos, 1917; La huella, Madrid, Los Contemporáneos, 1918; La hermanastra, Madrid, Los Contemporáneos, 1919 (2.ª ed., Madrid, Mora-Zavallos, 1923); El amigo ahorcado, Madrid, Los Contemporáneos, 1920; Pedro Massa y Ó. de Onix (seud.), La señorita de la boca grande, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1921 (2.ª ed., Madrid, Editorial Castilla, 1921).

 

Bibl: A. Marquerie, “Ha muerto Adela Carbone”, en ABC, 10 de agosto de 1960; A. de Figueroa, marqués de Santo Floro, “Adela Carbone”, en ABC, 10 de septiembre de 1960, pág. 25; F. Vega, Quién es quién?, Barcelona, CILEH, 1991, pág. 202; M. Gómez García, Diccionario del teatro, Madrid, Ediciones Akal, 1997, pág. 148; J. Huerta et al., Teatro Es­pañol, Madrid, Espasa Calpe, 2005, pág. 129; C. Ramírez Gómez, Mujeres escritoras en la prensa andaluza del siglo xx (1900-1950), Sevilla, Universidad, 2000, pág. 96.

 

Manuel Román Fernández­