Medrano, Pedro. San Fernando de Maldonado (Uruguay), 26.IV.1769 – Buenos Aires (Argentina), 3.XI.1840. Jurisconsulto, legislador, poeta.
Era hijo del matrimonio formado por Pedro de Medrano y de la Plaza, funcionario del Tribunal de Cuentas de Buenos Aires y Victoriana Cabrera.
Nació en la isla de Gorriti ubicada en el partido de San Fernando de Maldonado en la Banda Oriental porque su padre había sido, circunstancialmente, confinado en ese destino por el gobernador Bucarelli.
De regreso en Buenos Aires cursó los estudios iniciales. Prosiguió los estudios superiores en el Colegio de Monserrat de Córdoba al que ingresó en 1781. Cursó su carrera académica en la Universidad de Chuquisaca graduándose en Cánones y Leyes el 2 de mayo de 1789.
La revolución de mayo de 1810 lo encontró participando en favor de la causa patriótica. El 15 de junio de 1810 fue designado auditor del Consejo de Guerra, el 23 de junio conjuez de la Audiencia y el 27 de junio juez de alzadas de bienes y difuntos. También fue nombrado fiscal de la Audiencia de Charcas pero no aceptó el cargo.
El 3 de octubre de 1812 lo eligieron diputado por Buenos Aires a la Asamblea del año XIII. En 1814 participó junto con Manuel Belgrano de una comisión diplomática que viajó a España con motivo de la Restauración del monarca Fernando VII.
En abril de 1815 fue designado miembro de la Junta de Observación, por pertenecer a ella participó en la redacción del Estatuto Provisional. El 22 de agosto de ese mismo año fue elegido diputado nacional para el Congreso Nacional a celebrarse en Tucumán. Allí ejerció la presidencia provisoria entre el 24 de marzo y el 2 de mayo de 1816. Pronunció el discurso inaugural y le tomó juramento al resto de los congresales. Participó en varias comisiones de trabajo destacándose por sus dotes de orador. Cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires en 1817 terminó su mandato de diputado.
En 1819 fue proclamado senador electo de la provincia por la nueva Constitución, pero no pudo ejercer su mandato por el devenir de los acontecimientos políticos que impidieron la reunión del Congreso. En 1821 fue elegido representante de la Legislatura de la provincia con el carácter de secretario y luego diputado reelecto durante varios períodos hasta su muerte.
En 1829 fue designado integrante del Senado consultivo, compuesto por un conjunto de ciudadanos notables, creado por el general Viamonte, pero renunció al cargo por disidencias respecto de la orientación política de la institución. En 1831 se lo nombró camarista vocal y luego presidente de la Cámara de Apelaciones el 28 de junio de ese mismo año. En 1833 fue designado miembro de la Junta de teólogos, canónigos y juristas creada por el gobierno para asesorarlo en materia eclesiástica. En 1838 fue nombrado fiscal del Estado.
No sólo fue una personalidad destacada en el campo de las leyes y el derecho sino también en la poesía y la oratoria. Es de su autoría el romance con intencionalidad política Carta de Celio a Armesto, contra los unitarios y los hombres de la revolución del 1ero. de diciembre de 1828. También escribió La Martiniana y la introducción al Poema y la gloriosa Expedición a los Desiertos del Sud en 1833 y 1834, obra que quedó inconclusa. En cuanto a su tendencia política era seguidor del partido federal y amigo personal de
Falleció en 1840 y sus funerales se celebraron el 25 de noviembre en la Catedral, encabezando el duelo su hermano el obispo Mariano Medrano. En honor a su amistad Rosas mandó a construir, por decreto, un monumento en su honor en el Cementerio del Norte para depositar sus restos. Lamentablemente no se pudo erigir por falta de recursos.
Bibl.: E. Udaondo, Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires, Imprenta y Casa Editorial Coni, 1938; R. Piccirilli, Diccionario histórico argentino, Buenos Aires, Ediciones históricas argentinas, 1954; V. Cutolo, Argentinos graduados en Chuquisaca, Buenos Aires, Editorial Echel, 1963; V. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Buenos Aires, Editorial Elche, 1978; V. Cutolo, Buenos Aires: Historia de las calles y sus nombres, Buenos Aires, Editorial Elche, 1994.
Gabriela Fernanda Canavese
