Carrillo y Acuña, Pedro. Tordómar (Burgos) 22.II.1595 – Santiago de Compostela (La Coruña), 17.IV.1667. Arzobispo de Santiago, gobernador capitán general de Galicia.
Sus padres fueron Diego Carrillo de Acuña y Catalina de la Bureba, señores de la casa y torre de los Carrillos, de antiguo linaje castellano. Sus estudios de gramática transcurrieron en el colegio de los jesuitas de Burgos, y los de Artes en el de San Ambrosio de Valladolid, también de la Compañía de Jesús. En la Universidad vallisoletana cursó Cánones y Leyes, y se graduó de bachiller en Cánones en 1620, en 1628 como licenciado y más adelante como doctor. El 11 de septiembre de 1624 entró como becario en el Colegio de Santa Cruz, en una prebenda de canonista. En esa Universidad obtuvo la cátedra de Instituta Antigua (1629) y en etapas sucesivas ocupó las de Vísperas de Cánones (1631), Vísperas de Leyes (1632) y Código de Leyes de Prima. Ordenado como presbítero hacia 1630, su carrera eclesiástica se vinculó también a la ciudad de Valladolid, en cuya catedral fue canónigo doctoral —según los procesos romanos para sus nombramientos como obispo— y penitenciario —según consta en su designación como auditor—; al mismo tiempo fue provisor nombrado por el obispo Torres Osorio, vicario general del obispado y juez examinado, juez mayor de Vizcaya, ordinario de varios obispados en el tribunal vallisoletano de la Inquisición y auditor en la chancillería. Precisamente por su condición de jurisconsulto y canonista, en septiembre de 1633 fue nombrado auditor de la Rota en Roma —para sustituir a Juan Queipo de Llano—, por presentación de Felipe IV, por lo que pasó a residir en la Corte Pontificia (1634-1643), en donde mantuvo un cercano contacto con el papa Urbano VIII, merced a lo cual fue favorecido con diversas y bien nutridas prebendas —un canonicato en Cuenca, la maestrescolía de Plasencia, el arcedianato de Briviesca y una canonjía en Burgos y referendario de ambas signaturas apostólicas—. A su regreso, Pedro Carrillo fue nombrado para ocupar la presidencia de la Real Chancillería de Valladolid (1645-1649).
El 26 de junio de 1648 fue presentado por Felipe IV como obispo de Salamanca, ciudad en la que residió sin apenas ausentarse; allí celebró un sínodo (1654), cuyas Constituciones Sinodales se publicaron en 1656. En 1655 fue promovido a la archidiócesis de Santiago de Compostela, donde entró en febrero de 1656 y en cuyo gobierno estuvo hasta su muerte en 1667. Aunque en esto no se distingue de otros prelados de la época, tuvo malas relaciones con el cabildo catedralicio por cuestiones de disciplina interna; el grave conflicto que se inició en 1666 tuvo como origen el intento del arzobispo de castigar a los dependientes del cabildo y alterar el modo de nombramiento del administrador del Hospital de San Roque, lo que se saldó con encarcelamientos de canónigos y otros incidentes, de modo que el 24 de marzo de 1667 el doctoral Yáñez pidió que se hiciese sínodo; la gravedad de la situación se resolvió con un acuerdo en vísperas de la muerte del prelado, el 17 de abril. Preocupado por la mejora del culto, fracasó Pedro Carrillo en el intento de crear un seminario para acoger a los acólitos, misarios y niños de coro de la catedral, y en su tiempo y en su presencia (1661) el cabildo decidió reforzar los expedientes de limpieza de sangre.
Las malas relaciones con el clero capitular no fueron obstáculo para que en la catedral compostelana, Pedro Carrillo estableciese importantes fundaciones. En 1662 comunicó al cabildo su intención de fundar y construir una capilla que alojara la imagen del Santo Cristo de Burgos; para este fin, la dotó, el 9 de diciembre de 1664, con abundantes rentas, entre las que se contaban los beneficios que produjese la venta de los libros de sus Decisiones de la Sacra Rota, obra en la que reunió buena parte de sus conocimientos jurídicos y su experiencia durante el período en el que fue auditor de la Rota y que se publicó en Lyon en 1665. Un numeroso clero se encargaría del culto y las fiestas de la capilla —en especial la exaltación de la Cruz— y el patronato se conservaría en la familia de los Carrillo. La obra, situada en la nave central de la catedral compostelana, es una excelente pieza del clasicismo, que fue encomendada al arquitecto cántabro Melchor de Velasco de Agüero; los tres retablos que la adornan pertenecen a Bernardo de Cabrera y Mateo de Prado: es sin duda el legado más relevante del arzobispo a Compostela.
El período de gobierno de Pedro Carrillo coincidió con la guerra de Portugal. La derrota de los españoles comandados por el gobernador Rodrigo Pimentel, marqués de Viana, le valió el cese —y el nombramiento como virrey de Cerdeña—, por lo que el arzobispo fue nombrado el 6 de octubre de 1661 para sustituirlo en el cargo con carácter interino hasta que llegase el marqués de Caracena, nombrado en propiedad. Esto significó que el prelado pasase a residir en Pontevedra desde 1662; en julio de ese año intervino en la campaña militar contra Portugal, cruzando él mismo la frontera y tomando Portella y Castell-Lindoso; no obstante, en 1663, los portugueses, animados por la victoria obtenida en Extremoz, gracias a la cual recuperaron lo perdido, aún intentaron una invasión de Galicia, que no llegó a producirse. El 25 de noviembre de 1663, Carrillo fue sustituido a su vez por Luis de Poderico, interino también, dado que la situación de interinidad se prolongaba en exceso.
En febrero de 1665, el arzobispo Carrillo redactó su testamento definitivo, ocasión que aprovechó para aumentar considerablemente el mayorazgo de su familia, pero también para realizar muchas e importantes donaciones y legados a los que debe su fama de mecenas, cuando en realidad no se diferencia de otros prelados de su tiempo. En vida hizo diversas donaciones en dinero u objetos que ayudaron a la obra de la capilla mayor de la catedral nueva de Salamanca, a reparar la biblioteca de Santa Cruz o a mejorar el retablo de las carmelitas de Alba de Tormes, y lo único que le da una nota personal es que durante su período romano acopió un gran volumen de piezas —muebles, colgaduras, tapicerías, objetos de plata, joyas, etc.—, que repartió a todas aquellas instituciones con las que estuvo vinculado en su trayectoria universitaria y eclesiástica, a varios conventos y a la capilla familiar en la iglesia de Nuestra Señora la Blanca de Tordómar. De esa afición coleccionista, destaca la adquisición de pinturas italianas de cierta importancia, en especial las del pintor boloñés Guido Reni, que fueron también repartidas por el prelado.
El enterramiento de Pedro Carrillo se produjo en la catedral compostelana, en la capilla fundada por él.
Obras de ~: Decisiones Sacrae Rotae Romanae, Lugduni apud Philippum Borde, Laurentium Arnaud&Socios, 1665, in folio.
Bibl: N. Antonio Bernal, Bibliotheca Hispana Vetus, vol. II, Roma, ex officina Nicolai Angeli Tinassii, 1672, pág. 178; J. Rezabal y Ugarte, Biblioteca de los escritores que han sido individuos de los seis Colegios Mayores [...], Madrid, Imprenta de Sancha, 1805; A. Villar y Macías, Historia de Salamanca, Salamanca, Francisco Núñez Izquierdo, 1887, 2 vols.; A. López Ferreiro, Historia de la Santa Apostólica Metropolitana Iglesia de Santiago, t. IX, Santiago, 1907, pág. 127; M. Rodríguez Pazos, Episcopado Gallego. Arzobispos de Santiago (1550-1850), vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1946; A. Sáez, “Carrillo y Acuña, Pedro”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica, vol. IV, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1975, págs. 362; L. Fernández Vega, La Real Audiencia de Galicia. Órgano de gobierno en el Antiguo Régimen, La Coruña, Diputación Provincial, 1982; J. Matesanz del Barrio, “El mecenazgo artístico de Don Pedro Carrillo de Acuña; arzobispo de Santiago de Compostela”, en Boletín de la Institución Fernán González, 1 (1995), págs. 137-186; Eiras Roel (dir.), Actas de las Juntas del Reino de Galicia, vol. V, Santiago, Dirección Xeral do Patrimonio Histórico e Documental, 1998; M. A. Sobaler, Catálogo de colegiales del Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid (1484-1786), Valladolid, Universidad de Valladolid, 2000; B. Barreiro Mallón, “La diócesis de Santiago en la época moderna”, en M. Nieto Cumplido (coord.), Historia de las diócesis españolas. Santiago de Compostela, vol. XIV, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002.
Ofelia Rey Castelao