Castejón Blázquez, Benigno. Barcelona, 26.X.1924 – Madrid, 20.X.1998. Fundador de los salesianos (SDB) en Ciudad Real y Puertollano, pedagogo.
Nació en Barcelona el 26 de octubre de 1924 en el seno de una familia profundamente cristiana. Su padre era funcionario de Justicia y su madre vivía dedicada a sus cuatro hijos y a la casa. Benigno fue el segundo, y destacó ya desde pequeño por su simpatía y jovialidad. Los tres varones, pues, fueron salesianos, es decir, Carlos, Benigno y Pablo, mientras que su hermana, Ángela, fue excelente cooperadora salesiana.
Benigno se talló a sí mismo con un tesón y una honradez, como persona y como salesiano, que tantos otros compañeros le envidiarían cabalmente, haciéndole el doblete de pulir su personalidad y salesianidad, como nadie. Supo perfeccionarse y perfeccionar a los demás sin cesar, exigiéndolo todo de sí mismo, exponiéndose por los chicos más débiles o marginados hasta extraer la última gota de su propio zumo, carpinteando su sacerdocio salesiano sin parar, separándose de tentaciones autobiográficas y logrando éxitos sudorosos y resonantes como educador en todos los lugares por donde pasó: Salesianos-Salamanca, Colegio de San Fernando de la Diputación Provincial de Madrid, Salesianos-Puertollano, Salesianos-Ciudad Real, Salesianos-Estrecho y la Casa de las Misiones Salesianas de Madrid.
Las circunstancias políticas de 1933 movieron al padre a salir de Cataluña y a trasladarse a Madrid con toda la familia. Benigno recaló en Salesianos-Atocha, de Madrid, de 1933 a 1935, llamados entonces Mutua Escolar Cervantes, prohibida la enseñanza a los religiosos como tales por entonces, aunque impartiéndola como particulares. Nunca olvidaría su recorrido por la entrega, la sabiduría y el instinto de vivir del salesiano Marcelino Olaechea y la de su tío Luis Blázquez, también salesiano, por lo que deseó ser uno de ellos, aunque con la Guerra Civil encima.
Superados los años de las armas absolutas en Alicante, hacía su noviciado en Mohernando (Guadalajara) en 1942-1943, y profesó el 16 de agosto del mismo año. Las dosis de introspección, estudio, oración, soledad y pensamiento que requiere el sacerdocio, Benigno las pasó en Salesianos-Carabanchel de 1948 a 1952, para ordenarse de sacerdote el 31 de mayo de 1952 en el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, junto a otros salesianos, que atentos a los tiempos, desarrollaron después excelentes trabajos por la juventud en centros de enorme repercusión social, propiciados por el Gobierno, como la Institución de la Virgen de la Paloma, en Madrid, Colegio de Ferroviarios-Madrid, Colegio de la Macarena de la Diputación Provincial de Sevilla y otros tantos.
Ordenado sacerdote en su ciudad natal, Benigno fue enviado al citado Colegio de San Fernando de Madrid hasta 1955, donde con su labor ayudó a muchos chicos desamparados a encontrar su camino. Probablemente unos eran huérfanos totales, otros parciales, otros con algún familiar como ancla, otros con algúnpariente como argolla. Benigno, como tantos otros salesianos, silabeaba todas las mañanas las palabras de un método educativo, el de san Juan Bosco: “Razón, religión y amor”, e intentó explicárselo a los demás, todo lo felizmente que lo permitían las circunstancias.
Tan absoluta fue su entrega, que el provincial le envió a Puertollano, de reciente fundación, de modo que se le puede considerar auténtico cofundador de la obra, apoyado por un numeroso grupo de antiguos alumnos, sostenidos por Manuel León. Allí sus puñaladas de razón espabilaban los pruritos y adormilamientos de unos y otros. Benigno ya tenía mucho andado en la República, la guerra y la posguerra, ahora fue un peripatético de todas las calles del pueblo, de todos los despachos de las autoridades y hasta de los campos de fútbol del Calvo Sotelo o del Manchego.
Como no podía ser de otra manera, continuaba enredado en mil trabajos: construcción de iglesia, pabellones de estudiantes, talleres para profesionales, cuando el provincial le nombraba director, en 1961, de la Escuela Hogar Santo Tomás de Villanueva en Ciudad Real, antiguo Hospicio de San Francisco de la provincia. Fue, pues, el fundador de los Salesianos en la ciudad, la revolución de la “escuela profesional”, para generar un nuevo muchacho independiente, libre, equiparado al de los jesuitas del cercano centro Hermano Gárate. La caballerosidad de los hijos de San Ignacio con los salesianos fue tal que al concluir en 1985 su servicio con los muchachos de la escuelahogar, estimando que aquel modelo educativo procedente de san Juan Bosco era digno y distinguido, dejaron en sus manos Hermano Gárate, y más tarde Loyola-Aranjuez, que se convertía en Salesianos-Loyola, Aranjuez, y Padre Aramburu-Burgos en Salesianos- Padre Aramburu, Burgos.
Finalizado el ciclo manchego, Castejón pasó a ocupar la Dirección General de los Antiguos Alumnos Salesianos españoles durante veinte años. Aquí se consumió en una conjunción de amor y creación ininterrumpida.
Así, diecisiete años de Colonias Veraniegas para los hijos de los antiguos alumnos en Salou, Reus, Campano y El Campello; quince años de Pascuas de Jóvenes con los hijos de los emigrantes en Berlín, Lüdinghausen, Carolinegee y Maienberge; una cooperativa de viviendas, con préstamos de la Caja de Ahorros de Madrid en la barriada de Moratalaz de 1969 a 1974, y encuentros de Majadahonda para cientos de muchachos. En 1997, con setenta y tres años, afrontaba todavía la dirección de la Casa de las Misiones Salesianas en Madrid, muriendo en ella el 20 de octubre de 1998, a la edad de setenta y cuatro años.
Bibl.: J. Guerra Ibáñez, Don Benigno Castejón Blázquez.
Director de la Procura de Misiones Salesianas de Madrid. Carta edificante, Madrid, Procura de Misiones, 2 de enero de 1999; M. F. Gómez Vozmediano y H. Sobrino López, Los salesianos en Puertollano (1953-2003), Puertollano, Colegio Salesianos, 2003.
Francisco Rodríguez de Coro, SDB