Anaya Pereira, Alonso de. Salamanca, VII.1548 – Burgos, 24.I.1606. Canónigo de Toledo, oidor del Consejo Real y presidente de la Chancillería de Valladolid.
Hijo del salmantino Francisco Pereyra, y de Isabel Barrientos, su elevado parentesco era notorio: descendía del arzobispo Diego de Anaya y Maldonado, fundador del Colegio de San Bartolomé de Salamanca y de la casa de Braganza. Tras graduarse de bachiller en Leyes por la Universidad de Huesca, ingresó en el Colegio de Santa Cruz el 20 de junio de 1574, con beca de “estacionario”. Según los datos aportados por María de los Ángeles Sobaler Seco, cabe deducir que su trayectoria en el colegio y la universidad vallisoletanos fue muy brillante. Tras ejercer como catedrático de Instituta y catedrático de Código, en enero de 1576, obtuvo grado de licenciado el 23 de julio de 1578, y de doctor en Cánones el 10 de agosto del mismo año, sustituyendo la cátedra de Prima de Cánones en marzo de 1579. A partir de entonces pasó a ocupar mayores responsabilidades en el organigrama universitario pucelano, dado que ejerció como rector en dos etapas diferentes, 1579-1581 y 1582-1583, en este último caso con el ejercicio adjunto de catedrático de vísperas de Cánones, ganado en enero de 1582. Tanta y tan alta ocupación pudo contribuir a la crisis mística que le llevó a retirarse al convento de la Merced, en la propia ciudad de Valladolid.
De la vida consagrada a la oración le sacó otro ex colegial de Santa Cruz, Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo, para ocupar en su catedral la canonjía trigesimoquinta, desempeñada hasta entonces por Fernando de Rivadeneira, que formaba parte de las canonjías del coro del deán. Provisto para ella el 22 de marzo de 1583, tomó posesión el 25 de mayo. Tal relación denunciaba una común proclividad hacia la Sede Apostólica, como ha estudiado la profesora Henar Pizarro Llorente. La sintonía era tal que en septiembre de 1583 Anaya rechazó plaza de oidor en la chancillería de Granada, ocupado en tareas relacionadas con su dignidad, cuya acertada conducción llevó a Quiroga a nombrarle vicario general y encomendarle una visita del arzobispado en 1590. La desaparición de Quiroga en 1594 no cercenó esta carrera en la curia toledana, dado que desde abril de 1595 formó parte del Consejo del arzobispado, además de opositar a canónigo doctoral con Martín Salvador de Azpilicueta.
Nombrado Jerónimo de Corral presidente de la Chancillería de Valladolid (19 de diciembre de 1597), Anaya ocupó su vacante en el Consejo Real con título del día 31, dándose así un hecho no muy frecuente: el acceso al Consejo sin ejercicio previo en otro tribunal regio. La rapidez en su elección tuvo relación con la reforma en elaboración del Consejo Real, por la que entró en la Sala de Mil y Quinientas, junto con el doctor Pérez de Agreda, y los licenciados Morillas y Osorio, Díaz de Tudanca y López de Ayala. En un principio el acceso de Felipe III al trono no repercutió en su situación, al añadir desde noviembre de 1599 la entrada en la Suprema. Pero el 17 de junio de 1602 recibió título para suceder a Corral como presidente de la chancillería de Valladolid, vacante por la muerte del mencionado licenciado Jerónimo de Corral y que desde el traslado de la Corte se asentaba en Medina del Campo. En su nueva responsabilidad, padeció el verdadero aire de los tiempos para el ejercicio jurisdiccional, su atosigante supeditación al interés de elemento nobiliario coordinado con el duque de Lerma. El 21 de febrero de 1603, el Rey firmaba cédula que encarecía al presidente fijar fecha para votar el pleito mantenido por el marqués de Velada, mayordomo mayor y del Consejo de Estado, con Diego Dávila, sobre los mayorazgos de Villatoro, Navalmorcuende y Cardiel, argumentando que llevaba año y medio visto. Nótese que no era infrecuente que un pleito pudiese dilatarse por cincuenta, sesenta o más años en audiencias y chancillerías. El año siguiente, Anaya ejecutó otro cambio a Burgos, ciudad en la que falleció el 24 de enero de 1606.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Fondo Contaduría Mayor de Hacienda, Escribanía Mayor de Rentas, serie Quitaciones de Corte, leg. 5, 760-763; Archivo Histórico Nacional, Consejos, lib. 707e, fols. 269vr.-271r. y 284r.- v.; British Library, Additional 20977, fol. 25; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, Annales del collegio de Sta. Cruz d. Valladolid. Que fundó el Illmo. Sor. Don P.º Gonçález de Mendoça, Gran Cardenal de España, Arçobispo de Toledo, 1638, sign. H-21, 9/544, 1638.
M. S. Martín Postigo, Los presidentes de la Real Chancillería de Valladolid, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1982, págs. 57-58; J. Martínez Millán y T. Sánchez Rivilla, “El Consejo de Inquisición: (1483-1700)”, en Hispania Sacra, 73 (1984), págs. 71-193 y pág. 53; S. de Dios, Fuentes para el estudio del Consejo Real de Castilla, Salamanca, Diputación Provincial, 1986, pág. XLI; M. A. Sobaler Seco, Los colegiales de Santa Cruz, una elite de poder, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1987, pág. 233; H. Pizarro Llorente, Un gran patrón en la corte de Felipe II: don Gaspar de Quiroga, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma, 1997, pág. 741; L. Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1997, págs. 149 y 273 (ed. facs. de la de Madrid, Imprenta de J. Martín Alegría, 1857; ed. de J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales, Historia de Felipe II, rey de España, vol. III, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1998, pág. 1631; A. Fernández Collado, La catedral de Toledo en el siglo xvi: vida, arte y personas, Toledo, Diputación Provincial, 1999, págs. 55 y 63; M. A. Sobaler Seco, Catálogo de colegiales del Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid ( 1484-1786), Valladolid, Caja Duero-Universidad, 2000, pág. 138.
Ignacio Javier Ezquerra Revilla