Río y Lara, Luis. Brihuega (Guadalajara), 6.VII.1855 – 1939. Médico.
Nació en el seno de una familia acomodada. En 1871 empezó la carrera de Medicina en Madrid aconsejado por Pedro González de Velasco, fundador del Museo Antropológico y de la Escuela Práctica Libre Española de Medicina y Cirugía.
En 1874 ingresó por oposición como practicante interno del Hospital de la Princesa de Madrid. Ese mismo año cayó gravemente enfermo de tifus en el curso de una epidemia que llenó las salas del hospital en el que prestaba sus servicios.
González de Velasco le nombró su ayudante de disección cuando inauguró su Museo durante el curso 1874-1875. En 1875, un año antes de terminar sus estudios, decidió abandonarlos e ingresar en el Ejército.
La muerte de su padre le hizo mudar de opinión, licenciándose en medicina en 1876. Nada más terminar sus estudios obtuvo una plaza de practicante de la Beneficencia Municipal de Madrid, cargo que apenas desempeñó unos meses antes de trasladarse a su pueblo natal, Brihuega, en donde ejerció la Medicina entre 1876 y 1886. Durante la epidemia de cólera de 1885 fue nombrado delegado especial del Gobierno en Brihuega con el fin de realizar el seguimiento de la enfermedad.
En el curso 1886-1887 se matriculó en las asignaturas del doctorado en Madrid. Los brillantes resultados alcanzados en una de ellas, Química Biológica, hicieron que el catedrático encargado de la misma, Joaquín Olmedilla y Puig, le propusiera como ayudante honorario de la asignatura, puesto que desempeñó hasta 1888 en la Facultad de Farmacia de Madrid.
En 1887 fue nombrado, asimismo, ayudante honorario del Laboratorio de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina madrileña, a propuesta del catedrático de la materia Aureliano Maestre de San Juan. Dos años después pasó a desempeñar el mismo cargo de manera interina y el 19 de febrero de 1890 obtuvo la plaza por oposición. Al enfermar Maestre, Río y Lara fue su ayudante de clases prácticas hasta el año siguiente, en que obtuvo la Cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de Cádiz, perteneciente a la Universidad de Sevilla. En esta facultad tan sólo permaneció de junio a noviembre, mes en que por concurso de traslado pasó a Zaragoza. Allí desarrolló una intensa actividad profesional. Creó en su cátedra un laboratorio histoquímico y microbiológico, en el que aunó la docencia con la investigación. Expuso los resultados de su trabajo en varios congresos, destacando su participación en el IX Congreso Internacional de Higiene y Demografía (1900), en donde recibió una importante distinción honorífica y en el I Congreso Nacional contra la Tuberculosis (1908), en el que propuso que la venta de leche la realizaran los ayuntamientos, con el fin de garantizar que fuera apta para el consumo. Durante su estancia en Zaragoza ejerció asimismo la medicina privada, alcanzando una gran reputación como cirujano.
En 1923 tomó posesión de la Cátedra de Histología e Histoquímica normales y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de Madrid, cargo en el que sustituyó a Santiago Ramón y Cajal y en donde, dos años después, terminó su vida universitaria, un tanto oscurecida en este último período por la figura de su predecesor.
Murió en su pueblo natal, Brihuega, en 1939.
Las publicaciones de Río y Lara, muy numerosas, aparecieron durante sus años de estancia en Zaragoza.
Entre ellas destaca un manual sobre Técnica Micrográfica General, publicado en 1893 y prologado por Santiago Ramón y Cajal, en el que reunió todos los métodos y materiales utilizados en su época en los laboratorios de Histología y Bacteriología, sus trabajos acerca de los primeros casos de actinomicosis estudiados en España (1900) y, sobre todo, su excelente manual Elementos de microbiología para uso de estudiantes de Medicina y Veterinaria (1898), el primer libro de texto español dedicado exclusivamente a la Microbiología, ya separada por completo de la Anatomía Patológica.
Con este manual, su autor persiguió varios objetivos. En primer lugar, cubrir el vacío existente en cuanto a obras de Microbiología nacionales, ya que hasta entonces la dependencia de las publicaciones extranjeras era absoluta. Al mismo tiempo, intentó derribar la barrera entre la medicina de los médicos y la de los veterinarios, con el fin de estimular el método experimental comparativo. Defendió asimismo la separación entre la Microbiología y la Anatomía Patológica, basándose en las técnicas cada vez más diferentes de ambas disciplinas. Por último, se propuso difundir los nuevos descubrimientos microbiológicos, especialmente entre los estudiantes de medicina y veterinaria, a quienes va dedicada esta obra. Río y Lara alude en ella casi exclusivamente a los defensores decimonónicos del contagio animado, sin apenas citar a sus precursores y se centra en las descripciones morfológicas de los microbios y en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Constituye en definitiva la obra de un hombre formado con los mejores representantes de la nueva medicina de laboratorio en España y buen conocedor de las nuevas técnicas de laboratorio.
La labor de Río y Lara como bacteriólogo ha quedado oscurecida por su intensa actividad en el campo de la Anatomía Patológica y los muchos años pasados en Zaragoza, lejos de los principales núcleos de actividad científica de la época en España, Madrid y Barcelona.
Su breve estancia en Madrid al final de su vida académica no tuvo especial relevancia ya que el recuerdo de su antecesor en la cátedra, Ramón y Cajal, estaba todavía muy vivo. Su muerte durante la Guerra Civil, que él vivió en el lado republicano, fue significativamente silenciada y su obra cayó en el olvido.
Obras de ~: Manual de Técnica Micrográfica General, Madrid, 1893; Elementos de Microbiología para uso de estudiantes de Medicina y Veterinaria, Zaragoza, 1898; Las células gigantes, Zaragoza, 1898; Los primeros casos de actinomicosis estudiados en España, Zaragoza, 1900; “¿Se debe prohibir en absoluto, como alimentación del hombre, el uso de la carne y de la leche procedentes de animales tuberculosos, cualquiera que sea el estado de éstos?”, en La Veterinaria Española, 46 (1903), págs. 18 y ss.; “¿Qué medidas profilácticas más urgentes deben proponerse a los Poderes públicos para hacer efectiva la inspección de la leche destinada al consumo público?”, en: Primer Congreso Nacional contra la Tuberculosis celebrado en Zaragoza del 2 al 6 de octubre de 1908, vol. I, Zaragoza, 1912, págs. 386-388.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, Expediente administrativo de Luis del Río y Lara.
F. Calatraveño, “El Dr. del Río y Lara”, en La Correspondencia Médica, 34 (1900), págs. 205-206; R. Ballester, “Río y Lara, Luis del”, en VV. AA., Gran Enciclopedia Aragonesa, vol. X, Zaragoza, ed. Unali, 1988-2001; F. Zubiri Vidal, Historia de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, Zaragoza, Real Academia de Medicina, 1976, págs. 221-223; M. J. Báguena Cervellera, “Río y Lara, Luis”, en J. M. López Piñero, Th. Glick, V. Navarro Brotons, E. Portela Marco (dirs.), Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, vol. II, Barcelona, Ed. Península, 1983, págs. 233-234; M. J. Báguena Cervellera, “Luis del Río y Lara y la constitución de la microbiología médica en España”, en Asclepio, 40 (1) (1988), págs. 375-393; “La histología en España en el siglo XIX (4)”, en Termila, 14 (2003).
María José Báguena Cervellera