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Inocente Ortiz Casado

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Biografía

Ortiz Casado, Inocente. Estremera (Madrid), 28.XII.1823 – Madrid, 17.XII.1897. Periodista y político monárquico liberal.

Hijo de un farmacéutico liberal y acomodado de un pueblo del sur de la provincia de Madrid, a los dieciséis años se alistó en la Milicia Nacional para luchar contra los carlistas. En 1843, al caer el regente Espartero, se trasladó a Madrid, donde estudió el bachillerato y varios cursos de la licenciatura en Leyes.

Militando en el Partido Progresista, tomó parte en la jornada insurreccional del 26 de marzo de 1848. Tras defender las barricadas de la plaza de la Cebada, huyó de la ciudad para evitar ser detenido, refugiándose con su familia en Estremera y abandonando sus estudios universitarios. De regreso a la capital, peleó en las calles durante la revolución de julio de 1854 que permitió la vuelta de Espartero al poder. En el Bienio Progresista perteneció a la restablecida Milicia nacional de Madrid y siendo capitán del segundo batallón de línea luchó en las barricadas contra el golpe de Estado del general O’Donnell, que se saldó con el cierre de las Cortes Constituyentes en julio de 1856. Tras la división de los progresistas, se mantuvo unido a Olózaga, Aguirre, Sagasta, Montemar y Calvo Asensio, el director del diario La Iberia, que compartía con su padre la formación de farmacéutico, entrando a formar parte del comité que dirigió los trabajos de reconstrucción del partido, en los que dicho periódico fue pieza clave. Al publicar el Gobierno Narváez-Nocedal la Ley de Imprenta de 1857, fue designado editor responsable de La Iberia (cargo para el que se exigía el pago de 2000 reales de contribución directa), renunciando a la sustanciosa retribución que se le ofreció por los muchos peligros que dicho cargo conllevaba, siendo, de hecho, condenado en repetidas ocasiones a pagar multas y sufrir presidio. En septiembre de 1863 firmó el importante manifiesto A la Nación, en el que el Partido Progresista anunció su retraimiento electoral.

Tras la reforma de la Ley de Prensa del ministro Cánovas del Castillo, y siendo ya Sagasta el director de La Iberia, fue llevado ante dos Consejos de Guerra, de los que salió absuelto en agosto de 1864, siéndole sobreseído un tercero al conceder el Gobierno Narváez una amnistía para todos los delitos de imprenta en septiembre de ese año. En los meses siguientes, las nuevas sentencias dictadas contra él por los tribunales civiles sumaron más de setenta años de presidio, viéndose obligado a esconderse para evitar ir a la cárcel.

Después de ocho meses de persecución, la amnistía para delitos de imprenta del Gobierno O’Donnell, que suprimió la censura de los tribunales militares, le devolvió la libertad en junio de 1865, asumiendo nuevamente el cargo de editor responsable de La Iberia.

Antes de acabar ese año, fue condenado otra vez, por el artículo “Memorias de una reina”, a once años de prisión y 500 duros de multa, que, junto a otras denuncias, sumaban un total de veinticuatro años y 1300 duros. Habiendo pertenecido al Comité Central electoral del Partido Progresista en sus tres épocas, durante ese tiempo desempeñó, por espacio deseis años, el cargo de diputado provincial por Madrid.

Tras fracasar el pronunciamiento de Prim en Villarejo de Salvanés en enero de 1866, se vio obligado, por su implicación en él, a seguir al general progresista en su exilio a Portugal y París. Desde la emigración mantuvo correspondencia con los activistas clandestinos del partido y se trasladó secretamente a Madrid para ultimar los preparativos del pronunciamiento del Cuartel de San Gil de 22 de junio, luchando en las barricadas de ese día contra las tropas del Ejército. Reprimido el movimiento revolucionario por el Gobierno O’Donnell, buscó refugio en la casa de un amigo, donde permaneció oculto más de dos semanas hasta que pudo tomar un tren y cruzar la frontera francesa. Habiendo sido condenado a morir a garrote vil por el Consejo de Guerra que juzgó a los responsables de la insurrección, permaneció a salvo en el extranjero hasta el triunfo de la Revolución Gloriosa.

El 30 de septiembre de 1868 regresó a España, siendo elegido por sufragio universal miembro de la Junta Suprema Revolucionaria de Madrid, ocupando en ella el cargo de primer secretario desde el 5 al 19 de octubre, en que se disolvió. Con el ministro Laureano Figuerola fue nombrado tesorero central en la Dirección General del Tesoro del Ministerio de Hacienda, con un sueldo anual de 4000 escudos, cargo que ocupó entre noviembre de 1868 y junio de 1872, en que fue cesado por Servando Ruiz Gómez. Desde 1868 perteneció al consejo de administración del Ferrocarril de Cuenca a Henarejos, luego de Aranjuez a Cuenca, del que era presidente en 1873. En enero de 1869 fue elegido diputado de las Cortes Constituyentes por la circunscripción de Alcalá de Henares, siendo para entonces miembro de varias asociaciones políticas de Madrid. En 1871 le fue concedida la Gran Cruz de Isabel la Católica. Tras el golpe de Pavía y la formación del Gobierno republicano unitario del general Serrano, fue nombrado por el ministro García Ruiz concejal del Ayuntamiento de Madrid y, por el ministro Echegaray, contador general de la Deuda Pública en enero de 1874. Con la Restauración, fue cesado en el cargo del Ministerio de Hacienda por el presidente Cánovas del Castillo y el ministro Salaverría en enero de 1875. Militando en el Partido Liberal de Sagasta, fue diputado de las Cortes por Alcalá de octubre de 1881 a diciembre de 1882 y, tras renunciar al escaño y ganar unas elecciones parciales, de enero de 1883 a marzo de 1884. Con los liberales también volvió a disfrutar de altos empleos públicos, siendo tesorero central (1881 y 1885-1888) y jefe de la Sección Central de Recaudación (1888) del Ministerio de Hacienda y ordenador de pagos de los Ministerios de Estado (1889-1890) y de Gracia y Justicia (1893-1895), cesando con la categoría de jefe de Administración de 1.ª clase. Su hermano Raimundo fue notario de Madrid, contando entre su clientela con afamados progresistas. Su hijo Eduardo, nacido en Madrid en 1847, que había sido colaborador de La Nueva Iberia cuando era estudiante de Derecho en 1868, ocupó el escaño alcalaíno, también por las filas liberales, en las Cortes de 1886-1888, siendo posteriormente gobernador de varias provincias.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 61 n.º 10, 91 n.º 1.

J. J. Arroniz, “Don Inocente Ortiz y Casado, Diputado por Alcalá de Henares”, en Biografías de los Diputados a Cortes de la Asamblea Constituyente de 1869 [...] redactadas por una Sociedad de Literatos, t. I, Madrid, Imprenta a cargo de Tomás Alonso, 1869, págs. 513-525; A. del Monte, “Ortiz y Casado”, en M. Ibo Alfaro (dir.), Fisonomía de las Constituyentes. Biografías, t. III, Madrid, Imprenta de Santos Larxe, 1869, págs. 73-79; Los diputados pintados por sus hechos. Colección de estudios biográficos sobre los elegidos por el sufragio universal en las Constituyentes de 1869, t. I, Madrid, R. Labajos y Cía., 1869-1870, págs. 238-241; D. Castro Alfín, Los males de la imprenta. Política y libertad de prensa en una sociedad dual, Madrid, CIS, 1998, págs. 161-192.

 

Gregorio de la Fuente Monge

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