Gutiérrez Lizaurzábal, Agustín. Santiago de los Caballeros (Guatemala), 27.VIII.1763 – San José (Costa Rica), 9.XII.1843. Intelectual, político.
No cabe duda de que fue uno de los hombres más ilustres e importantes en Guatemala y Costa Rica, aunque su actividad tuvo decidida influencia en toda el área de Centroamérica.
Huérfano de padre y madre desde muy niño, bajo la tutela de su tío político Tiburcio Ángel de Toledo, que quedó a cargó de la administración de sus bienes, inició sus estudios en el colegio Tridentino, centro de reconocida condición académica, casi exclusivo de la nobleza española de Guatemala. En 1783 era bachiller en Filosofía, en 1785 en Sagrada Teología, con una tesis Sobre la controversia historiográfica dogmática del Ministerio de la Santísima Trinidad, que fue publicada; para 1791, se graduó en Leyes en la Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala.
A partir de ese año se dedicó a la administración de sus bienes, que eran muchos, en Guatemala y El Salvador, tanto que, para fomentar el cultivo del algodón en Escuintla, logró que la Real Audiencia de Guatemala le diera un repartimiento de treinta mil indios, con sus respectivas molederas.
Su vida pública y política empezó en 1794, con el nombramiento como alcalde mayor de Sonsonate, hasta 1797 en que regresó a Guatemala. Pero su destino estaba en el sur de Centroamérica, ya que en 1799 contrajo matrimonio con María Josefa Peña Monge de la Cerna, de origen nicaragüense, quien realizaba estudios en un convento de monjas en Guatemala.
Hija de quien sería el primer jefe de estado de Nicaragua, Manuel Antonio de la Cerda, hombre rico y poderoso, en 1803 influyó para que su yerno se trasladara a León, donde inicialmente se dedicó a administrar las propiedades de su esposa, y la que él adquirió en Rivas y en Guanacaste (Costa Rica), cuya extensión motivó a John Stepehens, embajador norteamericano, a decir que eran “lo suficientemente grandes para dar a su dueño ideas de imperio”. Realmente aglomeró una importante cantidad de haciendas, entre ellas la de Santa Rosa, de especial importancia en la historia de Costa Rica, que dedicó al cultivo del cacao y la ganadería.
Una vez organizada su vida privada y empresarial en esta región, volvió a participar en la vida pública, al ser nombrado alférez real, alcalde de Rivas y diputado consular ante la Diputación Provincial de León en representación de Costa Rica, cargo que ocupaba al llegar el acta del 15 de septiembre de 1821, con las noticias de la independencia de Guatemala.
A partir de estos hechos, Agustín Gutiérrez Lizaurzábal asumió una posición monárquica, pues apoyó, inclusive, la adhesión al Plan de Iguala y al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide; pero según el criterio de su biógrafo Norberto Castro Tossi, debido a la anarquía que se apoderó de Nicaragua después de la independencia, decidió trasladarse con su familia a la propiedad que tenía en la alcaldía mayor de Nicoya, específicamente en la hacienda de Santa Rosa. Sin embargo, dado que el conflicto interno de Nicaragua no encontraba solución, Agustín decidió trasladar su residencia, definitivamente, a Cartago, en donde fue recibido, junto con su familia, con los mayores merecimientos, convirtiendo su casa en un verdadero ateneo intelectual. Así, poco después de su llegada a Costa Rica, el 6 de septiembre de 1824, fue electo primer presidente del Congreso de Costa Rica; luego ocupó cargos como el de alcalde primero de Cartago y presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Sobre él señaló Norberto Tossi: “Fue el primer abogado que radicó en Costa Rica durante el período republicano y el autor del primer libro de derecho publicado en el país. Murió en San José el 9 de septiembre de 1843”.
Bibl.: R. Obregón Loria, Los Rectores de la Universidad de Santo Tomas, San José, Editorial Universitaria, 1955; N. Tossi Castro, “Los Gutiérrez de Lizaurzabal”, en Revista de la Academia de Ciencias Genealógicas (fotolitografiado del Instituto Geográfico Nacional, San José, Costa Rica), n.º 22 (1975), págs. 183-190.
Óscar Aguilar Bulgarelli