Guim Molet, Juan. Vallfogona de Riucorb (Tarragona), 3.IX.1873 – Sant Cugat del Vallés (Barcelona), 20.II.1959. Jesuita (SI), superior, visitador de misiones, fundador de hospitales-residencias cottolengos.
Fue hijo menor de una familia trabajadora formada por otro hermano y dos hermanas. Tras estudiar en el seminario de Vic, trató con los jesuitas y decidió marchar a su noviciado de Veruela (Zaragoza) en 1891.
Allí recibió la formación espiritual propia de tiempos recios. Tras estudiar las Humanidades (1893-1896), fue enviado a Exaten (Holanda), para aprender el alemán con los jesuitas exiliados de su patria. Luego acabó Filosofía en Veruela y Tortosa (1899-1904), estudió Teología y, ya sacerdote (1907), terminó en Manresa su formación (1908-1909), incorporándose definitivamente a la Orden (1910) y fue profesor de Lenguas Clásicas en Veruela.
Su rumbo cambió al ser nombrado secretario del provincial (1910). Encargado de la Asociación de Emigrantes San Rafael, en Madrid, los visitó en sus “colonias” de varios países de América (1914).
Vuelto a España, fue maestro de novicios en Gandía (1915-1919) y de nuevo visitador, ahora de los jesuitas en Filipinas, Japón y China, para reestructurar su trabajo pastoral en Asia. Como provincial de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca (1920- 1926), llevó a los misioneros españoles desde Filipinas hasta la India (1921) en un momento en que España estaba afectada por la inestabilidad sociopolítica y por la Guerra de Marruecos. La dictadura de Primo de Rivera (1923) despertó en Cataluña tensiones con los jesuitas regionalistas, como Ignacio Casanovas, José María Pijoan y J. María March.
Guim Molet medió y, al no lograrse la solución, presentó su dimisión al padre general Ledochowsky, la cual no fue aceptada. Como la tensión no se calmaba, fue el mismo superior general quien visitó, en persona, Cataluña (1929), al parecer por petición del rey Alfonso XIII. Al fin se impusieron los criterios moderados de Guim Molet, que luego pasó a visitar el “solar español” de Burdeos (1926) y fue superior de la residencia-colegio de Barcelona (1927).
Allí le sorprendió la Segunda República (1931) y la posterior expulsión de la Compañía (1932). Disueltos los jesuitas, Guim Molet se quedó clandestinamente en la ciudad; fue nombrado viceprovincial en la Guerra Civil y sería punto de referencia de todos sus compañeros que vivían y trabajaban de incógnito. Logró contactar, poniendo en peligro su propia vida, con muchos de los que estaban dispersos, enterándose de la muerte violenta de algunos. Aunque amenazado y refugiado de casa en casa, supo atender a los enfermos más graves y visitó a otros, detenidos en las cárceles. Tras caer Barcelona en poder de las tropas nacionales en 1939, recuperó el colegio y el templo de su residencia, poniéndolos nuevamente en funcionamiento. Designado vicesuperior en la nueva situación sociopolítica (1940-1942), fue luego acompañante espiritual de los jóvenes filósofos y teólogos, vueltos del exilio a Sarriá, donde realizó una labor excelente.
Poco después, asistió como delegado provincial al Capítulo (Congregación) General que eligió, tras la pausa de la Segunda Guerra Mundial, al nuevo prepósito general, Juan B. Janssens (1946-1964). Éste nombró a Guim, inesperadamente, provincial de la provincia Bética. La razón de tal medida fue serenar el rebrote “integrista local”, propagado entre algunos sectores con cierto riesgo de divisiones internas.
Su gobierno en Andalucía (1947-1950) fue, por lo general, acertado y prudente, no obstante el esfuerzo de acomodación que le supuso, a su edad, tener que conocer nuevos ambientes y personas. Para ello usó su anterior experiencia con el catalanismo, volviendo a ejercer su acostumbrada moderación. Vuelto a su anterior cargo, continuó su ejemplar entrega a los pobres.
Fundó cinco hospitales-asilos de incurables, llamados cottolengos, en Barcelona, Valencia, Santiago, Madrid y Las Hurdes, según el ejemplo iniciado por su compañero Jacinto Alegre (1874-1930), a su vez inspirado en la Casa de la Providencia, obra de san José Benito Cottolengo (1786-1842) de Turín, de donde toman el nombre. La muerte repentina sorprendió al consejero, superior y amigo de los pobres en su nueva casa de Sant Cugat del Vallés (Barcelona), trasladada desde Sarriá, donde continuaba ejerciendo su apostolado con los compañeros más jóvenes. Dejó el recuerdo de un religioso cabal.
Obras de ~: Documentación, correspondencia y publicaciones [Archivos de las dos provincias: Bética, Granada y Tarraconense, Sant Cugat del Vallès (Barcelona)].
Bibl.: J. Segarra, Semblanza espiritual del P. Juan Guim SI, Barcelona, 1974; B. Llorca, Juan Guim Molet, Barcelona, Provincia Tarraconense SI, 1979; Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico Temático, vol. II, Roma-Madrid, Instituto Histórico de la Compañía de Jesús-Universidad Pontificia de Comillas, 2001.
Manuel Alcalá, SI