Guillén de la Carrera, Alonso. Ciudad Rodrigo (Salamanca), ú. t. s. xvi – ¿Valladolid?, c. 1642. Profesor de ius canonicum y ius civile en la Universidad de Salamanca, presidente del Magistrado Extraordinario de Milán, regente del Consejo de Italia, consejero del Consejo de Castilla, lugarteniente de la Cámara de la Sumaria de Nápoles, presidente de la Real Cancillería de Valladolid.
Era hijo del capitán Juan Guillén, quien se había distinguido durante muchos años en las campañas bélicas sostenidas por España a finales del siglo xvi en los Países Bajos y contra Inglaterra. Alonso Guillén de la Carrera estudió en la famosa Universidad de Salamanca, donde se licenció en Leyes en el año académico 1605-1606, obtuvo el relativo doctorado el 5 de enero de 1609 y enseguida el doctorado en Cánones en 1618.
En 1608 empezó su carrera docente y ese mismo año consiguió la cátedra como profesor de Leyes para la enseñanza del Código. En 1610 obtuvo la cátedra vespertina de propiedad de Leyes, que mantuvo hasta 1617, y posteriormente la cátedra de Prima de Cánones.
En 1623 dejó Salamanca y su actividad docente, pues el 26 de agosto fue llamado en sustitución de Juan Rodríguez de Salamanca para el puesto de presidente del Magistrado Extraordinario de Milán, que era una alta magistratura financiera compuesta por un presidente y seis cuestores que dirigía a partir de 1563, después de una transitoria desaparición del encargo en 1541, un importante sector fiscal para el Estado de Milán competente sobre los feudos, los aranceles y las gabelas. En consecuencia de tal nombramiento entró en el Consejo Secreto.
Mantuvo dicho encargo hasta el 8 de julio de 1628, cuando le llamaron primero a cubrir el puesto de regente del Consejo de Italia, y, luego, conservando la regencia, en el Consejo de Castilla.
A través de un privilegio real de 1634, que tuvo ejecución sólo dos años más tarde, en Nápoles el 25 de junio de 1636, fue nombrado lugarteniente de la Cámara Regia de la Sommária —suprema magistratura financiera del reino de Nápoles—, puesto que había ocupado Bernardino de Montalvo, marqués de San Giuliano, a su vez llamado para el Consejo Colateral.
Guillén de la Carrera estuvo en el encargo durante tres años, hasta junio de 1639, fecha en que Mattia Casanate pasó a ejercer esta función como lugarteniente ad interim.
El salario hubiera tenido que estar establecido a través de epístolas sucesivas y, según su valor, habría tenido que ser fijado el importe de la “media annata”, un impuesto —que correspondía a la mitad del sueldo anual y de los emolumentos, que tenían que ser añadidos en el cómputo total— debido al Fisco Regio, según lo que establecía una disposición de 1631.
El encargo de lugarteniente, que consistía en la gestión de todas las entradas y derechos del Fisco Real, en la administración de la justicia concerniente al sector fiscal y en la dirección sobre los oficiales fiscales del reino, le fue consignado en consideración a sus grandes méritos de integridad, erudición, pericia en leyes y habilidad en la gestión de los negocios (como queda plasmado en el privilegio de nómina) demostrados en la ejecución de los altos cargos que había ocupado anteriormente.
Se añadieron, además, los encargos de reformador y de superintendente, con los cuales estaba llamado a ejecutar la reforma general predispuesta por las disposiciones del real visitador Francisco Antonio de Alarcón, consejero del Consejo de Castilla.
Probablemente en consideración a sus méritos, ex speciali gratia, se le concedió la posibilidad de mantener sus dos encargos precedentes de regente del Consejo de Italia y de consejero de Gracia y Justicia del Consejo de Castilla y todos los privilegios y exenciones que correspondían al visitador general.
Con el privilegio real de 12 de agosto de 1634 fue nombrado luego miembro del Consejo Colateral, con el que se le daba la oportunidad de gozar de mayores prerrogativas y autoridad en el reino de Nápoles. En calidad de miembro del Consejo Colateral se le debía un salario con una base mínima de 600 ducados, además de los honorarios debidos a su cargo, que eran de notable relevancia y contribuían a incrementar el sueldo de tales magistrados; hasta sobre este salario anual, cobrado en efectivo, se pagaba la “media annata”, una parte por anticipado y otra en el acto de ejecución del privilegio.
Casi todos los ministros principales de la época, como Guillén de la Carrera declaró en una carta al conde-duque de Olivares escrita en los últimos años de su vida (febrero de 1641), habían sido sus discípulos en la Universidad de Salamanca. Entre éstos, estaba Fernando Arias de Mesa, quien seguía manteniendo una gran admiración y estima por su maestro, hasta declarar que toda su propia sabiduría jurídica la había adquirido por él. Los dos quedaron en contacto durante los primeros años que Arias de Mesa transcurrió en Nápoles, como resulta de la obra compuesta por él, Variarum resolutionum et interpretationum iuris libri tres; ambos, aunque en momentos diferentes, formaron parte de la Junta de Jurisdicción constituida para juzgar los imputados políticos que habían colaborado con la conjura urdida contra el Gobierno español por Tommaso Pignatelli y sus seguidores.
Parece que Guillén de la Carrera no volvió a su actividad de docente universitario después de los años transcurridos en Salamanca: probablemente su laborpolítica y los altos cargos desempeñados no le dejaron tiempo ni ocasión para dedicarse a la enseñanza, profesión que desempeñó magistralmente, según el testimonio de Arias de Mesa. Pero, como resulta del juicio del conde-duque de Olivares —del cual Guillén de la Carrera fue uno de los principales consejeros en materia de comercio y financias, llamado a constituir numerosas juntas especiales para el cumplimiento de radicales reformas fiscales—, el conservó siempre el habitus mentis del catedrático, lo que le impidió ser un buen político.
Murió probablemente en Valladolid, ciudad en la que ejercía el cargo de presidente de la Real Cancillería en torno a 1642 (como sugiere un lugar de la obra de De Mesa, editada por primera vez en 1643). En este lugar, De Mesa lamentaba que el destino se lo había robado prematuramente a él y a la colectividad hacía poco. Tuvo un hermano, Fernando, que fue titular, gracias a los favores del conde-duque de Olivares, del oficio de castellano del Salvador de Messina y que murió poco después de su llegada a Nápoles; dos hermanas, de las cuales, una lo acompaño en sus peregrinaciones de trabajo, y un sobrino, hijo de su hermano, que él acoge en su casa, después de la muerte del padre.
Guillén de la Carrera fue autor de quaestiones, lecturae, repetitiones, tractati, obras nacidas en el contexto salmantino y que tuvieron, por lo tanto, una circulación limitada al estricto ámbito académico, permaneciendo en el estadio manuscrito y probablemente de un solo tratado editado con el título De delictis. En 1635, durante la Guerra de los Treinta Años, como respuesta a un análogo manifiesto francés, que justificaba la declaración de guerra de Francia, compuso el Manifiesto de España y Francia, en el que resulta evidente, a través de la objetividad y la puntualidad del relato, más que la fuerza polémica del autor, su habilidad de historiógrafo y el extraordinario conocimiento de los hechos históricos y de la realidad política. Durante la revuelta catalana de 1640 fue encargado por el conde-duque de Olivares de llevar a cabo la acción de propaganda y tal vez fuera autor de un panfleto titulado La estrecha amistad que profesamos, compuesto en 1641.
Obras de ~: Ad titulum [...] de adquirenda possessione [...], 1613 [Biblioteca de Santa Cruz de Valladolid (BSCV), ms. 83, fols. 152-191v.]; De verborum obligationibus (BSCV, ms. 83, fols. 192-216v.; Interpretatio ad textum in lege in quartam [...] ad legem Falcidiam (BSCV, ms. 217, fols. 540-547 y 571- 597v.); Duo Tractatus. De iuditiis [...] 1622 (BSCV, fols. 67- 136); Ut lite noncontestata. De sequestratione possessionis. De eo qui mittitur in possessionem. De dolo et contumacia (BSCV, ms.
452, fols. 137-152v.); Manifiesto de España y Francia (Biblioteca Nacional de España, ms. 2366, fols. 218-345) (parcialmente ed. en J. M. Jovier, 1635. Historia de una polémica y semblanza de una generación, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita, 1949; reprod. en 2003); La estrecha amistad que profesamos, 1641 (atrib.).
Fuentes y bibl.: Archivio di Stato di Milano, Registri delle Cancellerie dello Stato, serie II, regs. 18, 19, “Privilegio de nombramiento al cargo de Presidente del Magistrato extraordinario”; Uffici Regi parte antica, cart. 39; Archivo General de Simancas, Secretarias Provinciales, Naples, leg. 195, cc. 101r.-105r., “Real privilegio de nombramiento a la plaza de lugarteniente de la Regia Camara de la Sommaria”; leg. 195, cc. 97r.-100v., “Real privilegio de nombramiento al cargo de Consejero del Collateral”; leg. 277, cc. 1-4 “Instrucciónes de Filippo IV para Alonso Guillén de la Carrera” (ed. en G. Coniglio, La dogana di Foggia nel secolo xvii, Napoli, Cesp, 1964, págs. 92-96, y en Declino del viceregno di Napoli, vol. III, Napoli, Giannini, 1990-1991, págs. 1382-1387); Archivio di Stato di Napoli, Consiglio Collaterale, Officiorum Suae Maiestatis, vol. 12, cc. 181v.-185r., “Ejecutorio del real privilegio de nombramiento a la plaza de lugarteniente de la Regia Camara de la Sommaria”; Biblioteca Bodleiana, ms. Add. C 126, cc. 266-267v. Carta de A. Guillén De la Carrera para el conde Duque de Olivares. M. Cutelli, Decisiones supremorum huius regni Siciliae tribunalium iuxta orationes editas, Messanae, apud haeredes Petri Breae, 1632; Patrocinium pro regia jurisdictione inquisitoribus siculis concessa, Matriti apud Mariam de Quinones, 1633; F. Arias de Mesa, Variarum resolutionum et interpretationum iuris libri tres, Neapoli, Typis Jacobi Gaffari, sumptibus Io. Dominici Bove, 1643; N. Toppi, De origine tribunalium Urbis Neapolis libri quinque, voll. 3, Neapoli, Typ. Io. Fr. Pacis, 1655-1666; G. M. Konig, Bibliotheca vetus et nova, Altdorf, typ. Henrici Meyeri typhographi Academ., 1678; F. Capecelatro, Degli annali della città di Napoli, Napoli, Tipografía Di Reale, 1849; L. Amabile, Fra’ Tommaso Pignatelli, Napoli, A. Morano, 1887; E. Esperabé de Arteaga, Historia de la Universidad de Salamanca, vol. 2, Salamanca, F. Nuñez Izquierdo, 1914-1917; J. M. Jovier, 1635. Historia de una polémica y semblanza de un generación, op. cit.; “Sobre los conceptos de monarquía y nación en el pensamiento político español del xvii”, en Cuadernos de Historia de España, 13 (1950), págs. 101 y ss.; J. H. Elliott, The revolt of the Catalans. A Study in the decline of Spain, Cambridge, University Press, 1963; G. Coniglio, La dogana [...], op. cit.; F. Arese, Le supreme cariche del Ducato di Milano da Francesco Sforza a Filippo V en Archivio Storico per le province lombarde, serie IX, n.º 97, 1970, págs. 59-156; V. I. Comparato, Uffici e società a Napoli (1600-1647). Aspetti dell’ideologia del magistrato nell’età moderna, Firenze, Olscki, 1974; J. H. Elliott y J. F. de la Peña, Memoriales y cartas del Conde Duque de Olivares, t. II, Madrid, Ediciones Alfaguara, 1978; R. Magdaleno, Títulos y privilegios de Naples: siglos xvi-xviii, vol. II, Valladolid, Gráficas Andrés Martín, 1980; P. L. Rovito, Respublica dei togati. Giuristi e società nella Napoli del Seicento, Napoli, Jovene, 1981; J. Fayard, Les membres du conseil de Castille a l’époque moderne (1621-1746), Lille, Université de Lille III, 1982; V. Sciuti Russi, Astrea in Sicilia, Napoli, Jovene, 1983; J. H. Elliott, The count-duke of Olivares: the statesman in an age of decline, New Haven-London, Yale University Press, 1986; L. E. Rodriguez- San Pedro Bezares, La Universidad Salmantina del Barroco, período 1598-1625, vol. III, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1986; G. Intorcia, Magistrature del Regno di Napoli. Analisi prosopografica. Secoli xvi-xvii, Napoli, Jovene, 1987; G. Coniglio, Declino del viceregno di Napoli, Napoli, Giannini, 1990-1991; V. Sciuti Russi, Mario Cutelli. Una utopia di Governo, Acireale, Bonanno, 1994.
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