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Jesús Rodríguez Corredoyra

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Biografía

Rodríguez Corredoyra, Jesús. Jesús Corredoyra. Lugo, 5.IV.1887 – Santiago de Compostela (La Coruña), 6.XII.1939. Pintor.

Corredoyra nació en una familia perteneciente a la hidalguía gallega. Educado en un ambiente tradicional, recibió una sólida formación religiosa que marcó su espíritu místico. Sus precoces aptitudes artísticas fueron encauzadas por su padrino, el pintor Pulleiro, y por Castro Gil, pariente del artista. Su familia vivía en la casa de Os Loureiros cercana a la de los padres de Álvaro Gil Varela que, aunque dieciséis años más joven que él, fue su amigo y coleccionista de su obra.

En 1901 se trasladó con su familia a Madrid para estudiar en el taller de Cecilio Plá y en 1903, año en el que expuso su obra en Lugo, la Diputación lucense le concedió una pensión para estudiar Bellas Artes en la Escuela de San Fernando. Sus padres regresaron a Galicia y el pintor se quedó en Madrid bajo la custodia del conde de Villapadierna, amigo de su padre.

Visitó y copió cuadros en el Museo del Prado, mostrando su inclinación por la obra de Velázquez, y en 1906 abandonó el taller de Plá y comenzó a estudiar en el de Sorolla, al tiempo que siguió las indicaciones de Zuloaga con el que mantuvo una buena relación toda su vida. En 1908 recibió una Mención Honorífica en la Exposición Nacional y en 1909, año en el que abandonó el taller de Sorolla, participó en la Exposición Regional Gallega de Santiago de Compostela donde recibió una Medalla de Oro por El Santero.

En Santiago conoció a Castelao, al que retrató y con el que mantuvo una relación de amistad. A pesar de haberse formado en el ambiente de los pintores del 98 él no es un artista de esa generación, pero sí se dejó influir por alguno de sus pintores y escritores, en concreto por Zuloaga, perteneciente a los representantes de la España Negra, y por Valle-Inclán, referencia clave en su pintura que plasmó las leyendas y los mitos medievales. Hay que situar al pintor dentro de la influencia del grupo simbolista que se reunía en torno a Valle-Inclán en su tertulia del Nuevo Café Levante de Madrid, a pesar de que Corredoyra nunca la frecuentó, en la que participaban los pintores Anselmo Miguel Nieto y Julio Romero de Torres, al que Corredoyra se acercó estilísticamente. Su estilo se aparta del luminismo valenciano, en el que se había formado, y opta por una paleta oscura, presidida por el negro y la austeridad cromática. En 1910, finalizado su período de formación, se instaló en la casa familiar de Os Loureiros y desarrolló su mejor momento creativo que abarca hasta 1916, en el que atraviesa una etapa ascética de recogimiento y fuerte misticismo religioso. Se hizo miembro de la Orden Tercera franciscana y leyó a san Juan de la Cruz, Raimundo Lulio, san Buenaventura y la Biblia, especialmente los Salmos, donde encuentra los temas de sus composiciones simbolistas.

Un factor determinante en su pintura fue la revalorización de El Greco, tras el estudio publicado por Manuel B. Cossío en 1908 en el que establece las afinidades entre su pintura y la contemporánea, convirtiendo al Greco en modelo de los simbolistas, pues ambas pinturas recogen su simbolismo de los modelos literarios. Corredoyra toma de El Greco la tristeza, el pesimismo de los personajes y el gusto por los tonos oscuros, que lleva al límite en la utilización del negro.

Todo ello explica que los personajes de Corredoyra se caractericen por rostros ovalados con ojos grandes y almendrados, reflejo del alma de sus personajes, recortados sobre un fondo oscuro dispuesto como un decorado teatral. Su estilo se enmarca, pues, en el primitivismo formal, inspirado en El Greco y en el arte medieval, y sus composiciones buscan el ritmo modernista, pero no el festivo sino el de tendencia expresionista.

A estas características responden tanto las tres obras que envió en 1910 a la Exposición Nacional, Flores a María, Hambre en Lugo y Las gentes van a las cruces, por la que recibió una Mención de Honor, como las que envió a la Exposición Internacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, Retrato de mi hermana y Una ofrenda. El pintor sale de Os Loureiros para tomar apuntes y observa a los campesinos como individuos resignados poseedores de un primitivismo que para él son el reflejo de una sociedad pura y sin contaminar. Pero su pintura no se limita a estas escenas y practica con profusión al retrato para el que recurre unas veces a escenografías del renacimiento y otras al estilo de Zuloaga, tal como ocurre en El Cruzado de la causa, un retrato de su padre en el que hace alusión a sus ideales carlistas. En 1912 formó parte del Comité Organizador de la Exposición de Arte Gallego de Madrid, en la que exhibió once cuadros, y presentó Sagrada Familia y Relicario en la Exposición Nacional. Al año siguiente contrajo matrimonio con María de las Mercedes Bahamonde Labajo, con la que tuvo cinco hijos de los que fueron padrinos sus amigos Leopoldo Eijo Garay, Marcelino Blanco de la Peña y Wenceslao Fernández Flórez, y comienza la etapa coruñesa del pintor en la que entabla amistad con Emilia Pardo Pazán, a la que visita en su casa de la calle Tabernas y en el Pazo de Meirás. En esta época pinta escenas de gran formato y retablos, como el de los novios, que estuvo en su casa hasta su muerte, formado por Orantes, Los Novios y una representación de su propia boda. En 1915 se presenta a la Exposición Nacional y el marqués de Riestra le encarga el Retrato del rey Alfonso XIII, para el Palacio Municipal estradense.

Se traslada a Santiago de Compostela, en 1916, donde se reencuentra con amigos como Basilio Álvarez y Castelao, estrechamente relacionados con el nacionalismo gallego al que Corredoyra no se adscribió, como tampoco lo hizo a los nuevos rumbos del arte gallego. Se relaciona con la burguesía compostelana, a la que retrata, y pinta Schola Cantorum Compostelae, para el que posan conocidos personajes como el músico Manolo Quiroga y con el que consigue una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de 1917 en la que también figuró Las capas de santa Isabel.

Con ambas obras, junto a Peregrinos y dos retratos, participó ese año en la exposición coruñesa de Arte Gallego y en 1918 expuso en Bilbao y en el Círculo de Bellas Artes de Lugo. Al año siguiente participó en la Exposición Hispano-Francesa de Bellas Artes de Zaragoza y viajó a Francia para exponer en la muestra de Pintura Española Moderna de París, en la que recibe un premio por Bienaventurado el pueblo. Desde París, en 1920, viajó a Bélgica para exponer en la embajada de España y de nuevo en Francia expuso en la Galería de Arte de la Rue La Boetie. En 1921 está de nuevo en Santiago, por estos años en su pintura es mayor el influjo de Zuloaga y Romero de Torres, participa en la Exposición Nacional de 1922 y aconsejado por Sotomayor se traslada a América. En los cinco años de su estancia americana, durante los que realizó algunos viajes para visitar a su familia que se quedó en Galicia, visitó Montevideo donde expuso en el Salón Maverffo y entabló amistad con Ángel Aller; Santiago de Chile; Buenos Aires, donde se hospedó en un Convento de Benedictinos y se relacionó con Emilio Alvear, Arturo Lagoiro y Juan Carlos Alonso director de Caras y Caretas y fundador de Plus Ultra, expuso en el Salón Witcomb y en 1923 envió Ofrenda y Retrato de un canónigo a la Exposición Regional de Arte Gallego de Santiago. Entre 1925 y 1926 vive en Cuba donde retrata a los presidentes, ya fallecidos, del Centro Gallego y envía dos retratos a la Exposición Regional de Arte Gallego de Santiago de 1926. En 1927 y 1928 reside en Nueva York y Washington y su amistad con el embajador de España en Estados Unidos lo relaciona con la alta sociedad americana de quienes hace varios retratos. En 1929, ya enfermo, regresa a Galicia y tras una corta estancia en la villa de Curtis se traslada a una casa de campo en Portela, en las cercanías de Santiago. Participa en la Exposición Permanente de Arte Gallego de Santiago en 1930 y afianza su amistad con Antonio Ron, Ramón Baltar, Emilio Castromil y la Familia Ozores.

Viaja a Madrid, a Bilbao y en 1936 a París donde pensaba celebrar una exposición que luego se celebraría en Madrid, pero el inicio de la Guerra Civil impide la inauguración de ambas muestras. Comienza a perder vista y la muerte de su hijo en el frente de Lérida agrava su deteriorada salud. En 1939 muere en su casa de Portela cuando estaba pintando un San Francisco, encargo de los frailes compostelanos.

 

Obras de ~: Retrato de Gloria Corredoyra, 1909; El cruzado de la causa, c. 1910; Mi familia Cristiana, 1910; Hambre en Lugo, 1910; Las gentes van a las cruces, 1910; Flores a María, 1910; Mis amores, c. 1910; O Toque d’oracios, c. 1910; El Cruzado de la causa, c. 1910; Sagrada Familia, 1911; Pintando en el Purgatorio. Los placeres de la bestia, 1912; Retrato de Xavier de Ozores, 1913; Retrato de Dña. Antonia Labajo, 1913; Retrato de Mª Antonia Núñez, 1913; Retrato de Doña Agustina Corredoyra Ruiz, 1913; Viudas de náufragos, 1914; Retrato de Augusto González Besada, 1914; Sonata de estío, 1915; Sonata de otoño, c. 1915; Retrato de Alfonso XIII, 1915; Retrato de Marcelino Blanco, 1915; Retrato del banquero Olimpio Pérez, 1915; Una ofrenda, c. 1915; Schola Cantorum Compostelae, 1916; Las capas de Santa Isabel, c. 1916; El amor y sus penas, c. 1916; En un jardín de Santiago. Retrato de María y Pilar Blanco, 1916; La dama del Galgo, c. 1916; Retrato de Evaristo Castromil Otero, 1918; Bienaventurado el pueblo, c. 1919; Española, 1925; La dama del papagayo, 1926; Tríptico de la Navidad, 1929; El tonto del pueblo, 1930; Retrato de Leonor de Amezaga, 1934; Retrato de Evaristo Castromil Otero, 1935; Retrato de Enma Tojo Sieiro de Baltar, 1936; Retrato de la niña Mª Victoria de Ron Pardo, 1938; Retrato de Antonio de Ron Pardo, 1938; Retrato de Enma Tojo Sieiro de Baltar, 1938; Retrato de Mª Victoria de Ron Pascual, 1938; Retrato de Julián Blanco, 1939.

 

Bibl.: R. Sánchez Calvo, “El bocio en las pinturas de J. Corredoira”, en Anales de Facultad de Medicina de Santiago de Compostela, año IV, vol. V (1º y 2º trimestre de 1960), págs. 67-71; M. L. Sobrino Manzanares, “Corredoyra, Xesús”, en VV. AA., Gran Enciclopedia Gallega, vol. VII, Santiago de Compostela, Silverio Cañada, 1974, págs. 170-171; Xesús Corredoira, La Coruña. Diputación Provincial, 1978; F. Pablos Holgado, Pintores Gallegos del Novecientos, La Coruña, Fundación Barrié de la Maza, 1981, págs. 160-169; F. Pablos Holgado, Plástica Gallega, Vigo, Caixavigo, 1981, págs. 136- 137; VV. AA., Un siglo de pintura gallega 1880-1980, Buenos Aires, Museo Nacional de Bellas Artes, 1984, págs. 68-69; J. M López Vázquez, “El arte contemporáneo”, en VV. AA., Enciclopedia Temática de Galicia. Arte, Barcelona, Nauta, 1988, págs. 203-205; VV. AA., Colección Caixavigo. Pintura. Escultura, I. Dibujo, Vigo, Caixavigo, 1993, págs. 120-121; E. López Gil y M. A. Pérez Rodríguez, Catálogo da mostra Xesús Corredoira, La Coruña, Fundación Caixa Galicia, 1993; J. M. López Vázquez, “Del 98 a la II República. La época del regionalismo”, en VV. AA., Arte Contemporáneo, La Coruña, Hércules de Ediciones, 1993, págs. 212-214; M. A. Pérez, “Corredoira”, en VV. AA., Artistas gallegos. Pintores (El Regionalismo I), Vigo, Nova Galicia Edición, 1997, págs. 331-367; VV. AA., X. Corredoira, 1887-1939, óleos e debuxos, Santiago de Compostela, Casa da Parra, Xunta de Galicia, 1998; J. Travieso Mougán, “Reflexiones sobre un lienzo de Corredoira”, en A Estrada, 1 (1998), págs. 117-122; M. Quiroga Figueroa, “Jesús Rodríguez Corredoira (1889-1939). Hambre en Lugo”, en C. Luca de Tena (coord.), Arte y literatura en la edad de plata. La mirada del 98, Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, 1998, pág. 140; VV. AA., Xesús Rodríguez Corredoira, Lugo, Diputación Provincial, 2001 (Colección Museo Provincial de Lugo); B. de San Ildefonso Rodríguez, “Jesús R. Corredoira en la Exposición Nacional de 1910”, en El Museo de Pontevedra, LVI (2002), págs. 361-366; VV. AA., Pintores Composteláns. Historia e renovación entre os sécalos XIX e XX, Santiago de Compostela, Consorcio de Santiago, 2004, págs. 114-125.

 

Beatriz de San Ildefonso Rodríguez

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