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Juan Francisco de los Heros y de la Herrán

Biografía

Heros y de la Herrán, Juan Francisco de los. Conde de Montarco de la Peña de Badija (I). Molinar (Vizcaya), 10.V.1749 – ?, 1812 post. Gobernador del Consejo de Castilla y secretario del Despacho de Negocios Eclesiásticos.

Nacido en Molinar en el valle de Carranza, hijo de Juan Francisco de los Heros Fernández, regidor de Molinar, y de Teresa de la Herrán Palomera, Juan Francisco de los Heros debe su carrera profesional a un feliz matrimonio, el llevado a cabo en Madrid el 16 de agosto de 1777 con Teresa Josefa de Salazar y Morales, natural de Medinaceli, que era viuda de Pedro Salvador de Muro, I marqués de Someruelos y consejero del Consejo de Hacienda en el momento de su muerte. Por los méritos de la marquesa, Juan Francisco de los Heros consiguió su primer empleo, la Fiscalía Togada de la Junta General de Comercio, Moneda, Mina y Dependencia de Extranjeros el 11 de julio de 1784. Éste fue el inicio de una de las carreras más fulgurantes de los revueltos tiempos de Carlos IV, que le llevó, en un primer momento, al máximo cargo de la administración judicial de la Monarquía hispánica, la Gobernación del Consejo de Castilla y, posteriormente, al Ministerio de Asuntos Eclesiásticos creado por José I, al que el conde de Montarco juró como Rey en 1808.

No se conoce referencia alguna de sus estudios y formación universitaria, aunque parece lógico pensar que, dado que fue nombrado fiscal de la Junta de Comercio, se licenciaría en Derecho en alguna de las universidades de la Monarquía. De esta primera época, además de su matrimonio, se sabe que solicitó en 1784, sin ningún éxito, una Mayordomía de Semana en la Real Casa antes del referido nombramiento en la Junta de Comercio.

Sin previa consulta anterior de la Cámara, un año después, el 17 de noviembre de 1785 fue designado fiscal 3.º del Consejo de Hacienda, cargo que aceptó el 20 de noviembre de 1785. En su etapa como fiscal del Consejo de Hacienda se encargó de varias comisiones como la Superintendencia General de las Fábricas de Cristales, y también fue nombrado consiliario de los Reales Hospitales, ocupaciones habituales dentro de este Consejo.

Siendo todavía fiscal de Hacienda, el año 1789 supuso un importante espaldarazo en su trayectoria. El 16 de marzo de 1789 se le concedió el hábito de caballero de la Orden de Carlos III como reconocimiento a sus méritos burocráticos. Pero, además, el 3 de diciembre fue recompensado por el Monarca con la creación del condado de Montarco de la Peña de Badija, del cual Juan Francisco de los Heros fue su I conde.

El siguiente paso en su carrera administrativa fue el nombramiento como secretario del Consejo de Estado, cargo que había servido anteriormente Eugenio Llaguno y que era una perfecta atalaya para observar y participar discretamente en el panorama político español controlado por Manuel Godoy. Como en casos anteriores con otros secretarios de este Consejo, el 6 de septiembre de 1795 se le concedieron los honores de consejero de Estado y dos años después fue nombrado consejero en propiedad (28 de marzo de 1798).

Formando parte del equipo de gobierno liderado por Godoy, pues éste era el único camino para ascender en el entramado burocrático, el 24 de abril de 1803 fue elegido gobernador del Consejo de Castilla y de la Cámara de Castilla, cargo que abandonó el 12 de marzo de 1805. Aunque este cargo todavía era, teóricamente, el segundo en importancia de la Monarquía, tras la mismísima figura del Rey, una política consciente y continuada por parte de Godoy lo había desprestigiado hasta tal punto que los gobernadores o presidentes cambiaban continuamente y los períodos en los que la máxima autoridad del Consejo se dejaba en manos de su decano fueron abundantes en esta época.

La adquisición de honores no paró ahí, y el 12 de mayo de 1803 fue designado como caballero de la Real Maestranza de Caballería de Granada. Tras abandonar la Gobernación del Consejo de Castilla, conservó su puesto en el Consejo de Estado hasta la llegada de las tropas napoleónicas y la conquista de Madrid. En esos difíciles momentos se le nombró vocal de la Junta Suprema de Gobierno el 30 de abril de 1808 para, finalmente jurar a José I como Rey en la sesión del Consejo de Estado del 25 de julio de 1808. Aunque no se encontraba en Madrid, mandó un escrito aceptando al nuevo Rey y poniéndose a su servicio.

Este fue un momento clave en la vida del conde de Montarco. A diferencia de muchos de sus compatriotas que juraron a José I, Montarco no sólo se puso a las órdenes del nuevo Rey, sino que, hasta su muerte, fue uno de las más importantes personalidades españolas al servicio del rey francés. Consciente de los posibles beneficios, su identificación con el nuevo régimen fue total, lo que le conllevó adquirir importantes responsabilidades.

En una situación tan anómala, el primer cargo desempeñado por el conde de Montarco al servicio de José I fue el de comisario regio para las provincias de Santander, León y Asturias desde el 6 de febrero de 1809. Unos meses después, con la entrada de las tropas francesas en Andalucía, fue nombrado, el 22 de enero de 1810, comisario regio para la provincia de Córdoba y en octubre de ese mismo año se amplió su grado de acción abarcando toda Andalucía. Se trasladó a Sevilla y desde allí llevó a cabo una importante labor de propaganda a favor del régimen francés, como demuestran sus proclamas publicadas en Sevilla a favor del régimen napoleónico.

Estos nombramientos, una vez más, vinieron acompañados por sus correspondientes mercedes. Así, se le concedió la Gran Banda de caballero de la Orden Real de España, creada por José I, el 20 de septiembre de 1809 y el 27 del mismo mes fue nombrado vocal del Consejo de dicha Orden de España.

Su última colaboración con José I fue la aceptación del cargo de secretario de Estado y del Despacho Interino de Negocios Eclesiásticos el 5 de abril de 1810, en donde permaneció hasta el 4 de diciembre de 1812, probablemente poco antes de su muerte.

 

Obras de ~: Proclama hecha en consequencia por el [...] conde de Montarco, Habitantes de las Andalucias y de Extremadura, Sevilla, 1812; En 21 del corriente se comunicó al Real Acuerdo por el [...] conde de Montarco, comisario regio general de las Andalucias, el oficio y carta cuyo tenor es el siguiente, comisaría Regia General de las Andalucias, Sevilla, 1812.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Estado, legs. 252, exps. 101, 878, exps. 104, 6399 y 6405, Orden de Carlos III, exp. 301; Consejos Suprimidos, libs. 1183; Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 013; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, prot. 20063, fols. 138-168.

A. Martínez de Velasco Farinós, La formación de la Junta Central, Pamplona, Universidad de Navarra, 1972, pág. 37; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía Española: 1521-1812, Madrid, Consejo de Estado, 1984, págs. 209 y 437; J. Valverde, Catálogo General de Caballeros y Damas de la Real Maestranza de Caballería de Granada (1686-1995), Granada, Editorial Comares, 1995, pág. 156; A. de Ceballos-Escalera y Gila, La Orden Real de España (1808-1813), Madrid, Editorial Montalvo, 1997, pág. 75; J. M. de Francisco Olmos, Los miembros del Consejo de Hacienda (1722-1838) y organismos económico-monetarios, Madrid, Castellum, 1997, pág. 290; A. de Ceballos-Escalera y Gila, La Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, Madrid, Palafox y Pezuela, 1998, págs. 123-124; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, págs. 586-589; J. R. de Urquijo y Goitia, Gobiernos y ministros españoles (1808-2000), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001, pág. 23.

 

Manuel A. González Fuertes

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