Bermejillo Martínez-Negrete, Pío. Ciudad de México (México), 11.II.1860 – París (Francia), 9.IV.1899. Benefactor.
Nació en México en el seno de una familia de indianos, originarios de la localidad vizcaína de Balmaseda. Su padre, Pío Bermejillo Ibarra, quien contrajo matrimonio con Ignacia Martínez-Negrete Alba, emigró al país azteca, donde hizo fortuna gracias a la explotación de yacimientos de plata. Tras regresar a España, se instalaron en Madrid, aunque mantuvieron el contacto con la localidad natal, para la que el patriarca dejó estipulada en su testamento la donación de una importante suma de dinero, que posibilitó la construcción de una escuela pública.
Pío Bermejillo Martínez-Negrete vivió como rentista gracias a la privilegiada situación económica de su familia. Los últimos años de su vida transcurrieron en París. Un mes antes de fallecer soltero, otorgó testamento en esta ciudad, en el que, aparte de establecer una serie de legados para distintos familiares, estipuló la donación de setenta mil pesetas a la villa de Balmaseda, con objeto de emplear los dividendos derivados de dicha cantidad en la instrucción primaria de niños y niñas católicos a partes iguales, y otra suma similar para el hospital del mismo municipio. La primera de estas aportaciones fue invertida en la adquisición de títulos de Deuda pública española. Posteriormente, se creó una fundación para administrar las rentas derivadas de aquel capital. Por otra parte, también destinó cuatro mil pesos mexicanos para el arzobispado de México.
A modo de homenaje por su generosidad, los ediles del Ayuntamiento de Balmaseda costearon un retrato póstumo del bienhechor, encargado al pintor Juan Molina Daza en 1901. Asimismo, en sus últimas voluntades Pío Bermejillo Martínez-Negrete mostró su deseo de ser enterrado en una iglesia, preferentemente en alguna de San Sebastián, aunque dejaba la elección definitiva de este pormenor en manos de su hermano mayor, Luis Bermejillo. Tras recibir los legados correspondientes, la corporación municipal balmasedana ofreció a la familia la posibilidad de que el bienhechor fuera inhumado en la iglesia de San Severino de la localidad. Finalmente, sus restos mortales fueron trasladados a este lugar el 12 de abril de 1904 e instalados en uno de los arcosolios del templo, que hasta entonces acogía una antigua sepultura. Posteriormente, en 1906, el escultor Agustín Querol diseñó para esta tumba un tímpano, presidido por El Ángel de la Caridad, que es de estilo modernista y que fue costeado por el citado Luis Bermejillo Martínez-Negrete. A comienzos del siglo XX, el boceto de esta obra apareció reproducido en algunas revistas y libros.
Bibl.: M. Vega y March, “Agustín Querol”, en Arquitectura y Construcción, 168 (1906), págs. 194-196; R. Gil, Agustín Querol, Madrid, Sáenz de Jubera, 1910, pág. 46; J. M. U rrutia Llano, La Casa de Urrutia de Avellaneda y familias enlazadas españolas y americanas, Bilbao, Ellacuría, 1968, págs. 606-610; M. Paliza Monduate, “El sepulcro de Pío Bermejillo. Una obra perdida de Agustín Querol”, en Goya, n.º 315 (2006), págs. 345-354.
Maite Paliza Monduate