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Martín de Vargas

Biografía

Vargas, Martín de. ¿Jerez de la Frontera (Cádiz)?, c. 1380 – Valdeiglesias (Madrid), 6.IV.1446. Monje del Císter (OCist.), confesor papal, canonista, legislador, reformador, fundador de la Congregación de Castilla.

Martín de Vargas fue el fundador de la congregación de Castilla, primera reforma que se dio en el Císter.

Se ignoran tanto el lugar como la fecha de su nacimiento. Jerez de la Frontera es la ciudad que ofrece más garantía, y en cuanto al año, se ha señalado como fecha muy probable 1380. Nada se sabe acerca de cómo se desarrolló su juventud ni dónde realizó sus estudios. Muñiz sintetiza en breves rasgos su vida: “Fue andaluz y nació en la villa de Jerez de la Frontera. Después de haber hecho progresos maravillosos así en las ciencias divinas como en las humanas, se determinó tomar estado en la Religión de los Hermitaños de San Gerónimo de Italia, donde a breve tiempo adquirió una tan grande estimación para con el papa Martino V, que le eligió por su confesor y por su predicador. Prueba sin duda de los muchos talentos y virtudes con que el Señor había adornado a este V Padre”.

Por ello se conoce que estuvo al lado del Papa, al que ayudó en sus tareas apostólicas, aconsejándole, y hasta la mayoría de los autores hablan de que le eligió por confesor.

Durante su estancia en Roma, acusó el resquebrajamiento de la disciplina eclesiástica y la lucha entre facciones del catolicismo mordido por el cisma. Volvió a España, para cambiar de Orden y eligió el Monasterio de Santa María de Piedra, escondido en una grieta de terreno agreste al mediodía de la provincia de Zaragoza, fundación de Santa María de Poblet, en que ingresó en 1420.

Los primeros Usos de la Congregación de Castilla fueron redactados por el propio Martín de Vargas en 1434. En uno de los capítulos habla claramente y pide a los monjes que eleven plegarias por los dos pontífices, Martín V y Eugenio IV, “tamquam fundatores congregationis”, como fundadores de la Congregación.

Esto quiere decir que en el cambio de Orden y en la puesta en marcha de la reforma del Císter castellano no estaba solo Vargas, sino que tenía tras de sí a los dos pontífices, por ello —al verle perseguido—, le defendieran claramente de sus enemigos, aunque siempre con la delicadeza que impone el cargo de pastores de toda la cristiandad.

Vargas, juntamente con fray Miguel de Cuenca, viajó a Roma para poner en conocimiento del Pontífice el ideal de reforma que tenían planeado. Permanecieron por espacio de un año hasta que Martín V promulgó la bula Pia supplicum vota, de 24 de octubre de 1427, por la cual autorizaba la erección de dos eremitorios en los cuales se impusiese la Regla de San Benito en toda su rigidez, detallándose además ocho puntos principales que debían tener en cuenta para poner en marcha el proyecto ideado. Regresaron a España y en los últimos meses de 1426 se hallaban ya en las inmediaciones de Toledo dando los primeros pasos para poner en marcha la primera fundación, que sería el Monasterio de Montesión, habiéndose colocado la primera piedra el 21 de enero de 1427. Tanto el lugar escogido como el nombre fueron obra del propio Martín de Vargas. Se dice que todo un día anduvieron buscando por las inmediaciones de Toledo un sitio adecuado para la fundación, y a última hora de la tarde hallaron un rincón delicioso, no lejos del Tajo, en el que había una ermita dedicada a la Santísima Virgen. Al verlo dicen que exclamó Martín de Vargas: “Haec requies mea in saeculum saeculi, hic habitabit quoniam elegit eam”.

En 1430 el Monasterio de Valbuena ocurrían desavenencias entre la comunidad y Fernando de Benavente o de Santa Colomba, abad intruso en la misma, Juan II de acuerdo con el obispo diocesano tomó cartas en el asunto y juzgaron conveniente deponer al abad intruso y nombrar para sustituirle a Martín de Vargas. A pesar de que todo se legalizó debidamente, el abad depuesto recurrió al capítulo general del Císter, acusó a Vargas de lo mismo que él había cometido en Valbuena y fue entonces cuando comenzó una persecución solapada desde las altas esferas de la orden contra el reformador, que no concluiría sino con su muerte.

En 1445, habiéndose fulminado contra él una nueva excomunión y encomendado al abad de la Espina que ordenara su detención, recurriendo al brazo secular, si hacía falta, las huestes del conde de Haro parece que le metieron en la cárcel, donde debió de morir —o al poco de quedar libre— en defensa de la obra que había dejado en marcha, el 2 de junio de 1445, probablemente en el Monasterio de Valdeiglesias (Madrid).

 

Obras de ~: “Usos de la Congregación de Castilla”, en Compostellanum, XXVI (1981), págs. 110-133; libro ms., s. f., Archivo Histórico Nacional (AHN), sign. 16.612 (inéd.).

Fuentes y bibl.: L. de Estrada, Exordio de la Reforma de Montesino, s. f., AHN, ms. 16.621; Tumbo viejo de Montesión, s. f., AHN, ms. 14.691.

 

B. Mendoza, Synopsis monasteriorum Congregationis Castellae, s. f. (ms. Biblioteca de San Isidro de Dueñas, Palencia), passim; L. Herrera, Martín de Vargas, fundador de la Congregación de Castilla, s. f. (ms. en Biblioteca de San Isidro de Dueñas, Palencia); B. de la Peña, Tratado del origen de la Orden del Císter y Reformación [...], s. f. (en Biblioteca Nacional de España, ms. 850); P. Alcocer, Historia de la Imperial ciudad de Toledo, Toledo, Juan Ferrer, 1554; A. Manrique, Anales Cistercienses, t. IV, Lugduni [Lyon], Iacobi Cardón, 1642; C. Henríquez, Fasciculus Sanctorum Ord. Cisterciensis, París, 6 de abril de 1670; R. Muñiz, Médula histórica cisterciense, t. I, Valladolid, Thomas Santander-Viuda é Hijos de Santander, 1781, págs. 308 y ss.; P. Barreto, Hombres ilustres de Jerez de la Frontera, Jerez, Imprenta del Guadalete, 1875; J. Finestres, Historia del Real Monasterio de Poblet [...], t. II, Barcelona, Orbis, 1941; S. Lenssen, Hagiologium cisterciense, pro ms., Tilburg, 1949; C. Bock, “Les Codifications du droit cistercien”, en Collectanea Ordin. Cisteer. Reformatorum, XI (1949); P. García San Juan, Santoral español, glorias de la Iglesia de España, Madrid, 1951; E. Martín, Los Bernardos españoles, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, passim; E. Willens, Esquisse historique de l’ordre de Cîteaux, Paris, Office Général du Livre, 1957, passim; D. Yáñez Neira, Martín de Vargas, Reivindicación de un gran reformador español, s. l., s. f. (inéd.); “Vargas, Martín de”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1975, págs. 2712-2713; “Fray Martín de Vargas”, en Nota et Vetera (Zamora), 1981, págs. 77-111; El Císter y las Órdenes Religiosas zaragozanas, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1987, págs. 249-253.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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