Dressel, Heinrich. Roma (Italia), 16.VI.1845 – Teisendorf bei Reichenhall, Baviera (Alemania), 17.VII.1920. Historiador, epigrafista, numismático.
Hijo del doctor Albert Dressel (Neuhaldensleben, Magdeburg, 9 de julio de 1808 – 8 de julio de 1875), instalado en Roma como secretario de K. von Bunsen, representante de Prusia ante el Vaticano, filólogo, editor de la Patrum apostolicorum opera (1857-1863), y de Anna Baldassari (Roma, 1810-1883).
Pasó su infancia y juventud en Roma educado por su padre. Desde muy joven mostró su afición por coleccionar monedas y pequeños objetos, lo que le familiarizó con lo que más tarde sería su gran especialidad, el estudio de la epigrafía del llamado instrumentum domesticum, las pequeñas inscripciones marcadas sobre objetos de uso. A los veintitrés años se trasladó a Berlín, donde obtuvo el certificado de madurez en el Friedrichswerdersche Gymnasium (9 de septiembre de 1868). Estudió en la Universidad de Berlín (1968-1869) siendo alumno de Mommsen y Curtius.
En 1870, la Universidad de Berlín premió un trabajo suyo sobre las fuentes del epítome de Aurelius Victor.
En diciembre de 1871 vuelve a Roma. La Academia de Berlín premió en 1873 su trabajo sobre las fuentes de los Orígenes de San Isidoro. Trabajo que fue presentado, en parte, como disertación doctoral en la Universidad de Göttingen, en la que obtiene el título de doctor in absentia en 1874. Entre 1874 y 1878 trabajó, bajo la dirección de Mommsen en la recogida de material para los volúmenes IX y X del Corpus Inscriptionum Latinarum. Mommsen, parco en alabanzas a sus alumnos, dedica unas entrañables palabras, en la introducción al CIL IX, encomiando la labor de Dressel. En 1877 realiza un viaje a Atenas y el Peloponeso y es nombrado miembro del Instituto Arqueológico Alemán de Roma. En 1878 es designado profesor en la Universidad de Roma. A partir de 1878 se dedica al estudio de los materiales del monte Testaccio (Roma), y de las ánforas halladas en el foso del Castro Pretorio en Roma. En 1884 se publicó en Roma la obra de Caetano Marini, Inscrizioni antiche doliari, editada por G. B. de Rossi con anotaciones de H. Dressel.
En 1885, después de la muerte de su madre, a la que se hallaba muy vinculado, acepta un puesto en la sección de Antigüedades del Gabinete Numismático del Museo de Berlín, del que llegará a ser director en 1898. Durante dos décadas es el coeditor del Zeitschrift für Numismatik. En 1902 es nombrado miembro de la Academia de Berlín, donde recibe el encargo de editar el Corpus Nummorum Antiquorum, del que, a pesar de las dificultades, consiguió publicar tres fascículos. En Berlín se dedicará también a finalizar la edición del volumen XV del CIL, dedicado al instrumentum domesticum de Roma, publicado en dos volúmenes en 1891 y 1899. El primero dedicado a los sellos en ladrillos y el segundo, en el que el material del Testaccio ocupa una amplia posición, al resto de los materiales, trabajo que, en parte quedó inconcluso, hasta 1975 no se publicó su obra sobre la epigrafía de los sellos en bronce (CIL.XV,II, fascículo II). El 1 de octubre de 1919 se jubila, retirándose al sanatorio de Reichenhall; desde principios de año tenía grandes molestias debidas a una lesión en la columna vertebral producida por una caída, que no fue atendida debidamente en su momento. Aunque fue operado en Múnich “demasiado tarde”. Acompañado por dos viejas amigas, muere en Teisendorf y es enterrado en el cementerio del monasterio de St. Zeno.
Si en Roma mantuvo una vida activa y con amplias relaciones dentro del Instituto Germánico, en Berlín Dressel no llegó a integrarse en el conjunto de la vida social ni académica. Una carta de Hülsen (Roma, 9 de febrero de 1888), respuesta, sin duda, a algunas lamentaciones que le contaba Dressel en la suya, le recuerda que hizo mal en irse a Berlín. En Roma se hubiese mantenido dentro de un ambiente más familiar e inquieto científicamente, vinculado a la edición de los diversos corpora epigráficos. Como señala Dragendorff en su nota necrológica, Dressel, que se mantuvo soltero, era casi un desconocido para los colegas berlineses, pues sólo mantuvo un reducido círculo de amistades, entre las que era muy apreciado. Si bien en Berlín era un hombre poco conocido, obtuvo un gran reconocimiento internacional por su trabajo: en 1897 obtuvo el título de profesor. En 1896 fue nombrado correspondiente de la Academia Pontificia de Arqueología. Miembro ordinario del Instituto Arqueológico de Viena en 1902. Miembro de Honor de las sociedades numismáticas de Londres (1898) y Viena (1908), pero, como dice su biógrafo y alumno K. Regling, disfrutaba más que con los títulos con cualquier pequeño descubrimiento.
A su muerte legó sus bienes al Museo de Berlín, y éste corrió con los gastos de erigirle una tumba. Desgraciadamente, durante los bombardeos de Berlín en la Segunda Guerra Mundial, desapareció casi la totalidad de su legado. En el archivo del gabinete numismático de Berlín se conserva un volumen de sus colectanea, el volumen recoge ejercicios de clase de su tiempo de estudiante, lo que demuestra lo minucioso de su carácter, entre estos ejercicios se encuentra uno con el título De genere vitae quod mihi elegi, donde declara su interés por el estudio de las antigüedades desde su infancia.
Su vida científica puede dividirse en dos grandes bloques: sus estudios de epigrafía, a los que se dedicó fundamentalmente en su etapa romana, y los estudios numismáticos que le ocuparon su estancia en Berlín.
Aquí se detallarán sólo los aspectos de mayor relevancia de la obra de Dressel vinculados con la historia y la arqueología hispana: el descubrimiento científico del monte Testaccio (Roma).
El Testaccio, un extraño montículo de casi mil metros de perímetro y una altura próxima a cincuenta metros, situado en la antigua zona portuaria de Roma, había llamado siempre la atención de los romanos y de quienes se ocupaban de su historia. Muchas teorías intentaban explicar su origen, la más refinada de ellas la que afirmaba que el Testaccio estaba formado por los restos de las vasijas en las que llegaban a Roma los tributos pagados por las provincias del imperio.
En la segunda mitad del siglo xix, algunos investigadores habían comenzado a prestar atención al monte, en particular el padre L. Bruzza, que había recogido un gran número de fragmentos con inscripciones impresas en el barro antes de la cochura, lo que se denomina “sellos” y algún pequeño fragmento con restos de una inscripción pintada con tinta negra sobre las paredes del vaso, los llamados tituli picti. Dressel, apenas vuelto a Roma, a inicios de 1872, decide estudiar sistemáticamente el Testaccio, para ello divide la superficie del monte en una serie de sectores y anota no sólo el sector del que recoge cada inscripción, sino también la altura a la que se encuentra en las vertientes del monte, señala, además, si el material se halla in situ o si es material removido. Aplicando este sistema, Dressel consigue definir la posición relativa de cada uno de los sellos que encuentra, lo que le permite relacionar y comprender la distribución del material en la superficie del monte. Si bien había recogido un gran número de sellos, no conseguía hallar inscripciones pintadas. Por suerte, en el otoño de 1873 le sorprende una fuerte lluvia estando en el monte y, al humedecerse los tejos, pudo ver las inscripciones pintadas que tanto ansiaba encontrar. También a finales de 1873 se realiza una serie de sondeos en los horti Torlonia, la zona situada al norte del Testaccio en la que se comenzaba a establecer lo que ahora es el barrio del Testaccio, estos sondeos pusieron a disposición de Dressel abundante material escrito, que él puso en relación con los del Testaccio. Los resultados del trabajo de Dressel, publicados en 1878, y la espectación que levantaron hicieron que la Comisión Arqueológica del Ayuntamiento de Roma decidiera excavar en el Testaccio, trabajo encomendado a Bruzza y a Dressel, cuyos resultados se publicaron en el CIL. XV/II.
Dressel supo describir el proceso de formación del monte, afirmando que las descargas habían sido hechas con cierto orden. Determinó, gracias a las inscripciones pintadas, que la mayoría de las ánforas del Testaccio procedían de la Bética y que llegaron allí conteniendo aceite de oliva. Además, las inscripciones sobre las ánforas contenían entre sus datos la fecha consular en la que fue expedida, con lo cual, hecho único en el mundo romano, podían obtenerse series de documentos datados con precisión absoluta, de modo que el Testaccio, un vertedero para los romanos se convirtió para la ciencia moderna en el mejor archivo económico del mundo romano.
Dressel, gracias al estudio de las ánforas halladas en el Testaccio y en el castro pretorio estableció las bases de la moderna anforología y, en gran medida, las bases para el desarrollo de los estudios de economía romana a partir de materiales arqueológicos. Como señala Dragendorff, sólo el historiador que a la vez era epigrafista, sólo el epigrafista que a la vez era arqueólogo, pudo desarrollar un método de trabajo tan refinado, tan sistemático, que cien años después de la edición de sus trabajos, apenas se pueden añadir algunas novedades y precisiones metodológicas.
Obras de ~: De Isidori originum fontibus, Torino, 1874; “Ricerche sul monte Testaccio”, en Annali dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 1878, págs. 118-192; “Di un grande deposito di anfore rinvenuto nel nuovo quartiere del castro pretorio”, en Bullettino della Commissione Archeologica Comunale di Roma, 1879, págs. 36-112 y 143-196; “La suppellettile dell’antichissima necropoli esquilina, parte I”, en Annali dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 1879, págs. 253-259; “La suppellettile dell’antichissima necropoli esquilina, parte II”, en Annali dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 1880, págs. 265-342; “Di una antichissima iscrizione latina grafitta sopra vaso votivo rinvenito in Roma”, en Annali dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 52 (1880), págs. 158-195; “La suppellettile dell’antichissima necropoli esquilina, parte III”, en Annali dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 1882, págs. 5-58; “Osservazioni intorno ai bolli dei mattoni urbani”, discorso letto nell’ adunanza solenne dell’ Instituto intitolata all’ anniversario della fundazione di Roma al dí 17 aprile 1885, en Bulletino dell’Instituto di Correspondenza Archeologica, 1885, págs. 99-110; Untersuchungen über die Chonologie der Ziegelstempel der gens domitia: Wilhelm Henzen zur Feier seines LXX Geburtstages in dankbarer Verehrung gewidmet, Berlin, 1886; “Scavi sul Monte Testaccio”, en Bullettino della Commissione Archeologica Comunale di Roma, 1892, págs. 48-53; “Le lucerne della collezione Passeri nel Museo di Pesaro”, en Bolletino dell’ imp. Istituto archeologico germanico, 7 (1892), págs. 144-157; “Aus dem Bonner Provinzialmuseum, I (Beschlag einer römischen Schwertscheidde), II (Eine Amphora aus Spanien mit latreinischen Inschriften), III (Ein Kassenschlüssel aus dem Römerlager bei Neuss), IV (Gewandnadeln mit Fabrikmarke), V (Epigraphische Miscellen), en Bonner Jahrb., 95 (1894), págs. 61-87; Corpus Inscriptiomun Latinarum, XV, Berlin, 1891, 1898, 1975; “Antrittsrede des Hrn Dressel [und] Erwiderung von Hermann Diels. Berlin 1902”, en Sitzungsberichte der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, 1902, II, págs. 789-791; “Erwerbungen des Königlichen Münzcabinets in den Jahren 1898-1900 (antike Münzen)”, en Zeitschrift für Numismatik, 24 (1903), págs. 17-104; “Theodor Mommsen [Nachruf]”, en Zeitschrift für Numismatik, 24 (1903), págs. 367-376; “Ludi decennales auf einem Medaillon des Pius”, en Beiträge zur alten Geschichte und griechisch-römischen Altertumskunde, Berlin, 1903, págs. 280-285; “Das Tempelbild der Athenea Polias auf den Münzen von Priene”, en Sitzungsberichte der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, 1905, I, págs. 467-476; Fünf Goldmedaillons aus dem Funde von Abukir, Abhandlungen der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften. Phil.-hist.Kl., 1906, 2; “Der Matidiatempel auf einem Medaillon des Hadrianus”, en Corolla numismatica, Oxford, 1906, págs. 16-28; “Errata-corrige”, en Zeitschrift für Numismatik, 27 (1908), págs. 137-157; “Das Iseum Campanense auf einer Münze des Vespasianus”, en Sitzungsberichte der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, 1909,1, págs. 640- 648; “Die Athena auf der Münze des Prafecten C. Clovius”, en Zeitschrift für Numismatik, 28, 1910, págs. 365-367; Die römischen Medaillone des Münzkabinetts der Staatlichen Museen zu Berlin. Bearb. Von Kurt Regling, Zürich, 1972, 1973.
Bibl.: Noticias, “Noticias bibliográficas. E. Dressel.-Richerche sul monte Testaccio.-Monografía publicada en el tomo L de los Annali dell’ Instituto di corrispondenza archeologica”, en Boletín Histórico, II, Madrid, 1881, págs. 55-56; “Heinrich Dressel”, Berliner Museen. Berichte aus den Preuszischen Kunstsammlungen, 46/6, agosto-septiembre de 1920, págs. 235-240; H. Dragendorff, “Gedächtnisrede auf Heinrich Dressel”, en Sitzungsberichte der Königlich Preussischen Akademie der Wissenschaften, Berlin, 1921, I, págs. 487-491; K. Regling, “Heinrich Dressel”, en Zeitschrift für Numismatik (Berlin), 33 (1922), págs. 1-18; P. Lederar, “Professor Dr. Heinrich Dressel”, en Berliner Munzblätter, NF. VII, septiembre- octubre de 1920 (Berlin, 1922), págs. 97-99; K. Regling, Die Münzen von Priene. Mir Benutzung der Vorarbeiten von Heinrich Dressel, Berlin, 1927; P. R. Franke, “Dressel”, en Neue Deutsche Biographie (München), 4 (1959), págs. 111- 112; L. Wickert, Beiträge zur Geschichte des Deutschen Archäologischen Instituts von 1879 bis 1929, t. 2, Mainz, 1979, pág. 171; H-W. Thide, “Zum numismatischen Briefwechsel Julius Friedländers, Alfred von Sallets und Heinrich Dressel mit Theodor Mommsen”, en Berliner Numismatische Zeitschrift, 1979, págs. 77-83; M. Blech, “Heinrich Dressel”, en Producción y comercio del aceite en la Antigüedad. I Congreso Internacional (Madrid 1978), Madrid, 1980, págs. 13- 18; M. Buonocuore, “Giovan Battista de Rossi e l’Istituto Archeologico Germanico de Roma (Codici Vaticani Latini 14238-14295)”, en MDAIR, 103 (1996), págs. 295-314; J. Remesal Rodríguez, “Oleum baeticum. Consideraciones y propuestas para su estudio”, en Ex Baetica amphorae, I, Écija, 2000, págs. 373-392; M. Blech, Theodor Mommsen e gli studi sul mondo antico. Dalle sue lettere conservate nella Biblioteca Apostolica Vaticana, Napoli, 2003.
José Remesal Rodríguez