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Beato Jacinto Serrano López

Biografía

Serrano López, Ignacio. Beato Jacinto. Urrea de Gaén (Teruel), 30.VII.1901 – Puebla de Híjar (Teruel), 25.XI.1936. Religioso de la Orden de Predicadores (OP), sacerdote, beato.

Huérfano de padre y madre desde los seis años de edad, permaneció bajo la tutela de un tío que quiso orientarlo hacia los trabajos del campo, pero su inclinación era el estudio. Intervino el padre Francisco Calvo y lo condujo al convento dominicano de Barcelona donde pudo estudiar hasta cumplir los doce años. Después ingresó en el Seminario Menor de Solsona (Lérida) y vistió el hábito en 1916. Profesó en 1917 y comenzó estudios de Filosofía. En 1918 pasó a continuarlos e iniciar la Teología en Valencia.

Fue ordenado presbítero en 1924. Se matriculó en la Universidad de Valencia y cursó Ciencias Físicas. Fue destinado a enseñar, primero en Calanda (Teruel) y luego en Valencia. Fue administrador y subdirector de la revista Rosas y Espinas, y director en 1935-1936, y daba también clases en el Estudio General. En 1933 obtuvo la licenciatura en Ciencias Físicas, y colaboró desde sus comienzos en la revista Contemporánea, así como en la Biblioteca de Tomistas Españoles. Era maestro de hermanos cooperadores y profesor en el Colegio de San Joaquín.

Obligado a dejar el convento de Valencia el 19 de julio de 1936 se encaminó a Barcelona. Dadas las cualidades que reunía y la documentación de que disponía como titulado en Ciencias Físicas, el prior provincial, antes de huir a Francia, lo nombró vicario provincial el 7 de octubre. Desde entonces, desplegó toda su ágil actividad para ayudar a sus hermanos religiosos con su salida al extranjero. A finales de noviembre, sin embargo, fue reconocido y lo prendieron.

Estuvo encarcelado en el castillo de Montjuic de Barcelona. Después lo llevaron a Puebla de Híjar (Teruel) y lo mantuvieron prisionero unos cuatro días. El día 25 le dieron muerte en el cementerio de esta localidad.

Otros religiosos dominicos de la comunidad de Valencia que fueron asesinados: Luis Urbano Lanaspa —Zaragoza, 3.VI.1882 – Paiporta (Valencia), 25.VIII.1936—. Hijo de Mariano y María. En la niñez acudió al colegio de los Escolapios y en 1896 ingresó en el Seminario diocesano para comenzar la Filosofía. Dos años más tarde se encaminó al noviciado dominicano de Padrón (La Coruña), y tomó el hábito en 1898. Profesó en 1899. De 1899 a 1903 estudió en Corias (Asturias) y después lo destinaron al Convento de San Esteban de Salamanca a estudiar Teología. Realizó la profesión solemne en 1902 y en 1906 recibió la ordenación de presbítero.

En 1908 le otorgaron el título de lector en Teología.

Por entonces tenía ya cursados tres años en la Facultad de Ciencias y llegó a doctorarse en la Universidad Central de Madrid. Tomó parte en la fundación de la revista La Ciencia Tomista. Fue destinado a la enseñanza, primero en Padrón y después en el colegio de Oviedo. Al restaurarse la provincia de Aragón en 1912, le rogaron que diera su nombre para llevar adelante la empresa, y así en 1913 formaba parte de la comunidad de Barcelona, pero un año después estaba ya en Valencia, donde transcurrió el resto de su vida.

Fue maestro de hermanos cooperadores; en 1915 fundó Rosas y Espinas, revista ilustrada que alcanzó una importante difusión, enseñó diferentes materias en el estudio de la Orden, especialmente Sagrada Escritura y oratoria. Fue prior (1931-1934) y regente de estudios, recibió los títulos de predicador general y maestro en Teología (1934). También fundó, en 1933, la revista titulada Contemporánea y dio comienzo a una colección denominada “Biblioteca de Tomistas Españoles”, en la que se editaron once volúmenes entre 1923 y 1933. En 1930 se abrió una “serie manual” dentro de la misma, que incluyó tres volúmenes y constituyó uno de los frutos más logrados de la restauración de la doctrina de Santo Tomás en España.

Erigió un colegio universitario, que proyectaba abrir a eclesiásticos de América del Sur; fundó el Instituto de San Joaquín para jóvenes de familias venidas a menos, en el que colaboraron las dominicas de la Anunciata, y la policlínica “San Vicente Ferrer”, con todas las especialidades médicas, gratuitas para los pobres.

Acompañó al cardenal Juan Bautista Benlloch en una embajada religioso-cultural por diferentes países de América Latina (1923) y tomó parte en dos capítulos generales de la Orden. La comunidad dominicana de Valencia se dispersó el 19 de julio de 1936 y él fue detenido con otros religiosos en la casa natal de San Vicente Ferrer el 21 de julio, pero, dejado libre, se refugió en dos casas amigas. Fue detenido de nuevo el 25 de agosto y lo llevaron hacia Paiporta (Valencia).

Sus perseguidores le dieron orden de alejarse y le dispararon por la espalda. Sus reliquias se veneran en la basílica de San Vicente Ferrer de Valencia.

Constantino Fernández Álvarez —La Vecilla (León), 7.II.1907 – Cuart de Poblet (Valencia), 29.VIII.1936—. En 1917 ingresó en la Escuela apostólica de Solsona (Lleida), atraído por sus dos hermanos sacerdotes dominicos. Tomó el hábito en 1922, hizo su profesión simple en 1923 y la solemne en 1928. En Solsona estudió el primer año de Filosofía y en el verano de 1924 pasó a Valencia para continuar los cursos. Destacaba entre los condiscípulos por su aplicación y aprovechamiento. Se ordenó presbítero en 1929. Lo destinaron al “Angelicum” de Roma para doctorarse en Teología. Fruto sazonado de sus estudios fue la publicación en la editorial Labor (1936) del tratado de la ley que se halla en la Suma de Teología de Santo Tomás de Aquino, del que realizó una edición bilingüe con amplias notas explicativas. En 1931-1932 comenzó a enseñar en el Estudio de Valencia.

En 1933-1934 lo llamaron al “Angelicum” como profesor de Teología sacramental y editó para los alumnos un volumen de apuntes (1934). Volvió después a Valencia y continuó con las clases de Teología. Enseñó también religión en el colegio de dominicas de la Anunciata; fue organista, y escribió habitualmente en la revista Contemporánea. En 1936 desempeñaba el cargo de ecónomo del convento. En la tarde del 19 de agosto de 1936 hubo de abandonar el convento y se refugió en un hogar amigo, pero al amanecer del día 28 fue apresado. Lo llevaron a la cárcel Modelo. El 29, lo sacaron de la cárcel y condujeron en un automóvil a las cercanías del Cuart de Poblet (Valencia) para asesinarlo. Sus reliquias se veneran en la basílica de San Vicente Ferrer de Valencia.

Rafael Pardo Molina —Valencia, 28.X.1899 – 26.IX.1936—. Desde la adolescencia se dedicó al trabajo del campo. Hizo el postulantado en Barcelona y tomó el hábito como hermano cooperador en Solsona (Lleida). Emitió la profesión simple en 1926 y la solemne en 1932. Fue asignado al convento de Calanda (Teruel), recién fundado, y permaneció allí por espacio de seis años dedicado al cultivo de las tierras que rodeaban el convento. En 1933 fue al convento de Valencia, donde estuvo hasta la muerte.

Desempeñó el oficio de sacristán en la basílica de San Vicente Ferrer. En los primeros meses de 1936 trató de ocultar en casas particulares algunas imágenes y objetos de culto. Dejó el convento el 19 de julio acompañado por un recién entrado, tal vez espía encubierto, pues lo delató y tuvo que abandonar la casa de sus padres. Permaneció con una hermana, pero después se vio obligado a buscar otros refugios. Cayó prisionero el 26 de septiembre. Fue asesinado cerca de Monte Olivete, a la salida de la ciudad de Valencia.

Sus reliquias se veneran en la basílica de San Vicente Ferrer de Valencia.

Estos dominicos fueron beatificados por Juan Pablo II, en Roma, el 11 de marzo de 2001.

 

Bibl.: M. García Miralles, Los dominicos de la provincia de Aragón en la persecución religiosa de 1936, Valencia, Ed. Feda, 1962; V. Forcada Comíns, “Testigos fieles”, 18 mártires dominicos en España, 1936 y 2 sacerdotes aragoneses, Valencia, 1997; V. Forcada Comíns, Padre Luis Urbano Lanaspa, O.P. “Hombre legión”, Valencia, 1999; Los 18 beatos mártires dominicos de la provincia de Aragón, Caleruega (Burgos), 2001 (col. “Celebraciones vivas de santos y santas dominicos”, n.º 33); L. Galmés, Imagen y semblanza de veinte testigos de la fe, Valencia, 2001; A. García Lozano, Beatificación del P. Jacinto Serrano López y 17 compañeros dominicos de la provincia de Aragón, en Teología Espiritual, 45 (2001), págs. 245- 250; J. A. Martínez Puche (coord.), Mártires Dominicos españoles. 1936. 92 religiosos, religiosas y seglares de la Familia Dominicana martirizados en la persecución religiosa de 1936, Madrid, EDIBESA, 2007; M.ª E. González Rodríguez, Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen, Madrid, Ed. EDICE, 2008, págs. 461-467.

 

María Encarnación González Rodríguez

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