Era hija de Jaime II, rey de Aragón, y de Blanca de Anjou. Martínez Ferrando, su principal biógrafo, nada nos dice de la fecha y el lugar de nacimiento. Se trata ante un personaje frágil y desequilibrado, en el que confluyeron la mala salud, el temperamento inestable y un carácter fuerte, independiente, que a menudo le llevaba a desobedecer las órdenes de su padre, con los consiguientes disgustos para éste y la necesidad de tenerla más controlada. Estos arrebatos sin duda eran consecuencia de los forzados destinos a los que se vieron sometidos los hijos de Jaime II, que en este caso también fue la vida monástica, a la que fue consagrada siendo niña, y a los cinco años fue llevada con su hermana María al monasterio pirenaico de Sijena. En alguna ocasión residieron en el antiguo palacio árabe de Huesca, la Çuda. [...]