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Diego Fernández de Sande

Biografía

Fernández de Sande, Diego. Noya (La Coruña), ú. t. s. XVII – Celanova (Orense), 3.IV.1731. Escultor.

Diego Fernández de Sande era su nombre completo, pero únicamente aparece mencionado así en la primera noticia que se tiene de él, referida al bautismo de una hija en Noya, fechada en 1710 y, curiosamente, en la última, cuando se recoge su defunción veintiún años más tarde. En el resto de las ocasiones, incluido el bautizo de otra hija en 1713, figura siempre como Diego de Sande, nombre con el que firmó todos sus contratos de trabajo conocidos, llevados a cabo la mayoría de ellos en Santiago.

Salvo que dos de las obras que se le atribuyen y carecen de fecha documentada —el Cristo flagelado, del convento compostelano de San Agustín, y el Ecce Homo de los terciarios de San Francisco de la misma ciudad— sean anteriores, el primer lugar en el que aparece trabajando es, sin duda, el más privilegiado de los marcos artísticos gallegos: la catedral de Santiago.

Para su Capilla de la Prima talló un relieve de gran tamaño que representa El descendimiento de la cruz, escena en la que explota la veta de dramatismo intenso del pleno Barroco, destinada al retablo trazado en 1721 por uno de los más grandes arquitectos gallegos del siglo XVIII, Simón Rodríguez; en el que, además, completando la iconografía del mismo, colocó en lo alto una figura del Padre Eterno que se presenta como imagen de la Vida que nace de la muerte de Cristo.

En ese mismo año hizo una escultura en mármol de técnica minuciosa de Santiago apóstol como peregrino, de rodillas y orando ante la imagen de la Virgen del Pilar; esta escultura preside el retablo que el otro gran artista de la época en Galicia, Fernando de Casas, había trazado en la capilla del Pilar de la basílica compostelana.

Después realizó el Monumento funerario del arzobispo Monroy, que en 1723 también se había de colocar en esa capilla; en él destaca la figura igualmente arrodillada y orante del prelado, que posee numerosos precedentes iconográficos, pero esta vez ejecutada en mármol blanco, material excepcional dentro de la estatuaria barroca hispánica, y dedica además especial atención al tratamiento del rostro, donde se concentra todo el poder expresivo de la imagen.

Hacia 1725 se colocó en lo alto del pórtico real de la catedral de Compostela el grupo de Santiago a caballo “con cuatro moros” que, siguiendo el modelo de Mateo de Prado existente en el baldaquino del interior, se había pedido a Sande, pero que en la actualidad no se conserva, como tampoco el retablo mayor que en ese mismo año se le encargó para la iglesia santiaguesa de San Fiz de Solovio y que el escultor ya había instalado allí en 1726. También se perdió el retablo que al año siguiente hizo para la capilla catedralicia de San Fernando, siguiendo, de nuevo, el diseño de Casas, aunque sí se conserva la imagen del santo titular, otra figura de gran expresividad.

Como muestra de la actividad frenética que el artista noiés desarrolló por estos años en la capital de Galicia, cabe destacar el hecho de que, al mismo tiempo que colocaba el retablo anterior, se comprometía a realizar el Retablo de San Ramón para la capilla del Pilar del convento mercedario de Conxo; además, de forma simultánea tallaba un Relieve de la Visitación en la iglesia de la Compañía de Jesús, actualmente de la Universidad, e incluso iniciaba su colaboración con Diego de Romay e Ignacio Romero en el retablo mayor de dicha iglesia de los jesuitas de Santiago, trazado por el conocido Simón Rodríguez y concluido en 1728. Mientras los dos primeros se encargaban del ensamblaje de las partes arquitectónicas, Sande asumió la realización de los elementos escultóricos: la Virgen de la Asunción, cuatro ángeles, el relieve de la Aparición de Cristo a San Ignacio y, en lo más alto, otra representación del Padre Eterno, como la de la capilla de la Prima.

En 1731 encontró prematuramente la muerte en el monasterio de Celanova, donde su presencia debió de ser reclamada por su paisano fray Pedro Blanco, abad de este cenobio benedictino, para trabajar en los nuevos retablos que se pretendían colocar por aquella época en la iglesia.

 

Obras de ~: El descendimiento de la cruz, capilla de la Prima, catedral de Santiago de Compostela, 1721; Santiago apóstol, capilla del Pilar, catedral de Santiago de Compostela, 1721; Monumento funerario del arzobispo Monroy, capilla del Pilar, catedral de Santiago de Compostela, 1723; Relieve de la Visitación, Virgen de la Asunción, ángeles, Aparición de Cristo a San Ignacio y Padre Eterno, iglesia de la Universidad, Santiago de Compostela, 1727; Cristo flagelado, iglesia de San Agustín, Santiago de Compostela, s. f. (atrib.); Ecce Homo, iglesia de la Orden Tercera, Santiago de Compostela, s. f. (atrib.).

 

Bibl.: M. Murguía, El arte en Santiago durante el siglo xviii y noticias de los artistas que florecieron en dicha ciudad y centuria, Madrid, Tipografía Ricardo Fe, 1884; J. Couselo Bouzas, Galicia artística en el siglo xviii y primer tercio del xix, Santiago de Compostela, Imprenta del Seminario, 1933; R. Otero Túñez, “El final del barroco y la entronización de los Borbones”, en R. Buendía (dir.) y C. Álvarez de Miranda (coord.), Historia del Arte Hispánico, t. IV, Madrid, Alhambra, 1980, pág. 209; J. J. Martín González, Escultura barroca en España, Madrid, Cátedra, 1983; J. M. García Iglesias, “A escultura barroca”, en F. Rodríguez Iglesias (dir.), Galicia. Arte, t. XIV, La Coruña, Hércules, 1993, págs. 282-286.

 

Xoán Xosé Mariño Reino

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