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Álvaro de Benavente Pineda

Biografía

Benavente Pineda, Álvaro de. Salamanca, X.1647 – Macao (China), 20.III.1709. Agustino (OSA) y obispo misionero en China.

De cierto se sabe que fue bautizado en la parroquia de Santo Tomé de los Caballeros el 29 de octubre de 1647, y era hijo legítimo de Baltasar de Benavente y Jerónima de Pineda, vecinos de la ciudad de Salamanca. En plena juventud ingresó en la vida consagrada y profesó el 30 de octubre de 1663 en el convento de San Agustín de la ciudad del Tormes, posteriormente frecuentó los estudios de Derecho canónico y civil. Luego fue trasladado al convento de Madrigal, donde era conventual cuando el 15 de abril de 1667 se afilió a la Provincia de Filipinas impulsado por su celo misionero. Integrante de un grupo de veinticinco religiosos, zarpó de las costas españolas el 23 de julio del mismo año, poco tiempo después de haber recibido el permiso para el embarque del presidente y oficiales de la Casa de la Contratación. Dichos funcionarios nos han dejado esta reseña de Álvaro: “De buen cuerpo, blanco, cabello rubio liso”.

A Filipinas llegó en la nao Nuestra Señora del Buen Socorro a mediados de julio de 1668, aún era estudiante, por lo que pasaría una primera etapa en el convento de Manila hasta recibir el presbiterado. El primer destino del que se tiene noticia es su traslado a la Pampanga en 1671, donde se dedicó a la administración de varios pueblos y a aprender con ahínco la lengua, de la que veinte años más tarde escribió un Arte y Vocabulario. En el Capítulo Intermedio celebrado el 1 de noviembre de 1672 ya fue elegido prior del convento de México (Pampanga), y rigió aquella comunidad cristiana hasta los siguientes comicios (Manila, 14 de abril de 1674), en los que fue elegido secretario provincial, cargo que desempeñó cuatro veces (1674, 1677, 1680 y 1693) y del que se sirvió para reavivar la inquietud misionera, quizás todavía de una minoría, que poco a poco fue superando las tradicionales dificultades pecuniarias y de escasez de personal.

Digna de mérito es la relación presentada ante el definitorio el año 1680, que logró abrir el camino hacia el Imperio Celeste.

En 1680 fue elegido también definidor, pero apenas pudo desempeñar tal oficio porque el 11 de octubre del mismo año se embarcó rumbo a China en compañía del padre Juan Nicolás de Rivera. Su primera etapa duró seis años y como fruto nacieron tres centros de misión: Xao king fu, Nanhiung y Fo ky, donde atendían un reducido número de convertidos, si bien lo más importante de esta etapa fue el consolidar las primeras comunidades. Cuando comenzaban a recoger las primeras cosechas de su predicación, surgieron las primeras dificultades a causa de las disensiones con el administrador apostólico monseñor Francisco Pallu, quien pretendía someter a los regulares a su obediencia. En el litigio se entremezclaban puntos de Patronato Regio, jurisdicción episcopal y exención regular. Por eso a finales de abril de 1686 regresó a Manila para buscar esclarecimiento. Designado en el Capítulo Provincial de 1686 como definidor al Capítulo General y procurador en las Cortes de Madrid y Roma, varias Órdenes religiosas aprovecharon su viaje a la Corte y Curia para que les representara y defendiera los derechos de sus misioneros en China. En 1688 la labor realizada por el padre Benavente fue importante, visitó la Curia romana y consiguió audiencias del papa Inocencio XI, quien le concedió el breve Alias pro parte. También llamó a las puertas de la Congregación de Propaganda Fide para pedir la solución al problema de la subordinación de los religiosos a los vicarios apostólicos en China, obteniendo el decreto Die 23 novembris 1688, en el que se especifica cómo se ha de entender la sujeción.

Al frente de una barcada de veintisiete nuevos misioneros tornó al archipiélago filipino en 1690. Dos años más tarde fue nombrado vicario provincial de la Pampanga y en los comicios siguientes provincial de los agustinos de Filipinas (1695-1698), destacando su labor de gobierno no sólo por la promoción de la vida apostólica y el velar por la observancia fraterna, sino también por la defensa de los privilegios de todas las órdenes regulares. Terminado el trienio, pasó a Bacolor con el cargo de prior, y aquí le sorprendieron las bulas de su nombramiento de obispo titular de Ascalón y vicario apostólico de Kiang si (China).

Antes de emprender el camino hacia China juzgó oportuno pedir información a los misioneros de aquel imperio sobre la conveniencia de aceptar o rehusar ponerse al frente del vicariato. Recibido su apoyo moral, se hizo a la vela hasta Macao, donde tuvo que eludir la vigilancia de las guardias portuguesas, por fin llegó a Cantón el día primero de enero de 1700. De aquí partió para Nanking, donde le esperaba monseñor Bernardino della Chiesa, OFM, quien le consagró obispo el día 30 de mayo de 1700.

Ya al frente de su vicariato se vio envuelto en la controversia de la exención de los regulares y en la agitada contienda de los ritos chinos. Aunque en el pasado el padre Benavente había trabajado por liberar a los regulares de la sujeción a los vicarios apostólicos, entonces en su provincia de Kiang sólo les dispensó del juramento, pero no de la visita. Nombrado vicario apostólico de aquella cristiandad, quiso ser fiel a las normativas de Roma y puso en práctica la determinación referente a la visita, y por esta causa tuvo que sufrir mucho por parte de algunos religiosos. La oposición de los regulares tenía su explicación, pero ahora se veía obligado a poner en práctica lo que a él mismo le repugnaba y contra lo que había luchado, de aquí la difícil posición en la que se encontró.

En la controversia de los ritos sínicos adoptó siempre una actitud moderada, posición aconsejada en materia tan oscura y discutida por las partes en liza.

Su postura se apoyaba en una visión práctica y pastoral.

Veía, de una parte, que si todas las prácticas acusadas se prohibían, se causaría un gran daño a la misión, tanto más cuando había un buen número y muy entendidos misioneros que abogaban por la permisión.

De otra, que los decretos de la Santa Sede no eran aún del todo claros. Su transigencia dubitativa queda bien plasmada cuando deja escrito: “Undique tenent me angustiae. No sé qué rumbo tomar sin peligro de perecer y hacer que perezcan otros. Por aquí pongo a contingencias la integridad de la disciplina; por el rumbo opuesto las conversiones de muchos”.

Por convicción y formación bebía de la fuente abierta por el padre Mateo Ricci. Por estado y fidelidad se debía a la cátedra romana. A pesar de las divergencias con el legado pontificio monseñor Tournon, la sumisión del padre Benavente fue admirable. Apeló a Roma, pero obedeció sin reservas y demora, sometiéndose, mientras obtenía respuesta, al representante de la Santa Sede. Por eso, cuando ya estaba dispuesto a recoger el pia’o imperial, lo rechazó, por lo que tuvo que salir de China.

Tomada esta decisión, viajó a Cantón en abril de 1708 y a finales de este año se trasladó a Macao. A principios de marzo de 1709 comenzó a flaquear su quebradiza salud y el 20 del mismo mes murió rodeado por sus hermanos de hábito, antes de que le llegase la carta del rey Felipe V, fechada el 2 de mayo de 1710 en Madrid, en la que le reconocía “la especial estimación y gratitud con que me deja el amor y zelo con que atendéis al servicio de Dios y mío en la continuación de esas conversiones, encargándoos (como lo hago) alentéis a los misioneros de ellas”.

Su relación epistolar con miembros de las diferentes órdenes religiosas que misionaron en Filipinas y en China es abundante, así como con cardenales de la Congregación de Propaganda Fide y otros dicasterios.

Se tiene noticia de unos ciento setenta y cinco escritos de esta índole, que se conservan principalmente en los archivos romanos del Vaticano, Propaganda Fide y Jesuitas. Otro fondo importante es el que ha ido a parar a la Lilly Library de Bloomington (Indiana).

 

Obras de ~: Relación a favor de las misiones en China que presentó al Definitorio el año de 1680 (inéd.).; Arte y Diccionario del idioma pampango, c. 1692 (inéd.); “Itinerario para el P. Comisario que fuere por religiosos para España”, en Missionalia Hispanica (MH), 2 (1945), págs. 397-364; “Actus apellationis Illustrissimi et Reverendissimi Domini Fr. Alvari Benavente, Episcopi Ascalonensis, Vicarii Apostolici in Regno Sinarum die 13 Aprilis 1707 a Decreto & Executione Decreti de quo infra ad Sanctam Apostolicam Sedem”, en Lo Stato Presente, Colonia, 1710, págs. 93-106; “Relación de los sucesos de la Misión de la China por los religiosos del Orden de N. P. San Agustín, de la Provincia del Santíssimo Nombre de Jesús de las Islas Philippinas, desde el año 1680 hasta el de 1686”, en Estudio Agustiniano (EA), 12 (1977), págs. 739-790.

 

Bibl.: G. de San Agustín, Conquistas de las Islas Philipinas, vol. II, Madrid, 1698, págs. 441, 708-754, 806-830; M. Vidal, Agustinos de Salamanca, Madrid, 1751, págs. 190-197; E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, 1901, págs. 130-131; B. Martínez Noval, Apuntes históricos de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas: Filipinas, Madrid, Hijos de Gómez Fuentenebro, 1909, págs. 134-142; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. I, Madrid, Imprenta Asilo de Huérfanos S. C. de Jesús, 1915, págs. 357-358; M. T. Disdier, “Benavente, Álvaro de”, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, vol. VII, Paris, Letouzey et Ané, 1934, cols. 1032- 1033; M. Merino, “Alistamiento misionero en el siglo xvii”, en MH, 2 (1945), págs. 291-364; M. Ares, “Misiones agustinianas en China (1575-1818)”, en Archivo Agustiniano, 52 (1958), págs. 155-172 y 297-326; A. M.ª de Castro, Misioneros agustinos del Extremo Oriente, 1565-1780. (Osario Venerable), ed. M. Merino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1954, págs. 41-43; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, Archivo Agustiniano, 1965, pág. 122; I. Rodríguez, “Álvaro de Benavente OSA y su Relación de las misiones agustinianas de China (1680-1686)”, en EA, 12 (1977), págs. 731- 790; M. Merino, “Orígenes de las misiones agustinianas en China”, en MH, 37 (1980), págs. 51-110; C. Alonso, “Benavente, Álvaro de”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, Madrid, 1972, pág. 203; J. Metzler, “Álvaro de Benavente OSA en los documentos del Archivo Secreto Vaticano” y J. Álvarez, “Fr. Álvaro de Benavente, agustino, en los documentos del Archivo Romano de la Compañía de Jesús (ARSI)”, en I. Rodríguez (ed.), Agustinos en América y Filipinas. Actas del Congreso Internacional. Valladolid, 16-21 de abril 1900, II, Valladolid-Madrid, 1990, págs. 861-880 y págs. 1035-1050, respect.; V. Guitarte Izquierdo y L. de Echeverría, Episcopologio español (1700-1867). Españoles obispos en España, América, Filipinas y otros países. Homenaje al V Centenario del Descubrimiento de América, 2 vols., Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1992 (col. Subsidia, vols. 29, 34); I. Rodríguez y J. Álvarez, Historia de la Provincia Agustiniana del Smo. Nombre de Jesús de Filipinas: China-Japón, V, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1993, págs. 328-345; Al servicio del evangelio. Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1996, págs. 284-286; C. von Collani, “Benavente, Álvaro de”, en Biographisch-Bibliographisches Kirchenlexicon, vol. XIV, Herberg, Verlag Traugott Bautz, 1998, cols. 749-750.

 

Jesús Álvarez Fernández, OSA