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Beata María Luisa de Jesús

Biografía

Girón Romera, María Luisa. Beata María Luisa de Jesús. Bujalance (Córdoba), 27.VIII.1887 – Valencia, 8.VIII.1936. Escolapia (SChP), educadora, mártir, beata.

Nació en el seno de una familia andaluza de clase media baja, culta, formada por Andrés Girón, empleado del Registro Civil, y Sofía Romera, perteneciente a la familia de mejor posición económica y social de Bujalance, grandes terratenientes con cortijos y extensas dehesas para pastos y caza. María Luisa era la primogénita de cinco hermanos. En 1891, a los cuatro años, ingresó en el colegio escolapio de la ciudad, en la clase de párvulas. Estuvo en el colegio hasta los diecisiete años, cursando el ciclo de enseñanza primaria, completada por el estudio del Francés, Música, Dibujo, Pintura, Labores, Bordados y Encajes. Fue una alumna brillante en las materias de letras y en las artísticas. Por su ejemplar actuación y estudio, pronto pudo pertenecer a la asociación de las Hijas de María. Cuando salió del colegio, su campo de acción, de 1904 a 1915, estuvo centrado en su familia, el trabajo y la parroquia. Se comportaba como una joven cristiana muy normal y orientaba su vida al matrimonio. Al morir su padre, en 1913, colaboró con su trabajo a la economía familiar, pues sus hermanos menores estaban terminando los estudios.

A los veintisiete años sintió la llamada del Señor a la vida religiosa. Ingresó en el noviciado de Carabanchel (Madrid), en noviembre de 1915. Vistió el hábito escolapio el 19 de marzo de 1916, con el nombre de María Luisa de Jesús. Durante los dos años de noviciado profundizó en la vida de seguimiento de Jesús, los votos, la vida de oración. Se dedicó, pues, íntegramente a su formación espiritual y pedagógica y estudió con interés la vida y virtudes de santa Paula Montal y de san José de Calasanz. Emitió su profesión religiosa el 31 de marzo de 1918.

El primer destino fue el colegio de Carabanchel (1918-1919). Se encargó de las clases de letras de las alumnas de magisterio, bachillerato y comercio, y de la formación y cuidado de un grupo de internas. Madre María Luisa dedicó todos sus esfuerzos para el mayor aprovechamiento intelectual y espiritual de las alumnas. En el verano de 1919 asistió en Carabanchel al curso de formación permanente. Y el 22 de septiembre viajó a Valencia, a cuyo colegio iba destinada. Madre María Luisa se incorporó a las clases con las alumnas de magisterio y bachillerato, especialmente estuvo dedicada a las de magisterio y muy entusiasmada de aquel trabajo con las futuras maestras.

Apenas acabado el curso, le dieron su nuevo destino en la isla de Cuba. El 25 de julio de 1920 embarcó en Barcelona, en el buque Montevideo, junto con otras escolapias. En Cádiz se completó la expedición. Tras un mes de travesía, el 26 de agosto llegaron al puerto de La Habana. Madre María Luisa, que iba a la nueva fundación de Cárdenas, se quedó destinada en el colegio de La Habana (1920-1929) y se encargó de las materias de letras de las alumnas mayores. Durante los diez años que permaneció en el colegio de La Habana su proyección apostólica fue muy grande en las clases y a través del trabajo de catequesis, tan urgente en la isla. En 1929, al terminar el curso, fue destinada al colegio de Guanajay. En él madre María Luisa gastó lo mejor de sus dotes pedagógicas, con las alumnas de los últimos cursos de primaria y de bachillerato. A partir de 1931 se conoce su preocupación por la inestabilidad política de Cuba y de España.

En junio de 1934, con sorpresa, recibió la noticia de su inesperado retorno a España. El 22 de agosto embarcó en el buque Marqués de Comillas rumbo a Barcelona. Allí se le comunicó su destino al colegio de Valencia. El 16 de septiembre viajó a la ciudad. Madre María Luisa se incorporó en octubre a las clases de letras de primera y segunda enseñanza. Como en su primera estancia supo adaptarse al carácter de las niñas valencianas y dedicó mucho tiempo a la formación humano-cristiana de las mismas y a un cuidado esmerado en la catequesis.

La vida de madre María Luisa Girón estuvo marcada entre 1931 y 1936, en Cuba y en España, por peligros y riesgos que acabaron en persecución. Pues si difíciles habían sido los tres últimos años en Cuba, a su regreso a España, 1934, el horizonte socio político estaba revuelto, y muy revolucionario en 1936. Ante esta realidad, la serenidad y confianza en la voluntad de Dios de madre María Luisa eran notorias y causaban admiración en sus hermanas escolapias. Y con ese mismo ánimo se mantuvo cuando al 19 de julio de 1936 tuvo que abandonar el colegio y refugiarse con siete escolapias más en un piso cercano. Al amanecer del 8 de agosto, unos milicianos las despertaron violentamente con fuertes golpes en la puerta, con la falsa acusación de que habían sido denunciadas y debían ir a declarar al Gobierno civil.

Su destino y el de cuatro escolapias más fue el martirio en las playas de El Saler. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II, en Roma, el 11 de marzo de 2001.

 

Bibl.: L. Turull, Días de expiación, Córdoba, 1937 (texto mecanografiado); T. Serra [“Girón Romera, María Luisa”], en Escolapias, Datos para nuestra historia, Zaragoza, El Noticiero, 1971, págs. 27, 235-236; Positio super martyrio, Roma, 1991; M. Nieto Cumplido, “María Luisa Girón”, en Persecución religiosa en Córdoba, 1931-1939, Córdoba, 1998; M.ª L. Labarta, M.ª Luisa Girón, cordobesa y mártir, Roma, 2001; Educadoras y mártires, escolapias, 1936, Roma, 2001.

 

María Luisa Labarta Araguás, SChP

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