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Hermenegildo Galeana

Biografía

Galeana, Hermenegildo. Tecpan, Guerrero (México), 13.IV.1762 – Coyuca, Guerrero (México), 27.VI.1814. Insurgente, independentista, benemérito de la patria.

Miembro de una familia de origen inglés, algunos autores han rastreado antecedentes que llegan a un Charles Hyacinthe Félix de Galéan, en el Sacro Romano Imperio, del que descenderían los Galiano, Galiana y Galeana. Al parecer, un Pedro Galiano, asentado en Colombia, viajó por el Caribe y se instaló en Yucatán (México) y posteriormente en Zacautla e Ixtapa (Guerrero, México) y con el nombre de Galeana se convirtió en un rico hacendado y terrateniente.

Hermenegildo y sus hermanos José Antonio y Luis se dedicaron a las labores del campo, sin tener la posibilidad de realizar estudios ni siquiera primarios. Se dice que no saber escribir fue el gran impedimento que Morelos encontró en Hermenegildo, para promoverlo a rangos superiores dentro de la milicia insurgente.

Desde muy joven se instaló en la hacienda del Zanjón, propiedad de un primo suyo, destacando por su laboriosidad, buen carácter y acrisolada honradez.

Aprovechando el contacto con el cura José María Morelos, que pasó por Tecpan en noviembre de 1810, los hermanos Galeana, acompañados de su sobrino Pablo, se incorporaron a las tropas insurgentes y participaron en numerosas acciones militares.

Desde el primer momento, Hermenegildo demostró una inusual pericia militar y de estratega, que le llevó a destacar por encima de sus pares. A partir de la acción de Los Coyotes, el 29 de marzo de 1811, que acabó con la derrota total de los realistas, se ganó la confianza absoluta de Morelos, quien lo consideró su ayudante imprescindible.

En ruta hacia Chilpancingo, enviado por Morelos a la propiedad de la familia de los Bravo (Leonardo, José María, Miguel y Nicolás) con la intención de adquirir algunos víveres, supo ganarse su confianza y los incorporó de inmediato a la lucha por la independencia.

Allí mismo y con su apoyo, los insurgentes lograron una nueva victoria frente a las tropas realistas.

Más tarde, el 15 de agosto de 1811, Galeana y Nicolás Bravo volvieron a destacar en la defensa de Tixtla (Guerrero).

En los meses siguientes, a las órdenes de Morelos, Galeana atacó y tomó Taxco, auxilió a los insurgentes sitiados en Toluca, penetró en Cuernavaca y llegó con algunos destacamentos hasta el valle de México.

Una de las acciones más brillantes de su carrera militar fue la defensa de Cuautla, donde se había refugiado con Morelos, ante el acoso y sitio del general Calleja, entre febrero y marzo de 1812. El sitio de Cuautla duró setenta y dos días y Galeana se comportó heroicamente, defendiendo y atacando al mismo tiempo, mientras aseguraba el suministro de agua que necesitaban desesperadamente las fuerzas sitiadas.

A las órdenes de Morelos consiguió romper este acoso, y el puerto de Cuautla fue evacuado sin pérdidas, gracias a una estrategia cuidadosamente preparada por él.

A lo largo de 1812 participó en numerosas acciones militares, las batallas del Palmar y cumbres de Acultzingo, en la que, muerto su caballo, se escondió en el tronco de un alcornoque para sobrevivir. Intervino en la toma de Oaxaca, en noviembre de 1812, y en el sitio y conquista del puerto de Acapulco, en abril de 1813. Por otra parte, fue uno de los jefes que desaconsejaron a Morelos ofrecer batalla a los realistas en Puruarán, cuya derrota el 5 de enero de 1814 significó el inicio del declive del “generalísimo” Morelos.

De Hermenegildo Galeana y Mariano Matamoros, los segundos de Morelos en el mando militar, se dice que éste los “consideraba como sus dos brazos: el derecho del culto sacerdote Matamoros y el izquierdo del valiente Galeana”. Cuando en noviembre de 1812, Morelos concedió a Galeana el grado de mariscal, lo justificó de esta manera: “El Brigadier de la 1.ª brigada Don Hermenegildo Galeana ha trabajado más y es de más valor [que Matamoros] pero inculpablemente no sabe escribir y por consiguiente le falta aquella aptitud literaria que recompensa en el otro [Matamoros] el menos trabajo personal. Sin embargo, el expresado Galeana, por su valor, trabajo y bellas circunstancias es acreedor del grado de mariscal y por lo mismo se lo he conferido, en recompensa de sus fatigas y para componer el juicio de los hombres y prohibir una dispersión o desavenencia en caso fortuito”.

Matamoros fue capturado por los realistas en Puruarán y fusilado el 3 de febrero de 1814, mientras Galeana, decepcionado tras la derrota, decidió abandonar la lucha armada y retirarse a su hacienda del Zanjón, acompañado de sus seguidores. Resistió en la Costa Grande (Guerrero) durante algunos meses, intentó reorganizar sus tropas y ganar algunas acciones frente a los realistas, pero cerca de Coyuca, a finales de junio, fue sorprendido por una partida de tropas del realista Avilés. En la persecución y por la imprudencia del caballo, tropezó y cayó a tierra, donde fue rematado por un tiro de fusil. El soldado Joaquín de León que lo alcanzó, le cortó la cabeza y la trasladó triunfalmente a la plaza de Coyuca, “donde el populacho hizo mofa y escarnio del despojo”.

Al parecer, el jefe realista Avilés reprendió la acción del soldado diciendo: “Esta cabeza es la de un hombre valiente”, por lo que, primero colocada en la puerta de la iglesia, recibió sepultura de inmediato en el mismo lugar.

Se dice que José María Morelos, al enterarse de la muerte de sus dos ayudantes, exclamó: “¡Me han dejado sin brazos. Ya no soy nada!”.

 

Bibl.: C. M. de Bustamante, Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana, México, Imprenta de J. M. Lara, 1844; L. Alamán, Historia de Méjico, México, Imprenta de J. M. Lara, 1852; A. Villaseñor y Villaseñor, Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia, México, 1910; J. M. Miquel i Vergés, Diccionario de Insurgentes, México, Editorial Porrúa, 1969.

 

Manuel Ortuño Martínez

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