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Ángel Muro Goiri

Biografía

Muro Goiri, Ángel. Madrid, 1839 – Bouzas, Vigo (Pontevedra), 13.VIII.1897. Ingeniero, periodista y gastrónomo.

Hasta que en 2002 la editorial La Val de Onsera inició la publicación de lo que quiere ser una gran antología de los escritos de Ángel Muro, se sabía bien poco de la biografía de este personaje, muy conocido en el mundo de la gastronomía por su obra El Practicón, que fue hasta poco antes de la Guerra Civil el tratado culinario más consultado y utilizado por los cocineros españoles, sin haber dejado de reeditarse hasta nuestros días (treinta y cuatro ediciones hasta 1928).

Sobre su origen, algunos autores pensaban que era gallego (Xavier Domingo, M. Vázquez Montalbán), riojano (M. Martínez Llopis) o andaluz (Néstor Luján). Sin embargo, Ángel Muro Goiri, a quien también algunos autores le atribuyen erróneamente Carratalá como segundo apellido, nació en Madrid, en la Carrera de San Jerónimo, donde vivían sus padres —el padre de ascendencia riojana y manchega la de la madre— y fue bautizado en la parroquia de San Sebastián de la capital. Era de familia rica, lo que le permitió realizar sus primeros estudios en uno de los pocos colegios privados que había entonces en Madrid, para luego pasar a estudiar bachiller de Filosofía en el instituto de Noviciado. A continuación hizo estudios de Ingeniería en la Escuela de Artes y Manufacturas de Lieja, una de las más importantes para tales estudios, que terminó en la Escuela Imperial de Minas de París.

Casado con una señora de Lieja, la pareja vivió en París, donde Muro trabajó para el Ferrocarril del Mediodía de Francia, aunque según le favorecía o no la suerte de los gobiernos turnantes, volvía a España para incorporarse a la Administración en cargos como el de jefe de Fomento de la provincia de Santander o secretario del Gobierno Civil de Zamora. Realizó además diversos estudios, proyectos e informes para diferentes ayuntamientos o ministerios, por los que obtuvo honores y condecoraciones como la de caballero de la Orden de Isabel la Católica (1871), Cruz Roja al Mérito Militar (1874), Medalla del Ayuntamiento de Bilbao (1874), así como otros nombramientos y comisionados que produjeron los correspondientes informes y reconocimientos.

Sin embargo, Ángel Muro experimentó un grave descalabro económico del que no pudo sobreponerse. La austeridad con la que comenzó a vivir propició complejas desavenencias con su esposa, que le sobrevivió hasta 1928, y que terminaron en la separación matrimonial. Fue entonces cuando se dedicó a colaborar para diferentes medios periodísticos como autor de temas gastronómicos y por lo que, dado el desconocimiento que hasta ahora se tenía de su vida, se pensaba que había sido un periodista cuya principal dedicación era la gastronomía. De 1890 a 1895 editó las Conferencias Culinarias, unos cuadernillos en los que ofrece numerosas noticias y, sobre todo, recetas de la cocina española e internacional que demuestran la amplia cultura culinaria que poseía, no como cocinero, oficio que también alguien erróneamente le ha atribuido, aunque en su casa era un excelente anfitrión. Dada su formación, sus cocimientos habían sido adquiridos en los diferentes lugares que visitó por Europa, y también gracias al esfuerzo realizado en los últimos años, ya en Madrid, como reconocían sus colegas periodistas, los políticos amantes de la buena mesa, o escritores importantes como Mariano Pardo de Figueroa, Dr. Thebussem. o su amiga Emilia Pardo Bazán. Fruto de estas Conferencias Culinarias, y de las propuestas de dos editores —que seguramente conocían sus apreturas económicas— hay que considerar la aparición de El Practicón (1883) y el Diccionario de cocina (1892), publicaciones en las que apenas ofrece casi nada nuevo o diferente de lo que escribió en las más de cuatro mil páginas que por su cuenta editó, y administró personalmente, conociendo las aventuras y desventuras de la labor editorial.

Demostró además aficiones literarias no vinculadas a la gastronomía, pero no tuvo suerte de que vieran la luz y aún permanecen desconocidas. En los numerosos periódicos en que colaboró también escribió sobre viajes o reivindicaciones sociales, así como algún folletón novelesco por entregas, como la del ferrocarril Madrid-Galicia, tierra esta a la que profesó un amor especial y adonde fue a veranear, al menos, los dos últimos años de su vida, pues su salud le recomendaba vivir junto al mar. En Bouzas, donde se establecieron importantes conserveros, le sorprendió la muerte pocos días después del asesinato de Cánovas. La fuerte impresión que le produjo aceleró, seguramente, su muerte, porque era un incondicional seguidor de la política canovista. Da fe de ello El Faro de Vigo, con el que mantuvo una relación especial, en la breve necrológica que ofreció de su muerte acaecida el 13 de agosto de 1897, desvelando para la posteridad que murió en su casa donde “la infeliz viuda ignora a estas fechas la fatal noticia, por haberlo así recomendado los médicos, a fin de evitar, otro funesto desenlace pues, como hemos dicho, en el momento que espiraba su esposo daba la desdichada a luz una niña”. Aunque su verdadera esposa vivía en París, dedicada a la difusión fanática de ideas ultrafeministas y ultradarwinistas, y de la compañera que alivió sus últimos años, sólo consta la inscripción en la parroquia de Bouzas de una niña bautizada el 22 de agosto de 1897, “hija de incógnito y de Dolores Barberá Pérez”. El párroco redactó también con parca literatura el acta de defunción de “D. Ángel Muro Goiri”, advirtiendo que no hizo testamento, y que tampoco recibió los santos sacramentos, sino tan sólo “la absolución sub conditione”. Dejó en prensa, según él mismo anunció, Lo que comen los ministros. Monografías gastronómicas y Lo que comen los Concejales. Opúsculo, dedicado al vecindario de Madrid, pero no se sabe nada de su paradero.

 

Obras de ~: Memoria sobre la industria tenera en Galicia, La Coruña, Domingo Puga, 1872; Ocho días en Tánger: impresiones de un viaje agradable y corto de cuatro buenos amigos, sin equipaje, Madrid, Tipográfica de los Huérfanos, 1881; Conferencias culinarias, Madrid, 1890-1895; Almanaque de “Conferencias Culinarias”, Madrid, Librería de Fernando Fe, 1891; Diccionario general de cocina ilustrado con cromos de lujo, Madrid, José-María Faquineto, 1892, 2 vols. (ed. facs., San Sebastián, R y B ediciones, 1996); El practicón: tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras, Madrid, Imprenta de Miguel Guijarro, 1894 (16.ª ed., con un apéndice que comprende el modo de trinchar y de comer los manjares, Madrid, Hijos de Miguel Guijarro editores, 1901; Madrid, Agualarga, 2004); La cocina por gas: agenda de cocina para 1897, pról. de C. de Cela, Madrid, Imprenta de El Nacional, 1897.

 

Fuentes y bibl.: Archivo catedralicio de la diócesis de Tuy-Vigo.

C. de Cela, “Prólogo”, en Á. Muro Goiri, La cocina por gas: agenda de cocina para 1897, op. cit.; E. Sepúlveda y Planter, “Ángel Muro”, en La Correspondencia de España (Madrid), 6 de enero de 1897; [“Necrológica de Ángel Muro”], en El Faro de Vigo (Vigo, Pontevedra), 15 de agosto de 1897; X. Domingo, “Prólogo”, en Á. Muro Goiri, El practicón: tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras, Barcelona, Tusquets, 1982 (2.ª ed., Barcelona, Tusquets, 1997); J. M.ª Pisa Villarroya, “Estudio e introducción”, en Á. Muro Goiri, Escritos gastronómicos, t. I [contiene el Almanaque de las Conferencias culinarias para el año bisiesto de 1892 y el prólogo de Camilo de Cela para La cocina por gas, agenda de cocina para 1897], Angüés (Huesca), La Val de Onsera, 2002.

 

José-María Pisa Villarroya