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Alonso Lobo de Borja

Biografía

Lobo de Borja, Alonso. Osuna (Sevilla), 25.II.1555 – Sevilla, 5.IV.1617. Músico y maestro de capilla.

Hijo de Alonso Lobo y Jerónima de Borja, perteneció a una familia tradicionalmente vinculada a Osuna, como se confirma a través de los datos que constan de sus antepasados en los archivos locales. El joven Alonso Lobo recibió su primera formación musical en el entorno cultural de las villas ducales hispalenses de las casas de Osuna, Arcos o Medina-Sidonia y el espíritu cultural de su localidad natal en el siglo xvi, centrado en instituciones como su colegiata y su Universidad, se transmite en la figura de este notable polifonista de finales del renacimiento musical español.

El reconocimiento a este prestigio nobiliario queda patente en el hecho de que la catedral hispalense se nutrió, en muchos casos, de miembros de las capillas musicales de estas casas. El maestro de capilla de la catedral hispalense en ese momento, Francisco Guerrero, no dudó en acudir a la capilla musical de los duques de Osuna a reclutar nuevas voces de cantorcicos para la institución que él dirigía. Así, el 18 de septiembre de 1566, con once años de edad, Alonso Lobo pasó a formar parte del grupo de los seises de la catedral de Sevilla bajo el magisterio y cuidados del maestro Guerrero, uno de los grandes polifonistas del siglo xvi. En este período catedralicio, recibió su formación en Gramática y disciplinas humanísticas y, particularmente del maestro de capilla, su formación en Música con aprendizaje de Canto Llano, Contrapunto y Canto de Órgano. Además de formar parte del coro polifónico, él, junto con los otros cantores seises, tenía la obligación de actuar en el auto de Pascua, en los entremeses y chanzonetas de Navidad, participar en la procesión del Corpus, etc.

No se sabe con certeza hasta cuándo permaneció Lobo en Sevilla, pues numerosos datos lo vuelven a situar en su localidad natal en la década de 1580. Hay constancia de que estudió Artes Liberales en la Universidad de Osuna obteniendo el grado de licenciado años después (consta en 1602) y de que formó parte del Cabildo de la colegiata de esta localidad, como se refleja en documentos de los años 1581, el 20 de septiembre, como secretario del Cabildo, y de 1584 como racionero ocupando cargo administrativo, lo que corroboraría su formación universitaria. A lo largo de estos años, son escasas las noticias sobre la actividad estrictamente musical de Alonso Lobo. Es preciso llegar hasta el año 1586 para encontrar una referencia sobre él como canónigo el 26 de mayo, lo que podría presuponer, en la colegiata de Osuna, un cargo de maestro de capilla.

En la década de 1590 comenzó el segundo período de Alonso Lobo en la catedral de Sevilla. El maestro de capilla, Francisco Guerrero, ya en edad muy avanzada, precisaba un apoyo para el cumplimiento de sus obligaciones. El Cabildo de la catedral hispalense no dudó en recurrir a uno de sus principales discípulos, Alonso Lobo, que continuaba manteniendo una estrecha relación de discípulo con su primer maestro después de muchos años de su primera estancia en Sevilla. Así, a pesar de no constar como miembro de la catedral de Sevilla ni como músico de la capilla hasta agosto del año 1591, Alonso Lobo fue invitado a través de una carta del día 21 a incorporarse como “maestro suplente” de seises. El 2 de septiembre se incorporó a su nuevo cargo con categoría de medio racionero y salario de 400 ducados anuales y ochenta fanegas de trigo y con las funciones propias de un maestro: mantener a los niños y formarlos musicalmente. El 29 de noviembre de ese mismo año, el Cabildo le autorizó a llevar capa en reconocimiento a su precedente como canónigo en la colegiata de Osuna, lo que unido a la labor que estaba ejerciendo en ese momento en la catedral, confirma que a partir de entonces él ostentó el cargo de maestro de capilla compartido con el maestro Guerrero.

Muestra de esta labor de colaboración de Guerrero y Lobo son los manuscritos que se conservan de este período en la catedral de Sevilla y que fueron de utilización continua en el coro hasta, al menos, el siglo xviii: en ellos se recogen motetes y misas de los dos maestros.

En 1593 comenzó una nueva etapa para el maestro Alonso Lobo. El 22 de septiembre de ese año recibió una proposición del Cabildo de la catedral de Toledo para ocupar la plaza de maestro de capilla que había quedado vacante por ausencia de Ginés de Boluda. La catedral hispalense era consciente de la pérdida de un gran maestro en su capilla y le ofreció la media ración que dejaba Guerrero y otros privilegios salariales, pero Alonso Lobo rechazó todos estos ofrecimientos, abandonó Sevilla y aceptó la propuesta de Toledo.

En la catedral toledana ocupó en principio una ración de cantor tenor (la ración 44), prebenda que se unía al salario de maestro y a otra ración para obtener unos ingresos más amplios. El 18 de septiembre de 1601 pasó a ocupar el cargo de director de la capilla musical con todos sus privilegios y obligaciones, entre ellas la que a él le introdujo en el mundo musical de mano de Guerrero: cuidar de los mozos de coro y reclutar nuevas voces para actos que requirieran mayor solemnidad, algo muy habitual en una catedral de la categoría de la toledana en el siglo xvi.

Se trata de un período breve, pero productivo, en sus aportaciones. Redactó para la catedral el Memorial del estilo que se ha de guardar en esta santa iglesia de Toledo en todas las fiestas de año que se celebran con solemnidad de canto de órgano, y adquirió ejemplares para el archivo musical, como el de su maestro Guerrero, Canciones y villanescas espirituales y su Mottecta liber secundus. Respecto a su producción musical, compuso para la catedral, a requerimiento de sus obligaciones como maestro, villancicos y repertorio para el año litúrgico, y, en 1602 publicó en Madrid su Liber primus missarum, dedicado al Cabildo de Toledo. Ésta se convirtió en su principal obra, que recogía seis misas, dos antífonas y cinco motetes.

En enero de 1604 solicitó licencia al Cabildo para ausentarse de Toledo durante unos días y se desplazó a Sevilla, donde hacía sólo tres meses había fallecido el maestro de capilla. Oportunamente, el 9 de marzo de ese mismo año, tras diez y medio de servicio, Alonso Lobo abandonó Toledo y se incorporó a la catedral hispalense como maestro de capilla sustituyendo a Ambrosio Cotes y como maestro de los seises. Allí obtuvo una ración, 100 ducados y cuarenta fanegas de trigo de la fábrica, pero estos ingresos se reducirían progresivamente al irse desprendiendo de obligaciones, pues solamente se ocupó de los mozos de coro hasta abril del año 1606 y continuó encargándose de los seises hasta, al menos, agosto de 1610. A partir de este momento sólo cobraría 37.500 maravedís.

En este período de su tercera etapa sevillana se le reconoció toda su trayectoria como músico de gran prestigio. Así fue solicitado en numerosas ocasiones para juzgar pruebas de oposiciones en importantes centros, como la Colegiata del Salvador de Sevilla (en 1611) o la catedral de Córdoba (en 1615). Por otra parte, fue alabado por escritores tan notables como Lope de Vega, del que hay constancia que frecuentó Sevilla y Toledo en los años en que Alonso Lobo ejercía su cargo en ambas localidades, por lo que conoció su producción.

En agosto de 1615, tras una extensa carrera profesional en la música catedralicia, el maestro Alonso Lobo comenzó a padecer un larga enfermedad y una situación progresiva de pobreza que le llevó a su muerte dos años después, el 5 de abril de 1617 en Sevilla.

El alto reconocimiento que Lobo tuvo en la catedral hispalense se corrobora por el hecho de que, en 1648, la catedral de Sevilla determinó en reunión capitular que su Credo se interpretase todos los domingos del año y en las grandes festividades. Se trata de un ensalzamiento de su figura y su obra en una de las principales instituciones de la música de los siglos xvi y xvii.

Si se lleva a cabo una valoración de las consideraciones que se hicieron sobre su obra en tiempos posteriores a su ejercicio por parte de profesionales de la música, es unánime la opinión de músicos prácticos y teóricos sobre la erudición musical de su obra, la sutileza de sus misas (algunas del tipo parodia sobre motetes de su maestro Guerrero, concretamente Missa Prudentes virgines a cinco voces, Missa Beata Dei genetrix a seis voces y Missa María Magdalena a seis voces), la habilidad extrema en su contrapunto y la complicación de algunas composiciones, como sus cánones. Fue el primer compositor en publicar una misa parodia sobre un motete de Palestrina (Missa O rex gloriae a cuatro voces), lo que define su gran conocimiento de la creación polifónica al basarse en un compositor de tanto prestigio. Su estilo, próximo lógicamente al de su maestro Guerrero, le acerca también a la perfección de Tomás Luis de Victoria. Esto explica el hecho de que se mencione en numerosos tratados teóricos (Pedro Cerone en su El melopeo y el maestro o Andrés Lorente en El porqué de la música, entre otros) junto a los grandes polifonistas del renacimiento español y que los compositores del Barroco lo consideren como uno de los máximos exponentes de la música religiosa española.

 

Obras de ~: Liber primus missarum Alphonsi Lobo de Borja, sanctae ecclesiae Toletanae, Hispaniarum primatis, portionarii musicesque praefecti, Madrid, Tipografía Regia, 1602, recoge las siguientes composiciones a 4, 5 y 6 voces: Missa Beata Dei Genitrix a 6 v.; Missa María Magdalena a 6 v.; Missa O Rex gloriae a 4 v.; Missa Petre, ego pro te rogavi a 4 v.; Missa Prudentes virgines a 5 v.; Missa Simile est regnum caelorum a 4 v. Motetes: Credo quod Redemptor a 4 v.; O quam suavis est, Domine a 6 v.; Quam pulchri sunt a 6 v.; Versa est in luctum a 6 v.; Vivo ego, dicit Dominus a 4 v. Antífonas: Ave Maria a 8 v.; Ave Regina caelorum a 5 v.

Misas: Misa ferial a 4 v. Oficios: Officio Tenebrarum Sabbatti Sancti. Pasiones: 2 Passio D.N.I.C. a 4 v.; 2 Passio D.N.I.C. a 5 v. Antífonas: Asperges me; Ave Regina caelorum a 5 v. Cánticos: Nunc dimitis servum tuum a 4 v. Credo: Credo romano.

Doxologías: Gloria Patri a 5 v.; Gloria Patri a 4 v. Himnos: Ave maris Stella a 4 y 5 v.; Christe Redemptor a 4 v.; Christe Redemptor omnium a 4 v.; Defensor almae a 4 v.; Deo dicamus gratias a 4 v.; Docte Alumnus Greciae a 4 v.; Gentes hispaniae a 4 v.; Gloria et honor a 4 v.; Gloria laus a 4 v.; Regis indigui a 4 v.; Salvate clarae, Sublime mox a 4 v.; Te Deum laudamus a 4 v.; Uni trinoque Domino a 4 v.; Urbs beata Ierusalem a 4 v.; Vexilla regis a 4 v. Lamentaciones: Aleph; Quomodo oscuratum est, Beth; Filii Sion, Daleth; Adhesit lengua, Gimel; Sed et lamiae nudaverunt, He; Qui nutriebantur, Jerusalem, convertere, Vau; Quae subersa est. Motetes: Acuerunt lenguas suas a 4 v.; Cum turba plurima convenirent, Ecce ascendimus Ierosolymam, Erunt signa in sole, Ne tradas me, Domine a 4 v.; Simile est regnum caelorum, Tunc dicent inter gentes a 4 v.; Vir linguosus a 4 v. Responsorios: Deo gratias a 4 v.; Libera me Domine a 5 v. Salmos: Miserere mei Deus a 4 v.; Non det in commotione a 4 v.; Non facit taliter a 5 v.; Qui possuit fines a 4 v.

Escritos: Memorial del estilo que se ha de guardar en esta santa iglesia de Toledo en todas las fiestas de año que se celebran con solemnidad de canto de órgano, Toledo.

 

Bibl.: R. Stevenson, “Sixteenth and Seventeenth-Century resources in Mexico”, en Fontes Artis Musicae, 1 (1954), págs. 73 y ss.; Spanish Cathedral Music in the Golden Age, Los Angeles, Berkeley, 1961; J. E. Ayarra Jarne, La música en la catedral de Sevilla, Sevilla, Caja de Ahorros de San Fernando, 1976; I. Cárdenas Serván, Tres músicos en Osuna, Sevilla, Caja de Ahorros San Fernando, 1977; El polifonista Alonso Lobo y su entorno, Santiago de Compostela, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1987; J. M. Llorens Cisteró, “La música española en la segunda mitad del siglo xvi. Polifonía, música instrumental, tratadistas”, en VV. AA., Actas del Congreso Internacional “España en la música de Occidente” (Salamanca, 1985), vol. I, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987, págs. 189-287; F. Reynaud, La polyphonie tolédane et son milieu des premiers témoignages aux environs de 1600, Paris, 1996; J. M. Llorens Cisteró, “Lobo de Borja, Alonso [Alfonso]”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. VI, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, págs. 974-976.

 

Asunción Gómez Pintor