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Juan Pérez de Tolosa

Biografía

Pérez de Tolosa, Juan. Vizcaya, p. t. s. XVI – Los Remedios de Riohacha (Colombia), I.1549. Primer gobernador y capitán general español de Venezuela tras el gobierno de los Welzer y juez de residencia de la misma provincia.

Se desconoce su biografía antes de su llegada a América, incluidos su fecha y lugar de nacimiento. En la Relación de fray Froilán se afirma que era vizcaíno, aunque usualmente se le consideraba segoviano.

Desde luego era jurista y de algún renombre, dado que se le escogió para desempeñar unas comisiones de enorme importancia, como fueron: en primer lugar, esclarecer los gobiernos que se habían sucedido en Venezuela durante el período alemán de los Welzer, cometido en el que había fracasado la Audiencia de Santo Domingo y que habían dejado el territorio conmocionado; en segundo lugar, imponer en dicho territorio las Leyes Nuevas de 1542, que había suprimido la esclavitud del indio; y en tercer lugar, organizar la colonización de dicho territorio, que prácticamente carecía de centros poblacionales, pese a ser uno de los primeros que se descubrieron (1497). Por cédula de 12 de septiembre de 1545 fue nombrado juez de residencia para la provincia de Venezuela y Cabo de la Vela, así como su gobernador por dos años, con jurisdicción civil y criminal. La residencia debía durar menos de noventa días. Pérez de Tolosa sugirió que se le trasladara a otro lugar donde hicieran más falta sus servicios, pues Venezuela tenía pocos pobladores, pero el Consejo insistió en el nombramiento el 27 de noviembre de 1545 argumentando la necesidad que había en Venezuela de “persona que la gobierne y ponga en toda buena orden”, demostrando así que su persona había sido escogida meditadamente. Hay que recordar que la provincia no tenía apenas ciudades, salvo Coro, Maracaibo y El Tocuyo recién fundado, como consecuencia de las continuas expediciones en busca de El Dorado, que prodigaron los gobernadores alemanes. La necesidad de poder disponer de soldados para las exploraciones había entorpecido el asentamiento territorial.

Pérez de Tolosa partió rápidamente de España y llegó a Santo Domingo (en el mismo viaje iba Diego de Losada, el futuro fundador de Caracas). Desde la capital dominicana escribió el 28 de mayo de 1546 comunicando su llegada y su deseo de salir próximamente pera Venezuela. El primer gobernador español de Venezuela, pues lo era, desembarcó en Coro el 11 de junio de 1546. Tres días después pregonó el juicio de residencia contra los Welzer ante el escribano Ramos de Arganaras, y tomó posesión del cargo de gobernador de la provincia. El 17 de junio presentó el interrogatorio para los testigos, compuesto de cuarenta y seis preguntas, que habían sido elaboradas en 1541 por el fiscal Villalobos en una investigación realizada en España, más otras tres que había añadido por su cuenta. El 30 de junio nombró a Juan de Eldúa alguacil mayor y promotor fiscal y en julio presentó el juicio que iba a seguir contra Juan de Carvajal, que había cometido varios desafueros, como desconocer la autoridad de Frías y ajusticiar en mayo de 1545 a Bartolomé Welzer, Diego Romero y Gregorio Plasencia. Pérez de Tolosa reunió a las autoridades de Coro y les pidió recursos para poder apresar al encausado, que estaba en Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de El Tocuyo. Le dieron algunos hombres, pocos, con los que salió en busca del reo. El amanecer 25 de agosto llegó a los arrabales de la ciudad donde encontró a Carvajal (poco después a su teniente Juan de Villegas) y lo apresó. Fue juzgado y sentenciado a muerte, después de ser arrastrado por un caballo. Este castigo cruel lo confirmó Froylán de Rionegro, quien añadió que se le ahorcó en la rama de un árbol el 17 de septiembre de 1546.

Oviedo y Baños aseguró lo mismo “que después de arrastrado por las callas más públicas de la ciudad, fuese ahorcado en la misma ceiba que había sido teatro de sus injusticias; y aunque por parte del reo se apeló para el Consejo, y por la de algunos caballeros se interpusieron ruegos, estuvo Tolosa tan firme en su resolución que, atropellando por todo, ejecutó la sentencia”. El juez confiscó su hacienda para el Rey.

Sobre esta ejecución se ha discutido mucho, ya que el juez de residencia se excedió en sus atribuciones, y de aquí que Oviedo y Baños escribiera que “atropellando por todo, ejecutó la sentencia”. Desde luego que la ejecución de la pena era competencia de la Audiencia de Santo Domingo o del Rey, pero Pérez de Tolosa escribió al Monarca el 25 de octubre de 1545 dándole cuenta de la ejecución, lo que parece indicar que se le habían dado previamente instrucciones al respecto, ya que no se le objetó nada. Juzgó también a Juan de Villegas, segundo de Carvajal, que había sido condenado por Frías, pero éste salió libre de cargos el 25 de noviembre de 1546, tras comprobarse que no tuvo intervención en los excesos de Carvajal.

Sólo tuvo un mes de arresto y la pena de pagar una multa de 20 pesos de oro para la Cámara Real. Pérez de Tolosa envió al Rey el 11 de octubre de 1546 el resultado de los interrogatorios que se habían hecho a los testigos, pero la sentencia del Consejo de Indias no se dio hasta el 13 de abril de 1556.

Tras cumplir su cometido de juez, emprendió el de gobierno y poblamiento. Lo inició mandando a Diego de Losada a buscar la fuerza de sesenta hombres que Carvajal había enviado a descubrir los valles de Umúcaro con el capitán Juan de Ocampo. Fue una misión sencilla, pues Ocampo se avino a regresar a El Tocuyo, reconociendo la autoridad de Pérez de Tolosa.

El gobernador nombró el 6 de abril de 1547 a Juan de Villegas como teniente general y alcalde mayor y a Bartolomé García por gobernador de la ciudad de Coro y dispuso que ambos regresaran a Coro con treinta hombres, y se dirigieran luego hacia la Borburata, mientras que otra partida, mandada por su hermano Alonso Pérez de Tolosa y Diego de Losada, hacía un reconocimiento de las Sierras Nevadas para explorar las tierras andinas. Ambas empresas estaban relacionadas con la búsqueda de posibles emplazamientos de población. El teniente Juan de Villegas partió hacia el puerto de la Borburata en noviembre de 1547 con cuarenta soldados y se dirigió hacia el puerto. En el camino, sobre todo en Quibor, fue tomando indios a los que obligó a ser sus cargueros. El 24 de diciembre de 1547 descubrió la laguna de Tacarigua y siguió hacia la costa, donde levantó el acta de fundación de Nuestra Señora de la Concepción de Borburata el 24 de febrero de 1548, regresando luego a El Tocuyo. Parece así que aunque levantó el acta fundacional, no efectuó dicha fundación, que se pospuso hasta 1549, después de haber muerto el licenciado Pérez de Tolosa.

En cuanto a la partida dirigida por Alonso Pérez de Tolosa, salió en febrero de 1547 con cien soldados.

Llegó hasta los llanos de Cúcuta y pasó por las montañas del Táchira. Morón dice que esta expedición buscaba abrir un camino entre Venezuela y el Nuevo Reino de Granada, cosa bastante probable. Regresó a El Tocuyo en febrero de 1549. Rionegro afirma que esta entrada la hicieron buscando el valle de “micer Ambrosio por haber estado en él, que decían ser rico, y no acertaron con él; y vinieron al cabo de dos años muy desbaratados y perdidos”. El valle de Micer Ambrosio fue donde murió Ambrosio Alfinger a causa de una emboscada indígena el 31 de mayo de 1533, y corresponde seguramente al valle de los Chinácota, donde más tarde se fundó la ciudad de Pamplona. De no haberse perdido la partida podría haber fundado esta ciudad, aunque usualmente se ha aceptado que su objetivo era rastrear el mito de El Dorado. Rionegro escribió: “Y después de esto nunca más hicieron entradas los conquistadores, sino poblado y descubrir minas y criar ganados”. Dijo bien, pues efectivamente la época de las enormes entradas tras utópicos mitos dorados había pasado ya. Lo demostró el propio gobernador Pérez de Tolosa cuando ratificó las encomiendas dadas en El Tocuyo por su antecesor Juan de Carvajal en 1545 (al fundar dicha población), hecho con el cual se inició realmente el régimen económico de la encomienda en Venezuela, como ha señalado Arcila Farías. Otro aspecto importante para arraigar a los pobladores fue el fomento de la industria de tejidos.

Pérez de Tolosa quiso aprovechar los campos de algodonales y la habilidad de los indígenas en el hilado y tejido, creando los primeros telares de El Tocuyo.

En esta población se hizo el famoso lienzo Tocuyo, que llegó a ser reconocido en Europa.

Pérez de Tolosa pensó que su mandato de dos años estaba próximo a expirar y escribió una Relación de las tierras y Provincias de la Gobernación de Venezuela, en 1546, que es la más antigua que se conoce sobre este territorio. La Corona estaba muy satisfecha con su actuación y decidió 28 de enero de 1547 prolongarle el mandato por tiempo indefinido. El gobernador creyó entonces llegado el momento de ocuparse del tercer gran problema que había promovido su nombramiento, que era el del buen tratamiento y supresión de la esclavitud de los indios, tal como lo habían establecido las Leyes Nuevas de 1542. Para esto tenía una comisión despachada por el Consejo de Indias el 5 de junio de 1546, en cumplimiento de la cual debía ir a la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, en Río de la Hacha, con objeto de averiguar el trato que se daba a los indios de las pesquerías de perlas, así como poner remedio a los abusos contra los naturales y contra los quintos que se defraudaban a la real hacienda.

Viajó allí y murió cumpliendo este trabajo en diciembre de 1548, según se ha sostenido tradicionalmente.

No obstante, el deceso debió producirse después, pues el 7 de enero de 1549 Pérez de Tolosa dio una sentencia como visitador en la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios prohibiendo emplear indios en las pesquerías de perlas, en conformidad con el capítulo 24 de las Leyes Nuevas. El escribano de dicha población dio fe de la sentencia con estas palabras que son quizá el mejor epitafio que puede colocarse en la sepultura del visitador: “Otro sí, que debo de mandar y mando que en la dicha pesquería no se metan indios libres contra y fuera de su voluntad, ni se meta nuevamente de aquí adelante indio alguno, aunque sea esclavo, habido y tenido por justo título y conforme a las provisiones de S. M., por cuanto se averigua que el oficio de la saca de las dichas perlas es muy peligroso y han muerto muchos en los principios, y por evitar los dichos peligros mandó que so pena de muerte y perdimiento de bienes, que ninguno sea osado de meter los dichos indios nuevamente en el sacar de las dichas perlas; y si algún canoero o persona particular metiere algún indio sin sabiduría de su dueño, que por el mismo hecho, aunque no se haya seguido muerte de indio, le sean dados cien azotes públicamente y los bienes le sean tomados para la Cámara y fisco de S. M., y si su dueño lo hubiere mandado, caiga e incurra en la dicha pena de muerte y perdimiento de bienes... La cual dicha sentencia y capítulos suso incorporados se pronunciaron por el dicho señor juez, por ante mi el dicho escribano, en la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, en siete días del mes de enero de mil y quinientos y cuarenta y nueve años” (Friede, Documentos para la Historia de Colombia, t.

IX). Posiblemente Pérez de Tolosa murió a los pocos días de dar esta sentencia en ese mismo mes de enero de 1549 y en la ciudad de Los Remedios de Riohacha.

Le sucedió Juan de Villegas (1549-1553).

 

Bibl.: J. de Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela, Madrid, Luis Navarro Editor, 1885; F. Froilán de Rionegro, Relación de diferentes gobernadores nombrados con destino a Venezuela desde 1530 a 1555 con expresión de sus principales hechos, La Coruña, 1926; A. Perera, El Tocuyo conquistado y conquistador, Caracas, Tipografía Coromoto, 1943; Hermano Nectario María, El Tocuyo: ciudad providencial, Barquisimeto, 1945; Cuarto centenario de la fundación de El Tocuyo: acuerdos, documentos y publicaciones, Caracas, Junta Pro-Tocuyo, 1946; C. Felice Cardot, Crónica y desarrollo de El Tocuyo, Barquisimeto, Fundación Eugenio Mendoza, 1952; F. P. Simón, Noticias historiales de la conquista de Tierrafirme en las Indias Occidentales, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1953, 7 ts.; F. P. de Aguado, Recopilación Historial, Bogotá, Empresa Nacional de Publicaciones, 1956; J. Friede, Documentos inéditos para la Historia de Colombia, t. IX, Bogota, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 1957, págs. 294-297; Hermano Nectario María, Historia de la fundación de la Nueva Segovia de Barquisimeto, Madrid, Instituto Diego de Colmenares, 1967; C. Bujanda Yépez, Crónica de la ciudad madre, El Tocuyo, Colegio de Abogados del Estado Lara, 1969; Monografía de El Tocuyo en el cuarto centenario de su fundación, 1645-1945, Caracas, 1970; G. Morón, Historia de Venezuela, La estructura provincial, Caracas, Italgráfica, 1971; J. Humbert, La ocupación alemana de Venezuela en el siglo XVI, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1983; E. Troconis de Veracoechea, Historia de El Tocuyo colonial, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1984; VV. AA., Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, Fundación Polar, 1988, 3 vols.; P. J. Perdomo, El Tocuyo: rastros y hechos, Caracas, Fondo Editorial IPASME, 1992.

 

Manuel Lucena Salmoral