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Lorenzo Fernández de Salazar

Biografía

Fernández de Salazar, Lorenzo. ¿Belorado (Burgos)?, c. 1590 – Toledo, 4.VII.1643. Arquitecto.

Por testimonios del propio arquitecto, nació hacia 1590 y seguramente en Belorado, entonces La Rioja, de donde eran oriundos sus padres. En su testamento, fechado el 1 de julio de 1643, declara haber servido al Rey durante treinta años; en efecto, consta que trabajó en 1619 en el panteón escurialense y en 1621 en escenografías para una comedia montada por las meninas de la Reina en el Alcázar de Madrid, así como en obras reales en El Pardo, en Aranjuez y, de nuevo, en el pórtico del Alcázar madrileño; en 1638 se le nombró maestro mayor de obras del Alcázar de Toledo. En el testamento también alude a un hijo de dos años y medio y pide ser enterrado junto a su difunta esposa, María de Salazar en la iglesia de San Miguel el Alto, de Toledo.

El 18 de agosto de 1631 fue nombrado maestro mayor de obras de la catedral de Toledo, con toda seguridad avalado por sus trabajos cortesanos. De inmediato hubo de efectuar la declaración y tasación de la recién concluida cúpula de la capilla mozárabe; de Jorge Manuel Theotocópuli, y encarar el tema pendiente del Ochavo o relicario del conjunto del Sagrario catedralicio. Con el fin de solicitar opinión y parecer sobre el último, en ese mismo 1631 se trasladó a Madrid y contactó con Pedro de la Torre y, desde el año siguiente, con el hermano Francisco Bautista; las trazas de estos dos arquitectos madrileños fueron definitivas para concluir la obra, ya en la sexta década del seiscientos, lo que se efectuó bajo dirección de Felipe Lázaro de Goiti, restando sólo el placaje marmóreo interior, que acometió Bartolomé Zumbigo y Salcedo a partir de c. 1655-1656. Por su parte, y no seguidos como tantos otros, realizó Fernández de Salazar, en 1639, dos proyectos para el Ochavo y una maqueta de madera, conservada en la catedral de Toledo, en sí misma una pieza artística de gran interés.

De 1631-1632 son sus trazas para la nueva casa de las comedias de Toledo, levantada sobre las ruinas del Corral de Comedias-Mesón de la Fruta de Jorge Manuel Theotocópuli; la obra fue concluida en 1633 y supuso el nombramiento de Salazar como maestro mayor de obras de la ciudad, título meramente honorífico pero de prestigio entonces. Se levantaba ahora un edificio cerrado, de fines exclusivamente lúdicos y comportando un hemiciclo a modo de teatro a la antigua; estuvo en pie hasta que fue demolido en 1866 para construir el Teatro de Rojas en la toledana Plaza Mayor.

Entre 1632 y 1636 trazó y dirigió las obras de reconstrucción de los desperfectos causados por un rayo y la reestructuración en claves clasicistas de la fachada principal de la catedral de Toledo. La primera afectó fundamentalmente a partes altas de la torre que debían, según la documentación, realizarse estrictamente, esto es, en estilo gótico, en tanto que la segunda, que debía efectuarse sobre el relieve de la Santa Cena, era el remate de la fachada correspondiente a la nave central del templo, entre el cubo de la torre y la capilla mozárabe. Seguramente las dos galerías jónicas sobre las portadas laterales y, desde luego, el gran frontón triangular con pirámides y bolas como acróteras, sobre la portada central. Asimismo, se realizó ante esta fachada el cerramiento de la lonja o atrio, con reja incluida y todo según diseños de Salazar, a base de columnas de mármol sobremontadas por escudos.

De esta última obra restan hoy día las esculturas de san Eugenio y san Ildefonso en sus templetes a los extremos y en alto del actual cerramiento. Se concluía de este modo la conformación de la plaza del Ayuntamiento de Toledo, según testimonia el denominado “grabado Portocarrero”, de 1689, de este hastial de la catedral, sobre el que volverá a intervenirse a fines del siglo xviii.

En 1633 traza el convento e iglesia de la Concepción Benedictina de Toledo, cuya construcción dirigió hasta su fallecimiento en 1643; fue completada durante el período 1652-1657, bajo dirección de José de Ortega, que aportó sus diseños para la portada de la iglesia y la plazuela conventual situada ante ella, todo bajo el patrocinio de los licenciados Diego García de Cuadros y su sobrino Manuel de Vega y Cuadros.

Como célula fundamental de este cenobio, es destacable su sencillo claustro, planteado a base de pilares y arcos de medio punto, todo en ladrillo visto, utilizado incluso en labores decorativas, donde Salazar parece asumir la rica tradición constructiva toledana de raíz mudéjar. La iglesia conventual es de nave única, sin crucero ni coro en alto a los pies, y la cúpula directamente levantada sobre la capilla mayor; presenta ésta en su superficie interior, lo mismo que en las partes altas del cañón de la nave, yeserías decorativas, sugerentes y muy libres en su diseño, inspiradas en dibujos del tratado del agustino recoleto fray Lorenzo de San Nicolás. Dos coros para las monjas se disponen, uno sobre otro, en el lado del Evangelio del presbiterio, en tanto que la sacristía se sitúa detrás de éste.

En 1634 daba Fernández de Salazar trazas y condiciones para realizar la capilla del Buen Suceso, hoy de la Virgen del Amparo, en la parroquia toledana de la Magdalena; es obra interesante y novedosa por su disposición y planta. Seguramente simplificada en alzado, en 1653, por el alarife Diego de Benavides y hoy muy restaurada, se sitúa a los pies de la referida iglesia, con su eje perpendicular al principal del templo, y está formada por un primer espacio centralizado como antecapilla, y contigua a ésta la capilla propiamente dicha, rectangular y longitudinalmente dispuesta según el propio eje; el acceso desde la iglesia se estrecha a modo de embudo, para abrirse a la antecapilla, centralizada como se ha dicho, en contraste con la marcada axialidad del edificio parroquial.

En 1642 trazó el túmulo para las exequias celebradas en la catedral de Toledo por el cardenal infante don Fernando de Austria; en el libro impreso en ese mismo año, conmemorativo de las citadas honras fúnebres, figuraba, al parecer, un grabado de Juan de Noort hoy perdido, de dicha construcción funeraria.

También efímeras pero de carácter religioso-festivas, fueron las arquitecturas trazadas por Salazar en 1643 para la procesión del Corpus Christi en la plaza del Ayuntamiento de Toledo; genéricamente denominadas “tablado y tramoyas”, se trataba de mejoras y añadidos de las de 1640 y 1642. Todo un despliegue escenográfico se dispuso para recibir la custodia de Enrique de Arfe; se alude a un arco triunfal “con sus lienzos, cornisas y vuelos descrito entre El arco”, es decir, bajo el cobertizo entre la catedral y el palacio arzobispal o arco de palacio, cerramiento de una de las torres del Ayuntamiento, “para ver las fiestas y vientos de seguro”, escudos imperiales, maniquíes como atlantes o cariátides, etc.

 

Obras de ~: Casa de las comedias, Toledo, 1631-1633; Catedral: remate de la fachada principal y cerramiento de la lonja o atrio ante la misma, Toledo, 1632-1636; Convento e iglesia de la Concepción Benedictina, Toledo, 1633; Capilla del Buen Suceso de la iglesia de la Magdalena, Toledo, 1634.

 

Bibl.: I. González de Valera, Pyra religiosa, mausoleo sacro, pompa fúnebre, que la muy Santa Iglesia Primada de las Españas erigió devota [...] al Cardenal-Infante Administrador perpetuo del Arzobispado de Toledo, [...] Don Fernando de Austria, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1642; E. Llaguno y Amírola, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, Madrid, Imprenta Real, 1829 [facs., Madrid, Turner, 1977, tomo IV]; F. Pérez Sedano, Datos documentales inéditos para la historia del arte español, I. (Notas del archivo de la Catedral de Toledo), Madrid, Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, 1914; M. Zarco del Valle, Datos documentales para la historia del arte español. II. (Datos de la Catedral de Toledo), Madrid, Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, 1916; R. Ramírez de Arellano, Catálogo de los artífices que trabajaron en Toledo, y cuyos nombres aparecen en los archivos de sus parroquias, Toledo, Imprenta Provincial, 1920; J. J. Martín González, “Arte y artistas del siglo xvii en la Corte”, en Archivo Español de Arte (AEA), 122 (1958), págs. 125-142; “El Panteón de San Lorenzo de El Escorial”, en AEA, 127 (1959), págs. 199-213; V. Tovar Martín, “El arquitecto-ensamblador Pedro de la Torre”, en AEA, 183 (1973), págs. 261-297; J. Porres Martín- Cleto, Historia de las calles de Toledo, t. III, Toledo, Zocodover, 1982 (2.ª ed.); F. Marías Franco, “Teatro antiguo y corral de comedias en Toledo: teoría y práctica arquitectónica en el Renacimiento Español”, en VV. AA., Calderón y el teatro español del Siglo de Oro, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1983, págs. 1622-1637; F. Marías Franco, “Arquitectura”, en VV. AA., El Toledo de El Greco, catálogo de exposición, Toledo, Zocodover, 1982; La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631), t. II Madrid, CSIC-Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Madrid, 1986; D. Suárez Quevedo, Arquitectura barroca en Toledo: siglo XVII, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1988, 2 vols.; Arquitectura barroca en Toledo: siglo xvii, Toledo, Caja de Toledo, 1990; Arquitecturas de Toledo, vol. II, Toledo, Servicio de Publicaciones, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1991, págs. 171-290; “Contrarreforma y reglamentación de cenobios femeninos en el arzobispado de Toledo, siglo xvii. Convento de la Concepción Benedictina de la Ciudad Imperial”, en Anales de Historia del Arte, 15 (2005), págs. 151-178.

 

Diego Suárez Quevedo