García Górriz, Pablo. Aldehuela (Teruel), 25.IV.1885 – San Isidro de Dueñas (Palencia), 1.XI.1967. Monje cisterciense (OCist.) de San Isidro de Dueñas (Palencia), secretario de la comunidad, historiador y primer cronista del monasterio de Oseira.
Se llamó Aniano en el mundo, nombre cambiado por el de Pablo al ingresar en San Isidro en 1910.
Aunque figuró siempre en el rango de hermano lego, tenía una formación cultural superior a la corriente, según dio pruebas de ello, tanto por haber llevado durante muchos años la secretaría de la abadía —en aquellos tiempos no poco complicada, por tener la casa mucha hacienda y la fábrica de Chocolates Trapa— como por haber dejado escritas diversas obras de mérito. Al poco tiempo de profesar, en 1918 le nombraron secretario de la comunidad, cargo que desempeñó hasta 1929 en que, habiendo pasado por San Isidro un grupo de monjes franceses para tomar posesión del monasterio de Oseira, el hermano Pablo se incorporó a ellos, siendo uno de los pioneros de la restauración, habiendo pasado en Oseira los diez primeros años, trabajando lo indecible en el monasterio y soportando toda suerte de penalidades.
La llegada al monasterio causó honda impresión en los fundadores, por el estado lamentable en que se hallaba el edificio, con casi toda la techumbre hundida, a excepción del templo y algunas otras dependencias.
Se necesitaba una fuerza de voluntad firme y un espíritu de sacrificio a toda prueba. Además, la parte económica era totalmente deficiente porque los principales fundadores venidos de Francia llegaron —casi como cuando los apóstoles salieron a predicar la buena nueva— con los breviarios de rezo y algún que otro utensilio indispensable. Fray Pablo, primer cronista del monasterio, en su preciosa obra de aquellos tiempos, describe con mano maestra la situación de la casa y las primeras impresiones recibidas por todos, que no pudieron ser más deprimentes. Habla de la situación catastrófica en que se hallaba el edificio, carente de tejado, en ruinas por todas partes y las galerías superiores hechas un verdadero bosque lleno de maleza y arbustos de todas clases que habían nacido entre las piedras. Las gentes de las aldeas se volcaron el primer día con sus dádivas generosas, pues carecían de todo lo más indispensable, pero mucho no podían aportar, por tratarse de gente humilde que vivía al día cultivando sus exiguos terrenos. Y como en aquellos tiempos no había turismo, carecían de fuentes de donde poder extraer medios económicos para poder subsistir. No tuvieron más remedio que arreglárselas con el ingenio, tardando poco en montar una pequeña vaquería que les daba para elaborar queso y más tarde fabricarían champán y, por fin, chocolate. Como los monjes extranjeros poseían una cultura superior, canalizaron el río que pasa por medio de la finca, construyeron un pequeño embalse, montaron unas turbinas que producían fuerza eléctrica con la cual podían alumbrarse, incluso facilitar corriente a los habitantes de la aldea para que disfrutaran también del mismo beneficio, cuando no conocían la electricidad en muchos kilómetros a la redonda. En una palabra, cumplían a maravilla aquellos hombres el tan manoseado axioma benedictino, “ora et labora”.
Fray Pablo prestó otros servicios a la comunidad, como el ser representante de la misma para la recepción de huéspedes distinguidos, ya que los demás monjes eran extranjeros o carecían de la cultura que poseía el hermano aragonés. Fruto de esta cultura fue la elaboración de la primera guía del monasterio, impresa en 1932, antes de dos años de la llegada de los monjes. La primera edición se agotó pronto y fue necesario reimprimirla hasta cinco veces, lo que indica el interés con que fue aceptada. Fue una obra que mereció gran estima del público, ya que eran raras las guías de monumentos —sobre todo abandonados como estaba Oseira— en aquellos tiempos. Todavía hoy es buscada con ansiedad por los bibliófilos, porque en ella se contienen multitud de datos muy estimables sobre la historia de la Orden.
A fines de 1940 —después de diez años de estancia en Oseira— regresó a su puesto antiguo de San Isidro, encargándose otra vez de la secretaría, cargo que desempeñó con notable competencia hasta 1955 en que pasó a atender la portería. En medio de estas ocupaciones halló tiempo para cultivar con notable éxito la pluma, dando a la estampa varias obras y colaborando en algunas revistas. “Por extraño que parezca —se dice la crónica del monasterio—, aunque mezclado siempre en asuntos económicos, sus preferencias eran artísticas y literarias”, pues, además de la mencionada guía, se deben a su pluma varias obras, como El monasterio de San Isidro de Dueñas que, aunque figura como anónima, fue el hermano Pablo quien la preparó para festejar el cincuentenario de la fundación de San Isidro. Todavía volvió al monasterio al cabo de algunos años, aprovechando para continuar la crónica que había escrito, y que la encontró virgen, en el sentido de que nadie había escrito ni una tilde.
Durante muchos años se quejó del estómago, pero logró mantenerse en un estado de salud aceptable hasta el verano de 1967 en que se le agudizaron tanto las dolencias que aceptó la operación, la cual únicamente serviría para torturarle y acelerar su muerte, pues fue empeorando hasta el punto de que el 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos, el Señor cortó el hilo de su vida, sin duda para llevarle a acompañarles en día tan esplendoroso.
Obras de ~: Guía del monasterio de Oseira, Orense, 1932; El monasterio de San Isidro de Dueñas, Palencia, 1941; “El Arte en el Hermano Rafael”, en Cistercium (1958), págs. 111-117; El Alcázar del Silencio, Historia de la primera trapa femenina en España, Madrid, Studium, 1961; La historia de los orígenes de la comunidad de Alloz, o el Alcázar del silencio, Madrid, 1961; La basílica visigótica de San Juan de Baños, Palencia, 1965.
Bibl.: “Nota necrológica sobre el Hermano Pablo García Górriz”, en Cistercium, XX (1968), pág. 71; D. Yáñez Neira, El Císter, Órdenes Religiosas zaragozanas, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1987, págs. 324 y 325; “Fray Pablo García Górriz (1885-1967)”, en Museo de Pontevedra (2003), págs. 129-131.
Damián Yáñez Neira, OCSO