Ocampo, Gonzalo de. Cáceres, c. 1487 – México, p. m. s. xvi. Conquistador, encomendero y esclavista, fundador de la ciudad de Nueva Toledo (actual Cumaná).
Era hijo de García de Ocampo. Debió de nacer en torno a 1487, pues, en 1529, en un juicio contra Pedro de Alvarado, declaró tener cuarenta y dos años.
Junto a sus hermanos, Sebastián y Juan, se embarcó para La Española en la flota de Nicolás de Ovando, que arribó a Santo Domingo en mayo de 1502. En esta isla participó en su pacificación, asentándose en la villa de La Buenaventura. Se sabe que, en 1512, compró en Santo Domingo setenta y cinco indios esclavos, la mitad de los que trajo una de esas armadas de rescate que financiaban los propios oficiales reales. En 1514 recibió una encomienda de cincuenta y seis indios en el cacique Alonso de Ojeda, situada en la villa de La Buenaventura.
En 1517 fue uno de los interrogados por los jerónimos, situándose en la línea de los encomenderos y afirmando que los indios no eran capaces de vivir en libertad.
A principios de 1521, el almirante Diego Colón lo envió como capitán al frente de una expedición de trescientos españoles que debían aplastar un alzamiento de los indios de Cumaná, en la actual Venezuela. Éstos habían asesinado a los franciscanos del Monasterio de Chiriviri, en Maracapana, y a otros españoles, entre ellos al conquistador Alonso de Hojeda. La expedición partió de Santo Domingo entre el 27 y el 29 de enero de 1521 con el objetivo de someter a los indios tagares, de la región de Maracapana. Según Fernández de Oviedo, los españoles simularon que venían de Castilla y que no sabían nada de la matanza de los españoles. Así, se ganaron la confianza de los indios y pudieron prender y ajusticiar a los cabecillas. Otros muchos fueron cautivados y remitidos en tres viajes a Santo Domingo para su subasta pública. Según Carlos E. Deive, se vendieron al menos trescientos noventa indios esclavos, por lo que, teniendo en cuenta la alta mortalidad en la travesía, se debieron capturar varios centenares más. Seguidamente, fundó una fortaleza a la que llamó Nueva Toledo, y firmó las paces con un cacique llamado Don Diego. Al año siguiente, pacificada la tierra, fundó la villa de Nueva Toledo en Cumaná. Tras varias vicisitudes y después de cambiar en varias ocasiones de nombre, actualmente es la ciudad de Cumaná, en el estado de Sucre.
A principios de 1522, Gonzalo de Ocampo se encontraba de regreso en Santo Domingo. Pero poco le duró la tranquilidad, pues inmediatamente después entró al servicio de su amigo y pariente Francisco de Garay, como su maese de campo.
En 1523, acompañó a Garay en las campañas contra los indios del Pánuco y del río de las Palmas. Allí, quería establecer Garay su gobernación, que él pretendía llamar Victoria Garayana. Envió a Gonzalo de Ocampo a la villa de Santiesteban para que se entrevistase con el teniente de Cortés, Pedro de Vallejo. Pese a sus dotes diplomáticas, Hernán Cortés se personó con ciertas capitulaciones que obligaron a Ocampo y a Garay a retirarse de aquellos territorios. Pese a ello, Gonzalo de Ocampo decidió quedarse en territorio novohispano, participando en los disturbios promovidos por Salazar y Peralmíndez.
En la primera acta conservada del Cabildo de México, fechada el 8 de marzo de 1524, aparecía el cacereño como uno de los regidores. Desde este momento se le pierde el rastro.
Pese a que fue un traficante de esclavos, paradójicamente tuvo cierta amistad con el defensor de los indios, Bartolomé de Las Casas. A decir del propio dominico, el cacereño era una persona de “conversación amigable y en sus dichos y habla era graciosísimo”.
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Esteban Mira Caballos