Hortelano, Benito. Chinchón (Madrid), 13.IV.1819 – Buenos Aires (Argentina), 13.III.1871. Tipógrafo, editor, periodista, librero.
Era hijo de Juan Hortelano y de Josefa Valvo. Después de haber intentado aprender varios oficios, se avocó al de las artes gráficas por cuenta propia, a la par que perfeccionó sus conocimientos de gramática, redacción y matemáticas. Establecido en Madrid, como editor y con imprenta propia, publicó diversas obras históricas, literarias y científicas, así como folletos de contenido político. Además, publicó los periódicos políticos El Observador y El Tío Camorra, aunque su actuación política no se limitó al periodismo, también formó parte de la comitiva que solicitó a la reina Isabel II el retorno a Madrid del general Espartero. Descubrió un complot contra la vida de la Soberana, por lo que fue propuesto para la concesión de la Cruz laureada de San Fernando, Orden que rara veces se otorga a los civiles, y que finalmente recibió en 1856.
Por su participación política tuvo que huir a París, y desde allí pasó a Buenos Aires en 1849, iniciándose como tipógrafo, y luego como socio de José María Arzac, editor del Diario de Avisos entre 1849 y 1852. Separado de Arzac, fundó, con Manuel Toro y Pareja, El Agente Comercial del Plata, periódico político que ensalzaba la obra de Juan Manuel de Rosas y atacaba al general Justo José de Urquiza, su adversario. Después de la batalla de Caseros, con la derrota de Rosas, Hortelano se puso al servicio de Urquiza y el periódico cambió su nombre por el de Los Debates, redactado por Bartolomé Mitre. El periódico fue cerrado por Urquiza, en esa misma época vio la luz una revista de corte combativo y satírico: La Avispa. Nuevamente el general Urquiza tomó cartas en el asunto y solicitó al cónsul de España que aconsejara a Benito cesar en su propósito corrector. Hortelano accedió, pues aunque había tenido que ser exiliado de la madre patria por sus simpatías republicanas, se mantenía íntimamente ligado a su representante oficial.
Fue el fundador de la primera colectividad hispana en Buenos Aires, junto a Francisco Gómez Díez, Vicente Rosa y José Miguel Bravo, y del periódico El Español, que defendía los intereses de la colonia peninsular. Como su actividad como periodista no fue siempre afortunada, probó suerte como negociante de libros. A finales de 1852 fundó la librería Hispano Americana en la calle Alsina, n.º 103, que se convirtió en la librería de moda y la más grande y ordenada que había en Buenos Aires. Más tarde anexionó un taller de imprenta, con la prensa y tipos que adquirió en Uruguay. Propagandista de la literatura de la madre patria, contribuyó a divulgar, por primera vez, los ejemplares de la famosa “Biblioteca Universal”, que editaba en Madrid Ángel Fernández de los Ríos. Publicó, entre otros libros, la primera parte de la traducción que hizo Justo Maeso de la obra de Woodbine Parish, Buenos Aires y las Provincias del Río de la Plata. Arribada a las costas porteñas la corbeta de guerra española Luisa Fernanda, los oficiales le pidieron en préstamo algunos libros, y Benito Hortelano envió, entre ellos, Viajes por Europa, América y África de Domingo Faustino Sarmiento. Este hecho provocó serios incidentes, por ser considerado un libelo difamatorio de la nación española. A raíz de estos sucesos, de su editorial salió el sensacional Sarmienticidio, escrito por Villegas, en una edición de quinientos ejemplares, que se agotaron en pocos días. El mismo Hortelano dedicó a Sarmiento una biografía altamente encomiástica en su revista La Ilustración Argentina, cuyo primer número apareció el 11 de septiembre de 1853, siendo el primer periódico ilustrado de Argentina. Esta revista acogió en sus páginas las mejores colaboraciones de Bartolomé Mitre, Hilario Ascasubi, Juan Agustín García, José María Gutiérrez y Manuel Augusto Montes de Oca. Un año después fundó el Casino Bibliográfico, especie de biblioteca domiciliaria, bajo la presidencia de Mitre y una comisión compuesta por Rufino Elizalde, Antonio Pillado y Antonio Cruz Obligado.
A Hortelano se le debe la construcción del teatro El Porvenir, encargándose de traer a Buenos Aires algunas compañías dramáticas españolas. Nunca cesó de fundar periódicos: en 1859 dio a las prensas Las Novedades; en 1861, El Eco Español; y en 1863, La España. Compuso y publicó en 1861 un Manual de tipografía para uso de los tipógrafos del Plata. La epidemia de fiebre amarilla que se desencadenó sobre Buenos Aires en 1871, hizo que se entregara plenamente a socorrer a sus compatriotas de aquel flagelo, siendo el fundador del Hospital Español. El mismo Hortelano fue víctima de la fiebre amarilla. Sesenta y cinco años más tarde, en 1936, fue hallado su libro de Memorias, que había comenzado a escribir antes de la epidemia, y que fue publicado en Madrid, y constituye un cuadro completo de la historia de España en la primera mitad del siglo xix y de veinte años de la vida argentina.
Obras de ~: Memorias, Madrid, Espasa Calpe, 1936.
Bibl.: D. Buonocore, Libreros, editores e impresores de Buenos Aires, Buenos Aires, Peuser, 1945, págs. 35-37; R. A. Arrieta, La ciudad y los libros. Excursión bibliográfica al pasado porteño, Buenos Aires, Elche, 1955, págs. 106-107; N. T. Auza, “La trayectoria del diario ‘Las Novedades’ (1859-1860)”, en Anales de la Universidad del Salvador (Buenos Aires, Universidad del Salvador), n.º 1 (1964), págs. 191-200; V. O. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino (1750-1930), t. III, Buenos Aires, Elche, 1971, págs. 607-608.
Sandra Fabiana Olivero
