Martínez de Montalvo, Hernando. Arévalo (Ávila), ú. t. s. XV – Madrid, 1560. Consejero de Castilla.
Hernando Martínez de Montalvo pertenecía al linaje de los Montalvo, que desde la Reconquista había estado ligado a la ciudad de Arévalo, donde también había destacado en su Concejo. No se sabe con seguridad si fue hijo del licenciado Hernán Martínez de Montalvo que en 1493 era corregidor y regidor perpetuo de la ciudad. Estudió en el colegio del Arzobispo, donde obtuvo el grado de licenciado, tras lo cual es probable que regresase a Arévalo a la espera de obtener algún puesto en la Administración, mientras incluía su nombre en los memoriales elaborados en la Corte. En 1531 obtuvo el cargo de oidor de la Chancillería de Valladolid, siendo el único natural de esta ciudad presente en dicha institución, como consecuencia de la decisión tomada por el Emperador, consciente del número de servidores reales vinculados con Arévalo y la estrechez de sus relaciones.
Una vez en la Chancillería, se ocupó de la inspección realizada por Pedro Pacheco y del traslado temporal de la Audiencia en 1534 como consecuencia del estallido de un brote epidémico. Junto a su compañero Beltrán de Galarza, se ganó la confianza de Fernando de Valdés, presidente del tribunal desde 1535, quien, tras ser nombrado presidente del Consejo de Castilla en 1539, le nombró, el 10 de junio de 1542, oidor de este organismo en Logroño, en la vacante que dejó el licenciado Luis González de Polanco. Sus primeras tareas en el Consejo fueron la consolidación de la posición de Fernando de Valdés en la Corte, y su participación en la cohesión orgánica impulsada por el presidente a través de la implicación del Consejo Real en la defensa del patronato eclesiástico de la Corona y en la mejora de su procedimiento. Asimismo, en 1547 ejerció la presidencia anual del Concejo de la Mesta.
Las instrucciones que Carlos V concedió en 1548 a los regentes Maximiliano y María de Austria para dirigir los reinos en su ausencia, confirieron la gestión de la cámara a los licenciados Beltrán de Galarza y Hernando Martínez de Montalvo, asistidos por el secretario Juan Vázquez de Molina. Ambos, en presencia del inquisidor general Fernando de Valdés, despacharon con los regentes los principales asuntos de gobierno, lo cual permitió a Martínez de Montalvo intervenir en asuntos fundamentales para las elites sociales. Sin embargo, la amplia iniciativa que se les concedió a ambos, les llevó a tomar decisiones arbitrarias que provocaron el rechazo del Emperador por alterar la composición decisoria entre ambas cortes.
Estas decisiones tuvieron una amplia repercusión política con la visita al Consejo Real emprendida tras el regreso del príncipe Felipe por Diego de Córdoba, y articulada por el grupo de Ruy Gómez. La visita destapó irregularidades, como largura en sus votos y percepción de presentes, a lo que el príncipe añadió que “lo demas queda para consultar a Su Mt.”, insinuando mayores responsabilidades.
En agosto de 1554 Diego de Córdoba publicó los cargos resultantes de su comisión, que se referían principalmente a la gestión en la cámara de los regentes, disuelta con el retorno del príncipe Felipe a Castilla. Aunque Martínez de Montalvo se había visto arrastrado por su compañero a cometer algunas de las irregularidades, otras las llevó a cabo por iniciativa propia, como la apropiación de algunas casas en Arévalo para incrementar su patrimonio. Aunque, en un principio, Diego de Córdoba solicitó que ambos consejeros fuesen destituidos, más tarde consideró suficiente la simple indemnización de los perjudicados por la irregular conducta de Galarza y Martínez de Montalvo, de lo que se mostró de acuerdo el presidente del Consejo, Antonio de Fonseca. Martínez de Montalvo, aunque debilitado por el proceso, continuó desarrollando las ocupaciones derivadas de su plaza, como demuestra su intervención en 1555 en la resolución de pleitos en Contaduría con el doctor Hernán Pérez de la Fuente. Asimismo, su nombre apareció en la lista de candidatos procedente de Bruselas, para cubrir la vacante de Galarza en la Suprema.
En 1559 realizó una difícil visita a la Universidad de Salamanca en 1559 y presidió de nuevo el Consejo de la Mesta. Falleció en 1560 en Madrid, aunque fue enterrado en la capilla familiar de San Miguel de Arévalo.
Su mujer, Ana de Sotomayor, con la que había tenido una hija, continuó residiendo en Madrid.
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Alejandro López Álvarez