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Samuel Ha-Leví

Biografía

Ha-Leví, Samuel. Toledo, 1320 – Sevilla, 1361. Financiero, político, tesorero mayor de Castilla.

Destacado hombre de negocios judío, perteneciente al linaje aristocático de los Abulafia de Toledo, Samuel ha-Leví ocupó importantes cargos en la Corte del rey de Castilla Pedro I. Samuel ha-Leví era hijo de Meir ha-Leví, el cual había fallecido en Toledo a consecuencia de la difusión por tierras hispánicas de la terrorífica peste negra. Apenas subido al trono el mencionado Monarca, Samuel ha-Leví, apoyado por el hombre de confianza de Pedro I, que en aquellas fechas era Juan Alfonso de Alburquerque, fue su camarero mayor, dedicándose ante todo a los problemas financieros y económicos de la hacienda regia.

De ahí que se convirtiera, poco tiempo después, en el tesorero mayor del reino. Según el cronista Pedro López de Ayala, “puso Don Juan Alfonso por Tesorero del Rey a Don Simuel el Leví, que fuera primero Almoxarife del dicho Don Juan Alfonso”. Más tarde, Samuel ha-Leví llegó a ser miembro del Consejo Real.

Incluso se ha supuesto que llegó a ser oidor de la Audiencia regia.

Pedro López de Ayala hablaba de Samuel ha-Leví como “su privado e del su consejo”, en referencia, obviamente, al monarca Pedro I. Durante diez años el papel de Samuel ha-Leví en la Corte castellana fue impresionante. Su nombre aparece en todas las instrucciones regias a propósito de las rentas públicas, pero al mismo tiempo él es el que dirigía la confiscación de los dominios de los nobles rebeldes y el que recordaba a los prelados sus obligaciones fiscales. En definitiva, Samuel ha-Leví, como ha dicho el historiador israelí Benzion Netanyahu, “fue uno de los más egregios cortesanos que los judíos de la España cristiana tuvieron jamás”. Luis Vicente Díaz Martín, estudioso del reinado de Pedro I, ha escrito que el mencionado Monarca “distinguió con una gran confianza y gran libertad de actuación” a Samuel ha-Leví. No es posible olvidar, por otra parte, el importante papel que desempeñó Samuel ha-Leví en el año 1358, cuando se desplazó a las tierras lusitanas para lograr un acuerdo entre los reinos de Castilla y Portugal, plasmado en el tratado de Évora. Las relaciones que mantuvo Samuel ha-Leví con Pedro I fueron excelentes, gozando plenamente de su confianza. Eso explica que Enrique de Trastámara, hermanastro y rival de Pedro I, presentara a éste nada menos que como “rey de los judíos”, ya que entendía que Samuel ha-Leví era, en cierto modo, poco menos que el virtual gobernante de aquellos reinos.

Samuel ha-Leví vivía, al igual que sus antepasados, en la ciudad de Toledo, en una espectacular mansión, o mejor dicho en un palacio, que se conocía precisamente con el nombre de “Palacio del judío”. Por lo demás, Samuel ha-Leví, a tenor de las fuentes conservadas, protegió todo lo que pudo a sus hermanos de religión, es decir, a los miembros integrantes de la comunidad hebraica. A él se debe, por otra parte, gracias a su generosa contribución económica, la construcción en Toledo, durante el reinado de Pedro I, de la conocida sinagoga del Tránsito, que se inauguró en 1357, hoy convertida en una iglesia cristiana. En dicha sinagoga hay alusiones sumamente elogiosas, en lengua hebrea, al rey Pedro I, el cual había autorizado previamente la edificación del citado centro religioso. Asimismo, aparece, junto a los castillos y leones del rey Pedro I, el emblema de las tres torres, propio de la familia de Samuel ha-Leví. Por lo demás, en la mencionada sinagoga puede leerse, por supuesto en hebreo, una significativa expresión que afirma que “desde el día de nuestro destierro ningún hijo de Israel alcanzó tan alto estado” como Samuel ha-Leví. De todos modos, a Samuel ha-Leví se le ha achacado el hecho de que no fundara, a lo largo de su vida, una sola escuela para el estudio del Talmud. La complicada situación por la que atravesó el monarca Pedro I afectó a Samuel ha-Leví, el cual terminó siendo difamado por sus numerosos enemigos, lo que le condujo a su encarcelamiento, acusado de malversación, y a su posterior ejecución, al parecer a manos de los verdugos del rey de Castilla. Samuel ha-Leví fue trasladado de Toledo a Sevilla, ciudad en la que perdió la vida. Todas las informaciones ponen de manifiesto el gran valor y dignidad que mostró durante la tortura de que fue objeto. De todos modos, sigue siendo un misterio conocer los motivos por los cuales Pedro I terminó con Samuel ha-Leví, que había sido, durante bastante tiempo, su hombre de confianza. Es posible que a esa actitud contribuyera la despiadada competencia que Samuel ha-Leví tuvo con algunos cortesanos judíos. También se ha supuesto que el rey Pedro I tomó esa dura medida debido a la crítica situación económica en la que se encontraban sus reinos en los inicios de la década de 1360. ¿Quizá molestó al monarca Pedro I de Castilla la noticia de que Samuel ha-Leví había logrado hacerse con una espectacular fortuna? Según la versión transmitida por el cronista López de Ayala, Samuel ha-Leví había reunido en la ciudad de Toledo nada menos que 160.000 doblas, 40.000 marcos de plata y otros muchos bienes, en forma de joyas, telas preciosas, etc. En cualquier caso, a tenor de algunas significativas fuentes cronísticas, Pedro I sufrió gran pena por la muerte de su antiguo colaborador, “y al rey pesóle mucho dello desque lo supo”, según dicen esos textos.

 

Bibl.: F. Baer, Kastilien. Inquisitionakten, en Die Juden im christlichen Spanien, vol. II, Berlin, Schocken Verlag, 1936; J. Valdeón Baruque, Los judíos de Castilla y la revolución Trastámara, Valladolid, Universidad, Departamento de Historia Medieval, Secretariado de Publicaciones, 1968; Y. Baer, Historia de los judíos de la España cristiana, trad. esp. de J. L. Lacave, Madrid, Altalena, 1981, 2 vols.

 

Julio Valdeón Baruque

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