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Ángela Roca Soler

Biografía

Roca Soler, Ángela (?, 1880 – 1960), Matías (?, 1885 – 1960), Martín (?, 1889 – 1969) y Josep (?, 1890 – 1978). Propietarios de Compañía Roca Radiadores.

La razón social Compañía Roca Radiadores fue creada en 1929 sobre una empresa previa, Talleres Roca (1923-1929). Ésta había sucedido a otra firma, Viuda de Pedro Roca (1910-1923), que fue a su vez la continuación de un pequeño taller de herrería y reparación de maquinaria, instalado en 1830 por Ignasi Soler, cerrajero de Navarcles, en la localidad catalana de Manlleu. Fueron cuatro bisnietos de Ignasi Soler —Ángela, Matías, Martín y Josep Roca Soler— los que ampliaron y revolucionaron el taller de Manlleu al erigir en 1917 cerca de Barcelona, en Gavà, la primera gran fábrica de radiadores para calefacción doméstica e industrial de España.

Los cuatro hermanos siguieron una formación y un aprendizaje diseñados por su padre. Ángela ocupó pronto el puesto de su madre, enfermiza, en el cuidado de la casa. Estudió con quince años corte y confección en Barcelona y llevó las cuentas del hogar. Su capacidad de organización y su habilidad con los números hicieron que a la muerte del padre llevase también la contabilidad del negocio, sola entre 1910 y 1918 y desde ese año hasta 1926 junto a su hermano Josep.

Dejó de participar en la gestión a partir de 1926, aunque en círculos empresariales barceloneses mantuvo la fama de ser “la que llevaba las cuentas” de la compañía. La relevancia de su labor no fue pequeña: entre 1913 y 1926 se registró precisamente el inicio y el rápido crecimiento de la producción de radiadores de la empresa y la instalación de esta producción en una gran fábrica, construida con este propósito por los Roca Soler en unos terrenos de Gavà bajo la dirección técnica y comercial de Matías y Martín, mientras Josep estudiaba. Después de 1926, Ángela siguió siendo accionista, pero abandonó los cargos ejecutivos y de administración, dedicándose a tareas benéficas y culturales en Manlleu, Gavà y otras poblaciones catalanas del Baix Llobregat que le valieron recibir títulos honoríficos y un monumento en Gavà.

La formación de Matías, Martín y Josep combinó una educación básica en el colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana con el trabajo durante un año de aprendices en el taller paterno, encendiendo el fuego para la caldera de la máquina de vapor a las cuatro de la madrugada, entre otras labores. Tras este año inicial trabajaron como aprendices en varios talleres de Barcelona. Matías se especializó como ajustador en la sección de fabricación y montaje de bombas y prensas de aceite en la Casa Pfeiffer, y también en los talleres Oliva, Piñol y Carné, de Barcelona. Por su parte, Martín se especializó como fundidor en las casas Piera, Lacoma y Pfeiffer, de Barcelona, y también en una casa de Mataró. Su padre le envió en 1908 a París a estudiar nuevos sistemas de fundición.

Josep siguió una trayectoria similar, pero con matices distintos, ya que fue el más aficionado a los estudios superiores. Josep se especializó como sus hermanos, trabajando tres años en la casa Can Grau de Barcelona, llevando dos tornos y siguiendo estudios nocturnos en la Escuela de Trabajo de Can Batlló de siete a nueve de la noche. De Can Grau pasó luego a ser por las mañanas delineante en Can Marull, y por las tardes ayudante de prácticas en el laboratorio de ensayos de los fabricantes de turbinas, transformadores y motores eléctricos de Can Planas y Flaquer. Los domingos por la mañana Josep completó su aprendizaje asistiendo a clases en el Instituto Electrónico de Sarriá. Por no contrariar a su padre, Josep esperó a que falleciera para ingresar en la Escuela de Ingenieros de Barcelona en 1911, obteniendo el título superior de Ingeniería en 1918. En ese año Josep inició su trabajo en la gestión de la empresa paterna, ayudando a su hermana Ángela con la contabilidad, ámbito de la compañía que controlaría en solitario a partir de 1926.

Como se señaló anteriormente, Pere Roca había hecho crecer su negocio esencialmente fundiendo y reparando piezas de máquinas de vapor y otras máquinas de la industria textil. Cuando murió en 1910 y el negocio pasó a la cuarta generación familiar, el motor eléctrico estaba sustituyendo a la máquina de vapor en numerosas industrias, incluido, desde 1902, el taller de los Roca. Los cuatro hijos afrontaron la crisis mediante la ampliación del negocio con productos cuyas ventas permitieran no sólo sobrevivir sino hacer crecer su cuota de participación en el mercado español. Durante unos dos años fabricaron y vendieron estufas y máquinas continuas de hilar. En 1913 pararon completamente la producción, liquidaron las existencias de estufas del taller y se replantearon innovar. Matías y Martín cerraron su taller y se fueron a Francia el 10 de marzo de 1913. Allí permanecieron hasta el 8 de diciembre aprendiendo la técnica de los radiadores. Se emplearon por separado y en estricto secreto en distintas fábricas, entre ellas en la filial francesa de ARCo (Compagnie Nationale des Radiateurs), en Dôle. De regreso en Manlleu, iniciaron un largo proceso de pruebas en una especie de cuadra anexa a la fundición y taller paternos con capital en parte heredado y en parte prestado por el Banco de Préstamos y Descuentos de Vic.

Con gran secretismo lograrían finalmente en 1914 fabricar una pieza ligera, resistente, que no filtraba el agua: el primer radiador comercializable fabricado en España. Josep colaboró en la comercialización inicial del producto, en una época favorable debido al inicio de la Primera Guerra Mundial y la consiguiente reducción en la importación de radiadores extranjeros en el mercado español. Los primeros clientes fueron talleres y fábricas, pero se amplió pronto al mercado de los hogares domésticos. El crecimiento de la demanda fue decisivo para tomar la decisión de ampliar el local, y ése fue el origen de la nueva fábrica construida en Gavà en 1917. En la fábrica se construyeron radiadores y calderas de calefacción así como las máquinas necesarias para su fabricación. Matías y Martín se ocupaban de la dirección técnica y Ángela y Josep de la contabilidad y la comercialización. A partir de 1917 la producción creció, y en ese contexto los tres hermanos contrajeron matrimonio (en 1918, 1922 y 1923). Acabada la Guerra Mundial, se inició una época de incremento de la competencia.

A partir de 1921 los Roca entraron en negociaciones con fábricas internacionales dedicadas a producir bañeras y material esmaltado destinado a la higiene. En 1927 Josep inició las negociaciones con la ARCo para llegar a un acuerdo en París el 7 de marzo de 1929. Talleres Roca se disolvió y se constituyó Compañía Roca Radiadores, con un capital de 6,1 millones de pesetas.

La ARCo participaba en un 51 por ciento del capital, asegurándose el control absoluto de todos los órganos administrativos. Los tres hermanos Roca Soler mantenían cargos en la dirección de fábricas (Matías y Martín) y en la gerencia (Josep). La escritura se firmó en Madrid el 25 de junio de 1929. Los americanos mejoraron la mercadotecnia, organizaron las ventas en el mercado español, y permitieron racionalizar y separar los procesos productivos de las tres grandes líneas de producción de la compañía: radiadores y aparatos de calefacción, artículos sanitarios de porcelana vitrificada y —después de la guerra— la grifería. El primer radiador se había fabricado en 1914, la primera caldera de calefacción en 1917, el hierro esmaltado en 1921 y el horno de cocción de la fábrica de productos de porcelana vitrificada se encendió en febrero de 1936.

El 10 de agosto de 1938 una bomba cayó en la fábrica de Gavá y se inició el gran parón en la producción que supuso el conflicto bélico. Tras el paréntesis de la Guerra Civil, en abril de 1940 el número de empleados volvió a igualar el de 1936, cercano a los mil, pero la producción no recuperó tan rápidamente los niveles de preguerra. En la década de 1940 faltaron materias primas —algunas, de importación— y energía, la jornada laboral tuvo que reducirse a tres días por semana entre 1942 y 1943, se intentó utilizar sustitutivos de los productos más escasos —sobre todo, los necesarios para los artículos de metal—, y se dirigió el máximo esfuerzo a fabricar material sanitario, menos perjudicado por la escasez de productos esenciales.

Esta década se caracterizó, además, de forma significativa por el forzado abandono de los socios norteamericanos.

Los Roca Soler compraron en 1948 las acciones de la firma creada en Bilbao por los americanos en 1920, nacionalizándose entonces plenamente la producción de radiadores y productos sanitarios. También en 1948 se inició la puesta en marcha de nuevos hornos continuos para la producción de porcelana sanitaria y se construyeron nuevas instalaciones para fabricar una gran variedad de piezas de dicho material.

En 1953 se inauguró la primera fábrica de grifería, y la necesidad de materias primas para los productos metálicos motivó la participación de la empresa en la compra de un porcentaje mayoritario de la fábrica siderúrgica de Mieres, junto con otras empresas catalanas del metal. En 1959 tenía la empresa alrededor de dos mil seiscientos empleados y el capital desembolsado, que en 1940 era de dos millones de pesetas y en 1951 de treinta y tres, había aumentado a setenta y siete millones.

En 1959 murió Matías Roca Soler y en 1960 su hermana Ángela. Ahora solos, Martín y Josep desplegaron en la década de 1960 un amplio plan de inversiones para modernizar las fábricas y responder al fortísimo incremento de la demanda en España. En 1962 se inauguró la fábrica de porcelana de Alcalá de Henares, en 1963 la de construcción de aparatos de aire acondicionado en Sabadell, en 1964 la de radiadores de acero de Alcalá de Henares, en 1965 la planta automática de bañeras de fundición esmaltada, y en 1968 la de porcelana de Alcalá de Guadaira. El crecimiento siguió tras la muerte de Martín en 1969, como atestigua el aumento del capital desembolsado de la compañía (123 millones en 1961 y 1058 millones en 1970). En enero de 1974 Antonio Roca Portet, hijo de Martín, gerente y vicepresidente, renunció a la gerencia y el consejo nombró nuevo gerente al director general de producción, Salvador Gabarró Serra. Bajo su gestión se planificó y llevó a cabo, la expansión internacional de la empresa a través de participaciones en empresas extranjeras y la construcción y/o compra de fábricas de porcelana sanitaria y de productos sanitarios.

 

Bibl.: N. Luján, La lucha contra el frío y el calor y a favor de la higiene. Contribución de una familia de industriales catalanes a lo largo de 75 años, Barcelona, Montserrat Mateu Taller Editorial-Compañía Roca Radiadores, 1992; P. Fernández Pérez, “Ángela, Matías, Martín y Josep Roca Soler”, en E. Torres (dir.), Los 100 empresarios españoles del siglo XX, Madrid, LID-Círculo de Empresarios, 2000, págs. 279-283.

 

Paloma Fernández Pérez