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Pedro de Aragón

Biografía

Aragón, Pedro de. Conde de Ribagorza, Ampurias y Prados. Barcelona, 1305 – Pisa (Italia), 4.XI.1381. Infante de Aragón, lugarteniente de Pedro IV el Ceremonioso, embajador, senescal del Reino, consejero real y franciscano (OFM).

Conde de Ribagorza (1322-1358), Ampurias (1325-1341) y Prades (1341-1358). Octavo hijo de Jaime II y Blanca de Anjou (Nápoles), destacó por su cultura y por sus aficiones literarias y artísticas. Gozó de gran prestigio en la Corte romana y de él dijo el cronista Ramon Muntaner que era “molt gracias e savi senyor, e molt soptil, dels pus soptils del mon”. Para Jesús Ernest Martínez Ferrando Pedro sería el hijo preferido de Jaime II. En 1319 su hermano mayor renunció a los derechos de primogenitura al entrar en religión, por lo cual fue declarado heredero su hermano Alfonso. Su padre le invistió con el condado de Ribagorza y las baronías valencianas de Gandía y Pego, en 1322. Poco después, cuando su hermano Alfonso (futuro rey Alfonso IV) marchó a la expedición de Cerdeña (1323), intentó inútilmente que su padre le nombrara eventual sucesor de éste (que, no obstante, ya tenía un heredero, el futuro rey Pedro IV el Ceremonioso), en previsión de que muriera durante la conquista de la isla. Pero esta maniobra no empañó las relaciones del infante con su padre y su hermano. Prueba de ello, en 1325, Jaime II le dio el condado de Ampurias y le envió de embajador a Roma para negociar la remisión del censo de Cerdeña. Durante la campaña de Cerdeña, Pedro ejerció provisionalmente y con acierto como procurador general de los Reinos. En 1325 Jaime II, a ruegos de su nuera Teresa d’Entença, esposa de Alfonso, y de la reina Elisenda de Montcada, en las Cortes de Zaragoza declaró heredero de la Corona, en caso de morir Alfonso, al hijo primogénito de éste, el futuro Pedro IV el Ceremonioso. El Rey compensó a Pedro con el condado de Ampurias, que luego éste canjearía con su hermano menor, Ramón Berenguer, por el condado de las Montañas de Prades. También se le encomendó localizar en Valencia al infante Jaime, que había dejado los hábitos religiosos. En Les Fonts del Perelló fundó un hospital, de donde surgió la futura población de L’Hospitalet de l’Infant.

Poco después, muerto Jaime II (1327), se ocupó de los preparativos de la solemne coronación de su hermano, Alfonso IV, en Zaragoza (1328), y, en nombre de éste, medió en la paz entre Sicilia y Nápoles (Aviñón, 1328). Un año antes, en 1327, estuvo en la inauguración del monasterio de Pedralbes y en el juramento de vasallaje del rey Jaime III de Mallorca.

Muerto Alfonso IV (1336), se convirtió en consejero y hombre de confianza de su sobrino, el joven Pedro IV el Ceremonioso, a quien sustrajo de la influencia del arzobispo de Zaragoza Pedro de Luna e inclinó hacia una solución negociada en el conflicto que tenía abierto con su madrastra, la reina Leonor, y sus hermanastros, Fernando y Juan. El infante disuadió al Rey de invadir Castilla y perseguir a la reina Leonor, o de combatir a Pedro de Jérica, que la protegió. Se encargó de resolver pacíficamente el problema creado por las donaciones de Alfonso IV al infante Fernando.

Las cuestiones de alta política no le impidieron ocuparse de sus condados, particularmente del de Ampurias que fortificó para defenderlo de los ataques de los piratas musulmanes, y cuya capital, Castellón, embelleció (con obras en el palacio condal y la iglesia) y dotó con privilegios y concesiones mercantiles. No obstante, en 1341 lo intercambió por el condado de Prades con su hermano Ramón Berenguer.

Precisamente en tierras del condado, cerca del mar, el infante fundó un hospital (8 de noviembre del 1344) que, con el permiso del papa Clemente VI, dotó con las mandas hechas por los condes de Ampurias para sufragio de sus almas. Con el tiempo este hospital dio origen al pueblo llamado Hospitalet del Infante (Vandellós). Hombre dado a la concordia, intentó mediar en el conflicto entre Pedro el Ceremonioso y el rey Jaime III de Mallorca, pero no pudo evitar que estallaran las hostilidades. Participó entonces en la expedición a Mallorca (1343) y la campaña del Rosellón (1343-1344), y, en 1347, en la defensa de la frontera, en la zona de la Cerdaña y el Conflent, frente a las tentativas de invasión de Jaime III.

Lugarteniente de los reinos durante la expedición del Ceremonioso a Cerdeña, en el 1354-1356, tuvo una participación destacada en la defensa del reino de Valencia durante la primera fase de la Guerra de los Dos Pedros, en 1356-1357, conflicto que también había intentado evitar. Al enviudar, hizo testamento (10 de noviembre de 1358), renunció a sus condados en favor de sus hijos y profesó en la orden franciscana en el convento de San Francisco de Barcelona. A pesar de ello, cuando las circunstancias lo exigieron, intervino todavía en la vida política y militar. Así, mientras el Rey se encontraba retenido en Aragón en 1364-1365, Pedro tuvo que salir del convento y participó, junto al heredero al Trono, el infante Juan, en la defensa de las tierras valencianas contra las tropas de Pedro I el Cruel, e hizo gestiones en la corte papal de Aviñón para facilitar la contratación de las Compañías Blancas de Beltrán Du Guesclin (1365). Preocupada por la paz de la Iglesia, intentó que los papas abandonaran Aviñón para regresar a Roma, y cuando se produjo el cisma, se apartó de la obediencia al papa de Aviñón y se aproximó al de Roma, pero no consiguió que Pedro IV el Ceremonioso abandonara su neutralidad.

En 1380 el infante Juan, heredero del Ceremonioso y partidario del papa de Aviñón, maniobró secretamente para evitar que recibiera el capelo cardenalicio de manos del papa de Roma Urbano VI. Obsesionado el cisma, hacia 1380 escribió profecías sobre el problema. Hombre muy polifacético, de elevada formación y gran capacidad, cultivó la prosa moral y política, la poesía e incluso la historia. Murió en Pisa, camino de Roma, donde iba a entrevistarse con el papa, el 4 de noviembre de 1381, y fue enterrado en el convento franciscano de esta ciudad. Sus restos fueron trasladados al convento de San Francisco de Valencia en 1391. El condado de Ribagorza fue para su hijo Alfonso y el de Prades para su hijo Juan. En mayo de 1331 se casó en Castelló d’Ampuries con Juana, hija del conde Gastón de Foix, con la que llevó una feliz vida familiar. La pareja tuvo varios hijos: Alfonso, que fue el futuro duque de Gandía, marqués de Villena y conde de Denia; Juan, que fue candidato al Trono de Aragón en el Compromiso de Caspe; Jaime, obispo de Tortosa y de Valencia, luego cardenal, y Leonor, futura reina de Chipre al casar con Pedro de Lusignan. Apoyó las pretensiones patrimoniales de Leonor de Castilla, segunda esposa de Alfonso IV, a favor de su primogénito.

Hombre letrado y poeta, le fue dedicado el Doctrinal de trobar, de Raimon de Cornet (1324) y el Glossari, de Joan de Castellnou (1341).

 

Bibl.: J. E. Martínez Ferrando, Jaime II de Aragón. Su vida familiar, 2 vols., Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948; J. E. Martínez Ferrando, Els fills de Jaume II, Barcelona, Barcelona, Aymà, 1950; R. Oliver Bertrand, “Un capítulo de la política matrimonial de los Papas: Juan XXII se opone al enlace del Infante don Pedro, conde de Ribagorza y de Ampurias con doña Constanza, Reina de Chipre (1325-1331)”, en Cuadernos de Historia de España, 18 (1952), págs. 71-129; R. Tasis, La vida del rei en Pere III, Barcelona, Aedos, 1954; R. Oliver Bertrand, Jaime II o el seny català. Alfons el Benigne, Barcelona, Aedos, 1956; R. d’Abadal i de Vinyals, J. Reglá Campistol y L. Suárez Fernández, España cristiana. Crisis de la Reconquista. Luchas civiles, en R. Menéndez Pidal (dir.), Historia de España, Madrid, Espasa Calpe, 1966; F. Soldevila, Les quatre grans cròniques, Barcelona, Selecta, 1971; A. Rubió i Lluch, Documents per a la història de la cultura catalana medieval, 2 vols., Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 2000.

 

José Hinojosa Montalvo y Josep María Salrach Marés

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