Abaroa Uribarren, Pascual. Lequeitio (Vizcaya), 1826 – Menton (Francia), 8.I.1890. Banquero y benefactor.
Nació en Lequeitio en el seno de una familia de indianos enriquecidos en México y establecidos posteriormente en Francia, dedicados al mundo de la banca. Era hijo de Juan Luis Abaroa y de María Antonia Uribarren. Esta última era hermana de José Javier Uribarren, el fundador en 1852 de la firma bancaria en París J. J. Uribarren y Cía., establecimiento utilizado en la capital francesa en numerosas ocasiones por la mayoría de los empresarios vascos así como por el Gobierno español. Esta compañía, de la que fue socio José Luis Abaroa Uribarren —hermano de Pascual Abaroa Uribarren—, se liquidó en 1861, al fallecer el fundador. Tiempo después, Pascual Abaroa creó —en colaboración con Charles Goguel— la sociedad bancaria Abaroa Goguel, convertida después en Abaroa y Cía.
Al igual que varios de sus ancestros, Pascual Abaroa realizó numerosas donaciones al municipio de Lequeitio —entre las que cabe destacar una importante cantidad para costear las obras del pórtico y la girola de la iglesia parroquial de Santa María a comienzos de los años ochenta de la centuria decimonónica, así como otra aportación para la ampliación del hospital, costeado por Juan José Uribarren, y diversas sumas para distintas obras públicas como la canalización y el depósito de aguas, la red de alcantarillado, lavaderos, caminos, pavimentación de calles, etc.—. Del mismo modo, en numerosas ocasiones prestó cantidades de dinero a las arcas municipales y a la cofradía de pescadores, que más tarde fueron condonadas por el propio bienhechor. Éste fue el caso del anticipo aportado para erigir el mausoleo en memoria de sus tíos, José Javier Uribarren y María Jesús Aguirrebengoa, en la iglesia de la Compañía de Jesús de la localidad.
Tras su fallecimiento, Abaroa fue nombrado hijo predilecto de la villa natal, una de cuyas calles ostenta el nombre del benefactor. A comienzos de los años veinte del siglo xx, un grupo de lequeitianos solicitó a su Ayuntamiento la construcción de un monumento público que perpetuara la memoria de Pascual Abaroa. Tras la recaudación de los fondos pertinentes y la realización de un concurso, en el que resultó ganador el boceto presentado por el escultor Moisés de Huerta (1881-1962), la obra se inauguró en 1934.
Abaroa falleció soltero y fue enterrado en el panteón familiar del cementerio de Lequeitio. En 1934, sus restos fueron trasladados a una sepultura colocada en un tramo de la girola de la iglesia de Santa María de la misma localidad, cuya construcción había sido sufragada por él mismo, tiempo atrás.
Bibl.: M. Basas, “Hombres ilustres de la economía vizcaína. Los Uribarren y Abaroa, banqueros en París”, en Información, 1.439 (1988), págs. 57-60; M. Bazán de Huerta, Moisés de Huerta, Bilbao, 1992; G. Duo, “Lekeitio en el siglo XIX y José Javier Uribarren (1791-1861)”, en Cuadernos de Sección de Historia y Geografía, 23 (1995), págs. 137-162; M. Paliza Monduate, Bernabé de Garamendi, un escultor bilbaíno 1833-1898, Bilbao, BBK, 1999, págs. 58-94; M. Paliza Monduate, “El monumento al poeta Antonio Trueba, obra de Mariano Benlliure, y su influencia en la escultura conmemorativa vizcaína del siglo XX”, en Ondare, 23 (2004), págs. 437-453.
Maite Paliza Monduate