Ceinos, Antonio (o Antón) de. Ceinos de Campos (Valladolid), c. 1350 – Sahagún de Campos (León), 1.III.1417. Abad benedictino (OSB) y prior fundador del monasterio de San Benito el Real de Valladolid.
Tomó el hábito benedictino en el monasterio cluniacense de Sahagún de Campos (León), donde funcionaba una universidad. Se sabe que por el deseo de mayor perfección y retiro, obtuvo de su abad, Juan de Medina de Pomar, retirarse al priorato sahaguntino de San Salvador de Nogal de las Huertas (Palencia), donde fue prior. Allí fue a buscarlo por encargo del rey Juan I de Castilla, su capellán Sancho Martínez, para proponerle la fundación de un monasterio en el antiguo Alcázar Real de Valladolid, donde se observara la regla a la letra benedictina y se guardara perpetuo encerramiento al estilo de la clausura de las monjas de Santa Clara, cosa inaudita hasta entonces entre varones. Aceptó fray Antonio de Ceinos la propuesta, y así, con licencia de su abad de Sahagún, y acompañado de cuatro o cinco monjes de su monasterio, se trasladó a Valladolid, que había de ser priorato de la abadía de Sahagún. A estos monjes se les juntaron una decena más, traídos de otros monasterios castellanos por el citado capellán, y con licencia del rey, que dotó al monasterio con vino y dineros anuales, y del obispo de Palencia, en cuya diócesis radicaba entonces la ciudad, se hizo la fundación el 27 de septiembre de 1390, con la condición de observar clausura perpetua, de manera que los llamaron “emparedados”, “Cartujos de San Benito” o “Beatos”, nombre este último que prevaleció. Todo en el monasterio era muy austero y pobre: comida, ropa y utensilios de culto. Pero los reyes, muchos nobles y otras gentes les tomaron gran devoción y, poco a poco, les hicieron muchas donaciones y limosnas, de manera que acrecentaron considerablemente su patrimonio.
Antonio de Ceinos viajó, en 1395, a Aviñón para obtener algunas gracias del papa Benedicto III, quien, a la muerte del abad Juan de Medina de Pomar, le nombró abad de Sahagún el 29 de marzo de 1398 y le confirmó el 16 de abril. De manera que hubo de retornar a Sahagún, pero no pudo tomar posesión de su abadía hasta el 4 de noviembre siguiente, por la oposición de los villanos, que no le reconocieron como abad hasta el 26 de febrero de 1399. Durante su abadiato intentó enderezar la observancia regular, procuró aumentar la hacienda del monasterio con casas y viñas y trató de acabar algunos pleitos contra los usurpadores de bienes del monasterio, y en defensa de los derechos de señorío sobre Calaveras, Canalejas, Campsoles, Cabrera y Palladura, de la jurisdicción eclesiástica sobre algunas iglesias, y los diezmos de muchos lugares.
En 1408 asistió al concilio de Perpiñán. En 1412 trasladó, con gran solemnidad y asistencia de clero y pueblo, las reliquias de los santos mártires Facundo y Primitivo, patronos del monasterio de Sahagún, y las de san Mancio, a un arca nueva. Y propició la introducción de la observancia vallisoletana en el monasterio de San Claudio de León (2 de febrero de 1417).
La memoria de este abad de Sahagún será siempre celebrada por la austeridad con que vivió siendo prior de Nogal de las Huertas, por la restauración de la disciplina regular en Sahagún y, sobre todo, por haber sido el fundador del monasterio y observancia de Valladolid, que luego fue cabeza de la observancia benedictina española, y de la congregación de su nombre, que a principios del siglo xvi llegó a abarcar casi todos los monasterios benedictinos de España.
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Ernesto Zaragoza Pascual