Serrano, Juan. Riaza (Segovia), s. m. s. xiv – Guadalupe (Cáceres), 2.XI.1444. Jerónimo (OSH), prior de Guadalupe.
La Orden de San Jerónimo, todavía dentro del primer siglo desde su fundación fue colmada de incesantes bendiciones dentro de la Península Ibérica. Este es el caso del cuarto prior del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, fray Juan Serrano, nacido en Riaza, actual provincia de Segovia, que desempeñó la prelatura del cenobio, santuario mariano, sede y señorío temporal de mero y mixto imperio. Pertenecía al noble linaje de los Contreras y fue sobrino de su homónimo Juan Serrano, obispo de Segovia y después de Sigüenza, cuarto prior del santuario en la época secular o diocesano, antes de la regencia de la Orden Jerónima.
Hombre de excelente formación cultural y religiosa, estudiante en Bolonia y en París, docto en ambos Derechos, Canónico y Civil, y sobre todo, hombre recto de notable vida contemplativa.
Antes de su ingreso en la Orden de San Jerónimo, obtuvo y desempeñó los cargos de tesorero de la Catedral de Toledo y abad de la iglesia de San Vicente, con las encomiendas recibidas de Benedicto XIII, el papa Luna y del rey Juan II de Castilla, quienes tuvieron con él honda amistad y le encomendaron asuntos notables de la Iglesia y del reino. Desempeñó también el cargo de vicario general de la archidiócesis primada de Toledo y fue embajador del Papa en Roma, para la solución de asuntos difíciles de la Orden Jerónima.
Como fiel hijo de la Orden, la defendió y amparó con todas sus fuerzas y “deshizo las novedades —en expresión del historiador Diego de Écija— que contra ella intentaba el doctor fray Lope Olmedo, que después fue padre y fundador de la Orden de los “Isidoros” en España y de los Ermitaños de San Jerónimo en Italia.
Cuando ya era maduro en edad determinó huir del mundo, renunciando a las comodidades y dignidades.
Llevado de tan buenos propósitos, ingresó en el Monasterio de Guadalupe, célebre por la devoción mariana y santidad de sus hijos y, en consecuencia vistió el hábito jeronimiano. Dentro ya del santuario extremeño fue modelo perfecto de humildad, de fraternidad y de oración contemplativa. Muy pronto los monjes, contraviniendo la voluntad de Serrano, le eligieron prior del monasterio en 1429 y cumplió a la perfección como lema de su vida la consigna evangélica: “El que es mayor entre vosotros este sirva a los demás”.
Este hombre de Dios, dos veces elegido prior: 1429- 1432 y en 1444, murió en Guadalupe, el 2 de noviembre de este mismo año, seis meses después de su última elección prioral. “Finó nuestro padre Juan Serrano, un día después de Todos los Santos, en el año susodicho, preste”, según refiere el códice 60 del archivo conventual. Está sepultado en el claustro mudéjar entre los priores.
Fuentes y bibl.: Archivo del Monasterio de Guadalupe, leg. 54, Documentación sobre fray Juan Serrano; Códice 12, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, fols. 282r.- 289v.; Códice 13: Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, fols. 427-436 r.; Códice 61, Necrologio de monjes (1660-1747), fols. 212v.-213r.
G. de Talavera, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, Toledo, 1597, fols. 63r.-66v.; E. Orche, Instrucción de un pasajero para no errar el camino, Madrid, 1697, págs. 466-467; G. Rubio, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe, Barcelona, Ediciones Studium, 1926, págs. 86-88: J. de Sigüenza, Historia de la Orden de San Jerónimo, vol. II. Valladolid, Junta de Castilla y León, 2000, págs. 495-498.
Sebastián García Rodríguez, OFM